Leonardo Carreño

Cuántas bancas del Senado necesita Talvi para llegar al balotaje

Queda claro que Ernesto Talvi va por lo votos centristas del Partido Independientes y sectores astoristas

Tiempo de lectura: -'

07 de agosto de 2019 a las 05:03

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Una de las preguntas más importantes de cuantas quedaron abiertas después de la elección primaria es en qué medida la renovación radical de la candidatura presidencial del Partido Colorado (de Pedro Bordaberry a Ernesto Talvi: otro apellido, otro perfil, otro discurso) es suficiente para que el viejo partido de la Defensa, ahora sí, logre desplazar al Partido Nacional del segundo lugar en la elección de octubre.  Para pasar al balotaje los colorados precisan duplicar su votación de hace cinco años. Para vislumbrar cómo, concretamente, podrían hacerlo, es conveniente cambiar el nivel de análisis y observar más de cerca la competencia por la representación en el Senado. Hace cinco años los blancos conquistaron diez escaños en la Cámara Alta y los colorados cuatro. Uno de los senadores colorados electos abandonó el partido para plegarse al proyecto de Edgardo Novick. De todos modos, para facilitar el análisis y con algo de generosidad, podemos asumir que el “piso” de los colorados son esos cuatro senadores del 2014.

Dada su extensa participación en el debate público desde CERES, hace tiempo que los uruguayos conocemos las convicciones de Talvi. Su estrategia electoral, desde mi punto de vista, coincide a la perfección con ellas. El nuevo candidato colorado apunta a captar electores centristas que apoyaron a otros partidos en la elección de 2014. El más amenazado, hoy por hoy, es el Partido Independiente. Siempre que ha tenido la oportunidad de actuar como legislador, Pablo Mieres ha demostrado su dedicación y su capacidad. Durante estos años en el Senado ratificó su solvencia. Sin embargo, el sorprendente fracaso de la coalición La Alternativa, la creciente polarización que signa la campaña electoral de este año y la irrupción de la candidatura de Ernesto Talvi en el Partido Colorado, han terminado generando un escenario muy difícil para su reelección como senador. No es imposible. Pero, hoy por hoy, tomando en cuenta lo que señalan las encuestas, no es nada sencillo. Si los colorados lograran conquistar la banca de los independientes llegarían a cinco senadores. No es suficiente para pasar al balotaje.

Ernesto Talvi va también por votos de frenteamplistas de centro-izquierda. El astorismo ya sufrió una sangría importante en la elección pasada. En 2009 había obtenido cinco senadores. En 2014 perdió dos de ellos. En octubre de este año competirán por esos tres senadores al menos cuatro listas frenteamplistas encabezadas respectivamente por Danilo Astori, Rafael Michelini, Mario Bergara y Álvaro García. Me parece muy poco probable que el “astorismo” pierda completamente su representación en el Senado. Dicho de otro modo, los más moderados del Frente Amplio deberían poder retener al menos un senador. Es notorio que Daniel Martínez está haciendo un esfuerzo visible por virar hacia el centro. Los frenteamplistas, además, están empezando a criticar al candidato colorado presentándolo como “neoliberal”. En este escenario, ¿cuántas de las bancas “astoristas” lograría conquistar Talvi? Supongamos que logra una performance extraordinaria y conquista dos las tres en disputa. Sumadas a las cuatro del “piso” y a la que podrían obtener con electores del Partido Independiente estamos en siete. Sigue sin ser suficiente.

Pasar de cuatro a siete senadores no es nada sencillo. Pero para desplazar al Partido Nacional del segundo lugar, el Partido Colorado todavía precisa un esfuerzo más. Talvi, por tanto, se las tiene que ingeniar para conquistar otro senador a partir de votantes blancos de 2014. El sector de Luis Lacalle Pou está perfectamente blindado. Obtuvo una excelente votación en la elección primaria, articuló exitosamente la fórmula presidencial (contra todo pronóstico) la noche de la elección primaria, sorteó la prueba de armar las listas para octubre, y trasmite todo el tiempo aplomo y serenidad. Por tanto, las bancas que Talvi puede aspirar a disputar no son las seis obtenidas en su momento por el sector de Lacalle Pou, sino las cuatro de la fracción Alianza Nacional liderada por Jorge Larrañaga.

Como es sabido, este sector sufrió durante los últimos años la escisión de dos de sus senadores electos. Verónica Alonso optó por apoyar a Juan Sartori (y logró una excelente votación el 30 de junio). Sergio Botana es uno de los protagonistas centrales de la “rebelión de los intendentes”. Este sector, luego de apoyar la precandidatura presidencial de Enrique Antía, ha llegado a un acuerdo electoral con la lista 71 (que representa al herrerismo tradicional). Dados estos movimientos, ¿cuántas de sus senadores podrá retener Larrañaga? Supongamos, otra vez, al mero efecto de hacer algunas cuentas, que Alianza Nacional conserva dos de sus cuatro bancas (que nadie se enoje: no es un deseo ni una profecía). Supongamos que Sartori logra obtener una de las dos restantes. Si este razonamiento fuera correcto, a Talvi le quedaría una y solamente una bala en la recámara. Debería poder conquistar una de las bancas de las dos que podría perder el sector Alianza Nacional (insisto, haya paz: todo en condicional).

Si mis cuentas son correctas, para pasar al balotaje el Partido Colorado precisa obtener como mínimo ocho senadores. Cuando Talvi insiste con sus críticas al Frente Amplio por su posición ante el régimen chavista, cuando pone en el centro de su discurso la educación y la fractura social, cuando dice que en términos ideológicos está más cerca de Daniel Martínez que de Guido Manini Ríos, cuando excluye hasta nuevo aviso a Edgardo Novick de una posible coalición de gobierno, va claramente por los votos centristas del Partido Independiente y a la caza de electores astoristas frustrados. Cuando pone el acento en que “nuestro petróleo es el campo”, cuando critica a Juan Sartori, va por las bancas obtenidas hace cinco años por Larrañaga.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.