Desde San Diego hasta Seattle: una lista de los imperdibles de la costa oeste

Los Ángeles

Lo que atrae son más bien los otros distritos y alrededores del condado homónimo que esta importante ciudad de California, uno de los estados más interesantes de Estados Unidos.

La vasta Venice Beach, enclavada en un Pacífico de olas tupidas de surfers, posee un singular paseo de artesanos, coloridas tiendas, viejos hippies pretendiendo vender algo, lúmpenes arrastrando tuneados carros de supermercado y consultas express para obtener recetas de marihuana para uso medicinal. Pegadito está Santa Mónica, agradable para su recorrido porque abundan árboles y palmeras y no hay edificios altos. Luego, a 30 minutos en auto, se puede visitar el Getty Center (al cual se asciende por un tranvía flotante) que en sí mismo es una belleza arquitectónica y alberga exposiciones de primer nivel.

El cementerio nacional es un tapizado de bajas de guerra, coronadas por insulsos monolitos sin flores, que conmemora la cantidad de intervenciones en la política internacional: es preocupante la cantidad de espacio libre que aún queda. Pasada la marketinera UCLA, se desemboca en Sunset Boulevard hacia Beverly Hills con sus arboledas, palmas, anuncios cinematográficos y de Louis Vuitton, casas de colina y entonces sí el Hollywood Boulevard. Pasear por la ilustre avenida con su enjambre de limusinas y sus estrellas firmadas por los famosos para desembocar en el Grauman’s Chinese Theatre para, quizás, el ansiado encuentro con algún artista.

Unas buenas escapadas son la visita al Joshua Tree Park, un desierto lleno de unos cactus muy particulares; o al enclave de la Misión colonial española de San Juan Capistrano. 

San Francisco

Seiscientos kilómetros hacia el norte, disfrutando del bello clima de California, por la ruta 5, se arriba a las colinas cubiertas de casas residenciales de esta desbordante ciudad cultural, cuna del hippismo de la década de 1960. Un tip es que las autopistas, a veces de seis carriles, tienen uno exclusivo para vehículos con más de un ocupante y eso agiliza mucho el avance.

Famosa por sus grandes lomadas transitadas por tranvías de película, la ciudad presenta focos de interés como el imponente edificio Civic Center, el Museo Asiático enfrente, la pintoresca Lombard Street (calle con más curvas del mundo) cuya bajada posee una vista panorámica muy bonita y The Mission, zona en ebullición de bares de inmigrantes. Cruzar el emblemático puente Golden Gate, con la célebre cárcel museo de Alcatraz a su margen, pasar por Sausalito y entonces deleitarse con la gastronomía puertorriqueña de Sol Food.

Un paseo nocturno por la Academia de Ciencias, el Memorial de la Segunda Guerra Mundial, el antiguo complejo Sutro Bath de piscinas públicas y que culmine en los Twin Peaks para apreciar las luces de esta gran ciudad.

La vecina ciudad de Berkeley, que alberga una de las universidades más prestigiosas del mundo, merece la atención con su población pintoresca y sus cervatillos por entre las colinas.

Parque Redwood

Por la bella ruta 101, que bordea a través de acantilados y cañadas el impetuoso Pacífico, se atraviesan bosques, tiendas de estatuas talladas en maderas con el leitmotiv de Pie Grande, águilas o Shrek, montañas nevadas, barrancas y ríos, se arriba a este maravilloso parque, donde la ruta se hunde en la mata ante el tamaño impresionante de los abetos y las secuoyas.

Antes de encarar una jornada de caminata, se recomienda desayunar en una cafetería típica unos huevos con panceta, hash browns, tostadas y jugo. El Tall Trees Trail, que es una zona de árboles muy antiguos, posee un microclima húmedo, lleno de helechos, que crea senderos mágicos y, por momentos, terroríficos.

Portland

Ya en el estado de Oregon, tras haber retomado la ruta 5 con sus curvas, decenas de camiones, casinos y grandes fábricas exhalando humo y, quizás, visitado Cottage Grove y sus fotogénicos puentes de madera cubiertos, aparece esta ciudad verde, acaso una de las más ecológicas de Estados Unidos.

Contorneada por el río Columbia, abunda en puentes y parques, e invita a un paseo imprescindible por la zona de Hawthorne, reducto hipster de tiendas y café, la calle Alberta y sus murales callejeros y la avenida Mississippi con sus tienditas.

A menos de 100 kilómetros se puede visitar el pueblito de Hood River y alojarse en el hermoso motel Vagabond Lodge, frente al río. Desde allí se puede incursionar la montaña por neblinosos senderos de nieve y pinos para disfrutar del paisaje en toda su extensión.

Seattle

Ciudad que vio brillar los comienzos de Nirvana y de Starbucks, en el estado de Washington, está menos de 300 kilómetros hacia el norte, ya en los confines del país.

Allí se debe visitar el popular mercado de pescado en la rambla, realizar el Underground tour, para ver lo que fue una auténtica ciudad bajo tierra y ascender al singular Space Needle. Una alternativa gratuita, dado que realmente es muy caro el acceso a este monumento, es subir al Columbia Center, que tiene 76 pisos y una vista increíble de la bahía, el puerto, la zona industrial y los estadios.

Antes del regreso, no olvidar pasarse por The Cheesecake Factory, que ofrece decenas exquisitas de variedades de este postre.