Cada 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de concientizar sobre su impacto en la salud y brindar información sobre la prevención, diagnóstico y manejo de esta enfermedad. Los recientes datos de la OMS al respecto son preocupantes.
Aproximadamente 422 millones de personas en todo el mundo padecen esta enfermedad, siendo la mayoría residente en países de ingresos bajos y medianos. Cada año, 1.5 millones de muertes se le atribuyen directamente a esta enfermedad, y tanto el número de casos como la prevalencia han experimentado un crecimiento constante en las últimas décadas.
A nivel nacional, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2018, la prevalencia de diabetes es del 12,7%. Gustavo Frechtel, nutricionista y Jefe de la División Nutrición del Hospital de Clínicas de la UBA, compartió datos de una investigación realizada en 2017 en la ciudad de Venado Tuerto, Santa Fe, que arrojó cifras similares, subrayando la importancia del problema.
Alejandra Mabel Camino, magíster en Biología Molecular y Diabetóloga del Centro de Salud DIM, destaca la preocupante tendencia global al aumento de esta enfermedad: “El aumento de la diabetes es preocupante en todo el mundo, siendo los países en desarrollo los que están más expuestos a este aumento: se nota una incidencia en aumento en niños y adolescentes de diabetes tipo 2, especialmente por hábitos no saludables en cuanto a alimentación y ejercicio”. Por ello, se enfatiza la importancia de la "detección precoz" y la acción oportuna para prevenir la enfermedad, haciendo hincapié en el control del peso y la promoción de la actividad física en todas sus formas y opciones.
La diabetes se manifiesta cuando los niveles de azúcar en la sangre son elevados. La insulina, una hormona producida por el páncreas, facilita que la glucosa de los alimentos entre a las células para su uso como energía. La falta de insulina puede deberse a la interrupción de su producción (diabetes tipo 1) o a la resistencia del organismo a su acción (diabetes tipo 2).
La diabetes tipo 1, que es la menos frecuente, suele diagnosticarse con síntomas evidentes como pérdida de peso, debilidad, poliuria y sed intensa. Es de origen autoinmune y generalmente no tiene antecedentes familiares conocidos.
La diabetes tipo 2, que representa el 90% de los casos, puede ser asintomática y se relaciona con la producción insuficiente de insulina o resistencia a su acción. Factores como obesidad, sedentarismo y hábitos alimenticios contribuyen a su desarrollo. La detección temprana es clave, ya que puede pasar desapercibida en un 30% de los casos.
Las complicaciones no controladas incluyen infartos, insuficiencia cardíaca, ACV, trombosis, problemas renales, visuales y hepáticos. Muchas personas descubren su diabetes al consultar por estas complicaciones.
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