Consulado de Valencia era un jolgorio de engaños y amantes

El cónsul uruguayo en Valencia, Gustavo Schiavo, fue sumariado y separado del cargo por varias irregularidades que van desde el otorgamiento irregular de visas hasta el acoso a una funcionaria del consulado, informaron a El Observador fuentes de Cancillería. El canciller Luis Almagro lo obligó a regresar a Montevideo y designó como sustituta a la diplomática de carrera Marion Blanco, quién asumirá en los primeros días de noviembre.

La primera denuncia por las irregularidades cometidas por el cónsul la recibió el embajador de Uruguay en España, Francisco Bustillo. El diplomático envió los antecedentes a Montevideo. La Cancillería abrió una investigación que derivó luego en el sumario administrativo con separación del cargo.

Cuando se le notificó a Schiavo, en setiembre, se le dieron 24 horas para volver a Uruguay. El sumario que está en proceso, es dirigido por el procurador Daniel Rognoni, con fama de muy riguroso. Rognoni es funcionario de carrera y se desempeña en el Departamento de Asuntos Jurídicos de la cancillería uruguaya.

La primera irregularidad que motivó el inicio del sumario fue que se probó que otorgó unas 15 visas a ciudadanos chinos para radicarse en Uruguay. A esto se suma el antecedente de que en su anterior destino, Corea, había sido investigado por hechos similares aunque no se le pudo probar nada. Además, la persona con la que se relacionó en Corea es la misma con la que hizo los trámites en Valencia para los ciudadanos chinos. El sumario intentará descubrir por qué motivo las otorgó si no correspondía y si hubo pago de por medio.

El otro hecho que se indaga en su sumario es una denuncia de acoso formulada por una funcionaria uruguaya del consulado de Valencia, con quien Schiavo se relacionó sentimentalmente. De allí surgieron otras irregularidades que se constataron.

El cónsul llegó a tener dos casas y por medio de maniobras las hizo figurar como una única vivienda para lograr que cancillería se hiciera cargo del 70% del alquiler de ambas. Lo que corresponde es que el ministerio pague el 70% de la vivienda en la que vive el diplomático.

Más adelante, cuando la mujer rompió el vínculo sentimental, la despidió. Según relató el informante luego de una discusión que mantuvieron, una noche, cuando ella conducía su vehículo, Schiavo la embistió con el suyo. La mujer hizo la denuncia policial y las autoridades españolas informaron que si el diplomático seguía en Valencia darían cuenta a la justicia española. Los diplomáticos sólo tienen inmunidad cuando se trata de asuntos inherentes a la función que deben ser denunciados a la jurisdicción nacional pero no tienen inmunidad frente a delitos comunes.

Además, la funcionaria inició acciones legales ante la Justicia española por despido arbitrario y la Cancillería entabló negociaciones con la trabajadora, a quién le ofreció volver al trabajo.

Preso en España o en Uruguay
Una fuente de la Cancillería dijo a El Observador que cuando regresó preguntó muy molesto al director general de Relaciones Exteriores, Gustavo Álvarez, a qué se debía la orden de regresar. Según la fuente, el jerarca le respondió con una pregunta: “¿Dónde preferís estar preso, en España o en Uruguay?”.

Si se prueban los hechos que se investigan, el otorgamiento de visas irregulares podría derivar en denuncia penal. Además, la Cancillería puede enfrentar un juicio laboral por la trabajadora despedida.

El 10 de abril de 2014, el presidente José Mujica había firmado una resolución otorgando a Schiavo una prórroga en sus funciones. El cónsul estuvo dos años y medio en Seúl y otros dos años y medio en Valencia, con lo que el 13 de octubre completaba cinco años en el exterior y debía retornar. La prórroga otorgada por Mujica lo mantendría en España hasta el 13 de enero de 2015.