"La verdad, ando más o menos", respondió Álvaro González (54) del otro lado del teléfono cuando se le pregunta cómo está. Es que el uruguayo, que había viajado a Boston especialmente para correr la maratón de la ciudad, fue testigo de lo que para el FBI es un atentado terrorista, que dejó como saldo al menos dos muertos y más de 80 heridos.
González relató que se encontraba a unos escasos 500 metros de la llegada cuando ocurrieron las detonaciones. Su esposa Graciela y sus dos hijos, Jimena (30) y Federico (29), lo esperaban un poco más adelante. Jimena es piloto comercial y vive en Panamá, mientras que Federico había ido a visitar a unos amigos que estudian en Harvard. "Hicimos una reunión en Boston con la maratón. Son esas cosas", dijo. Junto a ellos se encontraba la esposa de Daniel Saps, amigo de González y otro de los uruguayos que disputaron la prueba.
"Calculá que una maratón son 42 kilómetros 100 metros. Mi Garmin (GPS) se detuvo en 41 kilómetros 450 metros y bueno, me faltaban cuatro minutos para llegar. Lo horrible digamos fue que mi esposa y mis hijos me estaban esperando. Por suerte no estaban en la llegada. Estaban en una curva que habíamos quedado en encontrarnos. Entonces ellos estuvieron, de la segunda explosión, a 100 metros. Y fue un caos tan grande que bueno, cuando me esposa vio eso con mis hijos, digamos, el susto te podrás imaginar lo que fue. No se sabía lo que era: Si había sido un atentado, si había sido algo que había caído, porque tampoco lo veían, digamos. Y bueno, mi esposa con la esposa de otro amigo que también estaba corriendo, salieron para atrás a ver si me encontraban. Y tuvimos la suerte que nos encontramos enseguida, prácticamente. Entonces para mí fue una tranquilidad", relató.
González explicó que ni siquiera oyó las explosiones, ya que venía cansado y ensimismado en la prueba, con ganas de llegar a la meta. Inclusive, relató que durante la prueba fue al baño dos veces; de no haber ido, hubiera estado mucho más cerca de la llegada.
"De repente nos detienen y pensamos: 'habrá sido un accidente o algo'. Y bueno, gracias a Dios, mi esposa me encontró enseguida. Eso para mí es lo más importante. Todo lo demás no lo entendés. No sabés para lo que es para los americanos. Es algo increíble. Decenas de ambulancias, un despliegue increíble. Uno, como uruguayo, lo ve con una distancia. Para ellos es horrible. Es como que les pongan un revólver en el pecho. Reviven todos los atentados del 11 de setiembre, todo el despliegue. Es difícil de narrar", relató.
"Lo que te quiero decir es que es una diferencia tan finita, cuatro minutos. Gracias a Dios está todo bien, eso es lo más importante. Lo de la maratón bueno, es una anécdota y nada más", agregó.
Tras la maratón, González y Saps iban a volar a China. Los aeropuertos de la zona están operativos, pero a González eso poco le importa: "Tampoco me iría aunque estuviera abierto. No me separo de mi familia ni soñando", aseguró.
Las fotos las envió desde Boston el hijo de Álvaro González, Federico
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