Prensa Paraguay

Definitivamente, un lastre

Lo importante es abrirse al mundo con el Mercosur, si este se aviene, o sin el Mercosur, si se sigue negando; el futuro de Uruguay depende mucho de esa apertura

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24 de julio de 2022 a las 05:00

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Después de la reciente cumbre de presidentes y cancilleres del Mercosur en Asunción, donde no se pudo llegar a un acuerdo para introducir el concepto de “flexibilización” en la declaración final, sobre todo por la oposición de Argentina, es claro que el Mercosur es un lastre para Uruguay.

Y es claro que el mayor lastre viene de Argentina, un país con un ADN super proteccionista. Aunque también llama la atención la renuencia paraguaya a esta modernización, que en mucho le favorecería y en poco le perjudicaría, dado que tiene escasa industria nacional. Brasil es otro capítulo. El Ministerio de Economía baja la conducción de Paulo Guedes ve la modernización y apertura comercial con buenos ojos; Itamaraty no tanto. Pero Itamaraty es lo permanente y Paulo Guedes es lo transitorio. Probablemente hasta fin de año.

Alberto Fernández esta preocupado porque en el hemisferio norte “hay una guerra”. Parece algo surrealista que haya una guerra y no se detenga a pensar por qué ocurrió ni cómo puede terminar. Y se queja de ella como quien se queja del mal tiempo. Y dice que mientras en el norte vuelan misiles, aquí en el sur vuela el hambre. Como si la guerra nos hubiera perjudicado precisamente a los que tenemos energía y alimentos, cuya escasez y suba de precio es un daño colateral de la guerra.

Es la misma visión sesentista del “deterioro de los términos de intercambio” solo que ahora nosotros somos los favorecidos. Pero igualmente sirve para entonar el tango triste de que tenemos que protegernos y cerrarnos. Afortunadamente y con mucha altura, el presidente Luis Lacalle Pou le contestó que para proteger a nuestro país y a nuestra gente (y eso debería poder aplicarse a todos los países del Mercosur) deberíamos abrirnos al mundo y buscar más comercio. De ahí, concluyó nuestro presidente, la necesidad de impulsar solos o acompañados tratados de libre comercio con otros países y regiones, y que lo de China solo era el comienzo.

Fernández volvió con la idea de por qué no negociar el Mercosur con China, que así habría más espalda. Lo que no dijo Fernández es que una negociación del bloque sería permanentemente trancada o dilatada por quienes no quieren tratados de libre comercio.

Pero Uruguay necesita avanzar. Necesita abrirse más. Necesita hacer acuerdos, con o sin el Mercosur. Argentina podrá seguir viviendo en su perpetua crisis, de la que en estos días estamos viendo un capítulo más con desenlace conocido. Brasil tiene tamaño para jugar en otras ligas e incluso para declararse insólitamente “neutral” ante la invasión de Rusia a Ucrania y de ofrecerse como mediador. Paraguay tiene un fluido comercio con Brasil y es un activo exportador de materias primas, pero le falta mucho desarrollo social.

Uruguay está jugado a abrirse al mundo para crecer en forma sostenida. En las dos primeras décadas de este siglo hemos tenido como nunca viento de cola en nuestros principales productos de exportación y hemos tenido algo que difícilmente se repita: la instalación de tres gigantescas plantas de celulosa –casi una cada cinco años– con la inversión que traen consigo y que han permitido elevar significativamente los niveles históricos de inversión del país. Pero seamos conscientes de que se ha dado una coyuntura muy favorable que no tiene por qué repetirse. Es preciso construir sobre bases más sólidas y permanentes. Y para ello, además de encarar la reforma crucial de la educación es preciso encarar la inserción internacional, que es un debe grande del Uruguay. La geografía no podemos cambiarla y hay que aprovecharla en todo lo posible. Pero la inserción internacional no depende de la geografía. Depende de nuestra decisión y hace bien el presidente en procurar la mayor apertura posible. Hoy por hoy está la posibilidad de China. Entraña riesgos por las contrapartidas que pedirá. Será preciso negociar muy bien y tener en cuenta aquellos aspectos que afecten a la seguridad nacional, así como evitar quedar rehenes de proyectos grandiosos de infraestructura, como les ocurrió a Ecuador y a Sri Lanka, donde el financiamiento chino marcó las condiciones de los proyectos que finalmente fracasaron.

De experiencias propias y ajenas hay que aprender para no caer en los mismos errores. Pero lo importante es abrirse al mundo con el Mercosur, si este se aviene, o sin el Mercosur, si se sigue negando. El futuro de Uruguay depende mucho de esa apertura. Y hay que evitar que el lastre de algo que quiso ser muy ambicioso y terminó en una zona de libre comercio imperfecta, como la describió acertadamente el canciller Bustillo, nos impida avanzar. Hoy es el momento de jugarse y no solo con China. Hay que explorar otras posibilidades como el Cptpp (acuerdo transpacífico). Los trenes, recordemos, pasan pocas veces. Ya perdimos uno en 2007 con Estados Unidos. No perdamos más, por favor.

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