Coronavirus golpea en demanda y precios de lo que Uruguay exporta a China

Luego de que en diciembre se desaceleraran las ventas de carne vacuna a China, todas las esperanzas estaban depositadas en que con los festejos del año nuevo lunar los stocks acumulados de carne se redujeran y se reactivara la demanda. Pero la aparición del coronavirus lo cambió todo.

En la última semana de enero las ventas de carne vacuna de Uruguay a China se redujeron a la mitad respecto a igual semana del año pasado. Se enviaron 1.958 toneladas peso embarque por un total de US$ 9 millones, contra las 4.281 toneladas de igual semana de 2019 por un total de US$ 18 millones, según los datos de la Dirección Nacional de Aduanas.

En enero, las exportaciones de carne vacuna a China alcanzaron registros mínimos en dos años y medio en volumen y de un año y medio en facturación: 11.267 toneladas por un total de US$ 53,5 millones.

En diciembre el gigante asiático puso freno a las compras de carne vacuna, debido a un gran stock y el precio de exportación cayó. En enero promedió US$ 4.750 por tonelada peso embarque, una caída de US$ 800 (14%) por tonelada respecto al récord histórico de US$ 5.541 de diciembre. Esto llevó a algunos compradores a renegociar los precios de los envíos de carne importada que ya estaban en el agua y otros directamente cancelaron contratos.

Por lo pronto, el precio del ganado gordo se derrumbó desde US$ 4,40 a US$ 3,60 por kilo de carcasa de novillo y es impredecible un precio piso, excepto por el hecho de que –por la fuerte exportación en pie de años anteriores– la oferta de ganado gordo es muy baja.

De modo similar el precio del cordero bajó de US$ 4,10 a US$ 3,80 por kilo.

Juan Lema, broker de carnes y director de Agromeals, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que “desde que comenzó el año nuevo –24 de enero– el mercado está absolutamente parado. Los importadores chinos manifestaron preocupación, solicitaron más días libres en el puerto por la mercadería que va en viaje y se prevén dificultades en el movimiento de contenedores porque de continuar esta epidemia estará más restringido el transporte y los servicios”.

Se estima que una vez pasada la crisis sanitaria –al igual que cuando sucedió el problema del virus SARS– la demanda por carne reaparecerá. Previo al coronavirus se esperaba que en febrero o marzo  se recuperara la demanda, pero habrá que esperar un tiempo más. “Nadie pone en discusión que China no va a dejar de comprar carne. Pero para poder hacer caja tiene que liberar el stock, que es cuantioso y la gran duda es en cuánto tiempo se normalizará esta situación”, explicó el broker.

“Los precios pagos por China por carne vacuna pueden seguir bajando, pero lo fundamental es que el mercado se restablezca para volver a encontrar el equilibrio con menores precios. Hoy el que está en la situación de mayor desventaja es el industrial: con ganado comprado a precios altos, un elevado stock de carne a esos valores y mucha dificultad de poder activar el negocio”, explicó Lema.

Por su parte, Antonio Ochoa, vicepresidente de Rj O’Brien para América Latina, dijo a Blasina y Asociados que es un hecho que va a haber un freno temporal en las ventas de Uruguay al gigante asiático.

“El descenso del consumo a largo plazo será proporcional a la cantidad de muertes que provoque la enfermedad y se espera que no sea afectado en mayor medida. Pero en el corto plazo la demanda si se verá afectada”, explicó.

Desde Francia, Nils Beaumond, consultor de Gira Consultancy & Research, dijo a Blasina y Asociados que “la epidemia probablemente no ha alcanzado aún su punto máximo y cada día las noticias son más preocupantes. La enfermedad ya se ha cobrado más vidas que el SARS en 2003 (425 muertos y 20.438 infectados por coronavirus, según la Oorganización Mundial de la Salud) y el pánico se está apoderando gradualmente. En el sector de la carne, el año 2020 se presentaba muy positivo para todos los países proveedores y en todas las carnes a causa de la peste porcina africana. Sin duda, será necesario revisar estas proyecciones, porque la demanda de importaciones disminuirá, así como la capacidad de aumentar los precios para asegurar la oferta”.

