Leonardo Carreño

El dólar se pincha, ¿en el momento justo?

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26 de agosto de 2021 a las 17:33

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El dólar vuelve a cobrar protagonismo en la agenda de analistas económicos y sectores productivos. Esta vez la presión y tendencia bajista del tipo de cambio de las últimas semanas se da en medio del énfasis que las autoridades del Banco Central (BCU) para anclar las expectativas inflacionarias y su decisión (controvertida para algunos) de comenzar gradualmente a subir el costo del dinero para cumplir con su objetivo central. ¿Cómo pega esta miniracha bajista del tipo de cambio y por qué también el contexto juega su partido? De eso escribiré en esta nueva entrega de Rincón Misiones. 

Dilemas de corto y mediano plazo

Las autoridades del Banco Central (BCU) están decididas a dar la batalla para que Uruguay pueda tener una inflación más alineada a estándares globales (por debajo del 5%). En los últimos 12 meses a agosto los precios aumentaron a un ritmo anualizado de 7,3%, según el INE. Como te mencioné en la entrega anterior de Rincón y Misiones es altamente probable que el BCU continúe elevando la tasa de interés para anclar las expectativas a su objetivo inflacionario, es decir, el centro (4,5%) del rango meta de 3% a 6% que está vigente para el horizonte de 24 meses. Las expectativas de inflación de los agentes a 24 meses -el horizonte de política que monitorea el BCU- están hoy casi dos puntos por arriba de este objetivo (6,3%). 

El pasado 11 de agosto el BCU decidió subir la tasa de interés (el precio del dinero) en medio punto, a 5%, como una primera señal al mercado de que de ahora en más el objetivo inflacionario será su objetivo central. El Comité de Política Monetaria (Copom) consideró que lo peor de la pandemia quedó atrás y que era hora que su política monetaria comience a dejar recortar su fase más expansiva. La decisión no tuvo el apoyo del director del BCU por el Frente Amplio (FA). 

Esta medida acentuó la presión bajista que venía mostrando el tipo de cambio en Uruguay en las últimas semanas. El dólar perdió casi $ 1 desde ese entonces, cayó por debajo de los $ 43 en el mercado mayorista, y se debilitaba más de 2% frente al peso uruguayo a tres jornadas hábiles de cerrar agosto. Con la cotización actual, el billete verde apenas está 1% por encima del cierre de la última operación del año pasado. En el acumulado enero-julio, la inflación acumulada de Uruguay fue de 5,3%. 

Para algunos agentes la decisión del BCU de subir la tasa fue apresurada y se pretende anclar la inflación por medio del dólar, algo que puede tener un impacto luego en la actividad de sectores de la economía. El economista Javier De Haedo ha sido uno de los más críticos con esa estrategia. Según su visión, esa política también puede alentar el arribo de capitales golondrinas (especulativos) a Uruguay para que compren deuda en pesos, algo que podría acentuar aún más la tendencia del tipo de cambio porque se incrementa la oferta de dólares en el mercado local. 

En el BCU consideran que hoy no se está dando ese fenómeno y que la tendencia actual del tipo de cambio responde a factores de oferta y demanda y a la coyuntura global. Contra una canasta de monedas relevantes (euro, yen, libra, dólar canadiense, corona sueca y franco suizo), el dólar se muestra todavía débil como te muestro en el gráfico más abajo.

Este viernes pueden surgir pistas sobre el rumbo que tomará la Reserva Federa (Fed), el banco central más influyente en la economía global. Tras una reunión de bancos centrales en Jackson Hole, el presidente de la Fed, Jerome Powell, hablará si es momento de comenzar a retirar los estímulos monetarios o la variante Delta del covid-19 puede estirar un poco más esa decisión que todos los mercados están esperando con expectativas.

Un contexto de precios diferente

Algunos actores del sector productivo han expresado públicamente su discrepancia con el camino que está recorriendo el BCU para contener la inflación. El expresidente de la Cámara de Industrias (CIU), Washington Corallo, respondió a un posteo en Twitter sobre la reciente baja del tipo de cambio y dijo que se continúa “matando la competitividad” de las empresas. “No olvidemos al mercado interno, aumentan tarifas, salarios, etc. y se divide su costo con un dólar más bajo. Resultado: costo más alto en dólares y lo importado al revés; las pymes y sus empleos con mayor riesgo”, añadió el también expresidente de esa gremial de lo industriales, Gabriel Murara. 

Ahora pongamos en contexto este malestar de una parte del empresario uruguayo. El núcleo de la producción industrial (excluye a las zonas francas y la refinería de Ancap) alcanzó niveles que no se veían desde inicios de 2018, según la consultora Exante. Además, la recuperación es generalizada en la mayoría de las ramas, algunas incluso superando su pico histórico de actividad en 2014. 

Otro punto que también hay que poner sobre la mesa es cómo se están comportando los precios de los commodities más relevantes para Uruguay. En el caso de los granos, carne, lácteos y celulosa los valores siguen siendo atractivos y hay buenas perspectivas para que este ciclo alcista no se corte de forma abrupta en el corto plazo. Acá te muestro cómo ha evolucionado el precio del novillo gordo (la principal categoría de faena en Uruguay) durante el último año en dólares. Esta referencia tiene una alta correlación con la demanda y los precios de la carne vacuna en los principales destinos de exportación y en particular China, responsable de más del 60% de las compras. El precio del novillo en dólares se disparó 30% el último año, bastante más que la suba de los precios internos en Uruguay (7,3%). 

Un dólar “barato” también ayudaría a darle cierto empuje al consumo privado en Uruguay e inyectarle dinamismo al comercio de bienes. Sin embargo, en servicios (como el turismo), juega en contra porque los potenciales visitantes de la próxima temporada encontrarán un destino más caro para pasar sus vacaciones, mientras que hará más atractiva la salida de los uruguayos fuera fronteras. 

Que el dólar tienda a debilitarse en un contexto global todavía inundado de liquidez parecería ser un escenario razonable. Eso le puede complicar la vida a algunos sectores que esperan consolidar una mejora en sus niveles de rentabilidad, pero la coyuntura no parecer ser tan dramática como en otros períodos como los que se dieron en el quinquenio 2015-2020 cuando los precios de exportación fueron más bajos. 

Al final, si el BCU es exitoso en su control y anclaje de las expectativas inflacionarias, las empresas también se verán beneficiadas (en el mediano plazo) porque sus costos subirán menos y el acceso al crédito en moneda nacional debería expandirse. En el corto plazo, quizás la estrategia de sacrificar una menor competitividad para algunos sectores pueda aportar su granito de arena al BCU para cumplir con su objetivo inflacionario. Como en todo, habrá ganadores y perdedores. 

Soy Andrés Oyhenard, editor de Economía y Empresas de El Observador. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

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