AFP 20190814

Dos lecciones económicas de Macri: una para el Frente, la otra para la oposición

Los errores de la administración argentina deberían hacerle ver al gobierno el costo político de la falta de resultados y a la oposición, alertarle sobre su discurso económico

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19 de agosto de 2019 a las 05:04

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El resultado de las elecciones primarias argentinas deja poco lugar a dudas sobre quién ocupará el sillón presidencial en el próximo período. La población se expresó con contundencia y dio una señal inequívoca de castigo y rechazo al actual gobierno de Mauricio Macri.

Desde Uruguay y en el albor de una campaña electoral propia, los distintos actores políticos salieron a desmarcarse del moribundo gobierno argentino y a encontrar parecidos entre sus adversarios y el líder del vecino país que se retuerce en el piso.

Más allá del discurso a la tribuna, tanto el oficialismo como la oposición tienen mucho que aprender de los errores del macrismo, en particular, en materia de política económica.

El oficialismo

Salvando las distancias, el Frente Amplio llega a la contienda electoral en una posición con mucho en común con el gobierno de Mauricio Macri. Los votantes exigen resultados en materia económica y no tiene mucho que mostrar. Las comparaciones con 2014 los dejan a ambos mal parados.

Pérdida de puestos de trabajo y desempleo en aumento, una economía estancada en el caso uruguayo y en caída en Argentina, un deterioro vertiginoso de la inversión privada en ambos países y un clima de pesimismo que se comparte a nivel de empresarios y consumidores.

Por supuesto que la situación uruguaya está muy lejos de llegar a la argentina. Que Uruguay cuenta con una solvencia fiscal que, aunque con un marcado deterioro, le permite ostentar una mayor estabilidad que la del vecino país. Que la pobreza en Uruguay es un problema menos acuciante y que la inflación está lejos de hacer los estragos que hace en el poder de compra de los hogares argentinos.

Pero también es cierto que el punto de partida también mostraba las mismas diferencias al inicio del gobierno de Macri y el de Vázquez. Lo importante son los resultados. El grueso de los votantes no logran ver una mejora en sus condiciones de vida y en la situación general del país respecto a 2014-2015 y eso tiene un alto costo político a ambos márgenes del Río de la Plata.

AFP 20190816

Macri llega al poder como alternativa a la falta de respuestas del kirchnerismo, que al final de su último gobierno mostraba una economía en franco declive. El deterioro de los indicadores laborales, la inflación galopante –aunque maquillada en indicadores oficiales fraudulentos–, la pobreza en aumento –que el gobierno se rehusaba a medir– y una economía en caída, no llegaron junto con Macri. 

En Uruguay, Vázquez heredó una situación económica compleja, con una economía que entraba en una etapa de estancamiento, un mercado laboral que comenzaba su marcha atrás y una situación fiscal que ya se advertía, ingresaba en una trayectoria insostenible.

El Frente Amplio tuvo en 2014 la capacidad de mostrarse como alternativa de sí mismo. Vázquez prometía ser una versión ejecutiva y mejorada de Mujica, del mismo modo que Macri ganaba, no por lo que prometía hacer, sino por las diferencias respecto a lo que dejaba atrás.

La falta de resultados demuestra que esa alternativa falló y los votantes están dispuestos a explorar otras alternativas, no importa si vienen por izquierda, por centro o por derecha.

La oposición

La oposición uruguaya también tiene lecciones que aprender de Macri. Su gobierno asumió en 2015 con un diagnóstico acertado y ampliamente compartido de la situación que heredaba. A diferencia del oficialismo, que negaba la realidad económica que afectaba en su cotidianidad al votante, Macri lograba empatizar y ganaba su confianza.

Pero Macri dio un paso más y afirmó tener la clave para solucionar todos los problemas. Aseguró que sería capaz de revertir la situación económica de manera sencilla e inocua. Nadie se vería lastimado, nadie perdería más de lo que ya había perdido. El votante compró un proyecto que no solo implicaba una alternativa a lo que ya tenía, sino además, se le garantizaban resultados imposibles de alcanzar.

Macri falla porque no muestra resultados, pero también porque él mismo generó las expectativas que no fue capaz de concretar. Cuando la oposición en Uruguay promete un ajuste fiscal sin efectos sobre los impuestos ni tarifas, cuando promete un recorte del gasto público salvador de la economía en el que solo habrá ganadores y ningún perdedor, puede estar cometiendo el mismo error que Macri. 

No porque pretenda medidas similares –nada tiene que ver el programa de Luis Lacalle Pou o el de Ernesto Talvi con las medidas tomadas por el gobierno de Macri–, sino porque están subestimando el costo económico, social y político la situación que se aprestan a enfrentar. Y gobernar en un contexto adverso es aún más difícil si el votante se siente defraudado –una vez más– por un proyecto político. 

La oposición corre el riesgo, al igual que Macri, de que la victoria que consiga hoy con un discurso económico facilista presentándose como alternativa creíble a un proyecto que no logró dar con los resultados que el electorado demandaba, dure nada más que un período. 

 

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