Impactos en otros productos

A las menores compras de soja por parte de China, a raíz de la fiebre porcina africana de los cerdos, se suman los temores por la propagación del brote de coronavirus en ese país.

Luego de nueve descensos diarios consecutivos en Chicago, mostró una leve recuperación (de un dólar), a US$ 333 la tonelada. En el mercado local los valores ya se recuestan sobre US$ 305 por tonelada. Desde el 14 de enero –previo a la firma del acuerdo fase uno entre China y Estados Unidos– el futuro julio de soja ya cae más de US$ 15 por tonelada o 4,4%.

El coronavirus también golpeó al mercado lanero en Australia y demorará su estabilización. Fue una semana especial la que pasó, con un bajo nivel de comercialización con todas las especulaciones sobre cuándo se normalizará la actividad en el mercado chino. En el primer día de remate se dio un derrumbe de los valores con un porcentaje de comercialización de solamente 63%. El Indicador de Mercado del Este (IME) terminó en US$ 10,43 por kilo base limpia retrocediendo 3,6% en la semana.

También los precios de los lácteos fueron afectados por el coronavirus. En la subasta del 4 de febrero de Fonterra el precio de la leche en polvo entera –que tiene a China como principal comprador– cayó un 6,2% respecto a la licitación de mediados de enero, a US$ 3.039 la tonelada, el nivel más bajo desde agosto del año pasado. El promedio general de los lácteos cayó un 4,7% a US$ 3.226 la tonelada.

El brote se produjo en un momento en que el entorno parecía favorable para los productos lácteos, con una producción limitada en Oceanía que actuaba para respaldar los precios que venían firmes desde mediados de 2019.

Martín Berrutti, gerente comercial de Estancias del Lago, dijo a Blasina y Asociados que “China es el mayor comprador de leche en polvo entera a nivel mundial, con aproximadamente 600.000 toneladas anuales. Indudablemente que cierta afectación a la demanda ocurrirá, pero el impacto es imposible de cuantificar. Debemos ser cautos, tomar decisiones comerciales de forma segura,  para mitigar estos impactos”, explicó.

No todas son malas noticias

Pero no todas son malas noticias. La carne vacuna no tiene nada que ver con lo sucedido y apenas aparezca la vacuna para la enfermedad, las condiciones estructurales de crecimiento de la demanda volverán a manifestarse. Los frigoríficos exportadores brasileños incluso aseguraron que lo sucedido generará más exportaciones posteriormente, ya que el origen de la enfermedad se presume está en un mercado informal donde se venden carnes de animales silvestres.

El presidente ejecutivo de BRF, Lorival Luz, en Sao Paulo indicó que la epidemia podría impulsar las ventas de productos cárnicos congelados y procesados en China “por razones de seguridad alimentaria”.

“Recuerde que el virus supuestamente comenzó en un mercado en China donde se vendían animales vivos”, dijo. “Todos los productos cárnicos congelados y procesados de BRF pasan por controles de seguridad alimentaria en Brasil antes de ser exportados a todo el mundo”, añadió.

Fernando Lugris, embajador de Uruguay en China, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que “todo indicaría que en 2020 la demanda de carnes puede llegar a crecer un 40%. Va a haber una recuperación en los precios y seguramente se pueda volver a precios que sean mejores que los de 2018”.

Un virus en los cerdos nos catapultó como abastecedores. Otro virus golpea a la demanda y nos pone en problemas no solo en la carne. La lana, los granos, los lácteos y todos los productos que exporta Uruguay sean alimentos o textiles entraron en un período incierto.

Para saber

La cifra

150 mil vacunos se faenaron en enero de este año, con una caída estrepitosa. La de enero es la más baja de este siglo, menor aún que en enero de 2001, cuando la fiebre aftosa había llegado a Artigas y amenazaba al país entero. Hay que remontarse a enero de 1999 para llegar a una faena tan baja como la de enero de 2020. En enero de 2019 fueron 200 mil.

Producción: Cecilia Ferreira y  Cecilia Pattarino