EFE

Economía china crece a su ritmo más lento en casi 30 años

Los aranceles estadounidenses tienen “un efecto significativo en la cantidad de compañías que quieren abandonar China", dice Trump

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18 de julio de 2019 a las 14:10

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La economía china creció a su ritmo más lento en casi tres décadas en el segundo trimestre, conforme la guerra comercial con EEUU afectó las exportaciones.

Pero la resiliencia del consumo interno le dio a Beijing la posibilidad de evitar una desaceleración más profunda, lo cual le ha dado al presidente chino Xi Jinping cierto margen de maniobra mientras intenta negociar el fin de la disputa con EEUU.

El producto interno bruto creció un 6,2% en el segundo trimestre interanual, dijo el lunes la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por sus siglas en inglés). La cifra, que coincide con las expectativas de la mayoría de los analistas, fue la más baja desde que la NBS comenzó a calcular su serie actual de datos del PIB en 1992, el comienzo del despegue económico de China.

China registró un crecimiento del 6,4% en el primer trimestre y del 6,6% para el año 2018 en su totalidad.

Mao Shengyong, portavoz de la NBS, le dijo a los periodistas el lunes que los recortes fiscales promulgados a principios de año ayudaron a impulsar la economía doméstica, compensando los problemas con el comercio. "El crecimiento económico de China depende cada vez más de la demanda interna, especialmente del consumo", dijo Mao.

El presidente estadounidense, Donald Trump, recibió con gusto la última evidencia de la desaceleración y dijo en Twitter que "los aranceles estadounidenses están teniendo “un efecto importante en la cantidad de compañías que quieren abandonar China para irse a países sin aranceles. Miles de compañías se están yendo".

El debilitamiento de la economía china se produce después de un período de relaciones tumultuosas con Washington. Ambos países se han amenazado y se han aplicado mutuamente nuevas rondas de aranceles sobre sus mercancías, pero acordaron una tregua después de una reunión entre Trump y Xi el mes pasado en la cumbre del G20 en Osaka.

Conforme aumentan los temores de que la guerra comercial afecte la formidable industria de exportación de China, Beijing ha mantenido una política monetaria flexible y ha introducido políticas industriales destinadas a estimular la inversión. No obstante, algunos economistas en China esperaban una cifra aún menor de alrededor de un 6% de crecimiento en el segundo trimestre.

La mayor parte de la debilidad del PIB del segundo trimestre provino de las exportaciones, que se contrajeron en junio, y del declive de la construcción de viviendas y otros indicadores del sentimiento inversor.

Sin embargo, el crecimiento interno demostró ser más sólido de lo que muchos esperaban, y las ventas minoristas y la producción industrial se fortalecieron. "A los consumidores chinos no les preocupan las tensiones con Trump", dijo Andy Rothman, estratega de inversiones de Matthews Asia.

El sólido desempeño de la economía doméstica contribuye a reforzar el argumento de Beijing de que el crecimiento es lo suficientemente sólido como para resistir una prolongada guerra comercial con su principal mercado de exportación. "Ambos bandos han demostrado su fuerza: EEUU ha presentado un sólido resultado económico y China ha demostrado su fuerte control de la economía", dijo Zhou Hao, analista de Commerzbank en Singapur.

Según los analistas, las cifras generales del PIB de China se "retocan" con fines políticos, y para cumplir con el objetivo que se propuso Beijing de duplicar el tamaño de su economía para 2020 en comparación con 2010. Aun así, la cifra se observa a nivel mundial como una indicación de la fortaleza de la economía china.

El crecimiento del PIB nominal, que no se ajusta a la inflación, pero que también está menos sujeto a "retoques" por parte de los estadísticos de la NBS, aumentó en comparación con el primer trimestre, según los cálculos del Financial Times.

El crecimiento económico de China disminuyó tras la represión de las protestas en favor de la democracia en la Plaza de Tiananmén en 1989, pero se recuperó y comenzó su largo período de expansión después de la "gira por el sur" de Deng Xiaoping en 1992. La economía real también se desaceleró bruscamente durante la crisis financiera asiática a finales de la década de 1990 y después de la crisis financiera mundial de 2008.

"El gobierno central está preparado psicológica y prácticamente para la presión a la baja", dijo Lu Xiang, un experto en relaciones chino-estadounidenses en la Academia de Ciencias Sociales de China, respaldada por el Estado. Calificó el primer semestre de datos como "sorprendentemente bueno".

"Siempre hemos tenido espacio para negociar en las conversaciones comerciales con EEUU. No vamos a ofrecer concesiones adicionales sólo porque estamos enfrentando presión a la baja".

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