El dólar sigue subiendo ¿hasta dónde lo dejará el BCU?

La divisa estadounidense se consolida arriba de $ 34 y la autoridad monetaria, sin intervenir en el mercado ,envía señales de comodidad

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25 de abril de 2019 a las 17:54

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En un contexto marcado por el nerviosismo de los inversores ante la incertidumbre creciente por la crisis en Argentina, en Uruguay el dólar volvió a subir este jueves en el mercado local y se consolida arriba de los $ 34. El promedio de las operaciones interbancarias se realizó a $ 34,636, un valor 0,37% más alto que el miércoles, en una jornada donde el monto total negociado fue de US$ 39,7 millones.

La divisa volvió a trepar y, por ahora, el Banco Central (BCU) sigue dando señales de estar cómodo con el nivel del tipo de cambio, sin entregar pistas de dónde puede colocar un techo como lo hizo en oportunidades anteriores. La autoridad monetaria se mantiene al margen y todavía no ha salido a vender dólares en el mercado  spot para contener la suba.

Hasta dónde lo dejará ir es la pregunta del millón. Los números muestran que desde diciembre a marzo el BCU compró US$ 375 millones para sostener el tipo de cambio por arriba de la franja de $ 32,5. Luego se mantuvo por fuera del mercado y permitió que el peso se debilitara cerca de 5% entre marzo y lo que va de este mes. Todo en un contexto de fortalecimiento global del dólar y con un impacto particular a nivel de emergentes y la región.

Un dilema que tiene el BCU está en si prioriza la actividad por sobre el combate a la inflación o ajusta la política monetaria para moderar la suba de precios. En su última reunión de abril, el Comité de Política Monetaria (Copom) indicó que se llevará adelante una política monetaria “moderadamente contractiva”, consistente con la actual fase del ciclo económico, lo que podría interpretarse como una pequeña señal a favor de priorizar la actividad económica. La economía uruguaya ya encadena tres trimestres consecutivos de estancamiento en su nivel de actividad.

El analista Felipe Herrán de la firma Puente, explicó que aún en este entorno más complejo, las expectativas de inflación se encuentran ancladas cerca del 7,5%, tanto para 2019 como para 2020, lo que deja margen para un debilitamiento adicional del peso uruguayo frente al dólar.

En la misma línea, explicó a El Observador que las autoridades se muestran “muy confiadas” de que un menor crecimiento salarial derivado de las pautas propuestas para la última ronda de negociación colectiva generará una desaceleración en el componente no transable de la inflación, dejando lugar para un mayor deslizamiento del peso.

De todas formas, precisó que ante episodios exacerbados de volatilidad como los que podrían venir asociados a la crisis argentina, no sería de extrañar que el BCU retorne al mercado a fin de evitar saltos bruscos, como ya ocurriera en episodios recientes. Lo mismo podría pasar si la inflación transable comenzara a desanclar las expectativas por encima del 8%.

Según Herrán, desde el punto de vista de la política monetaria, “el sesgo del BCU parecería debatirse entre una economía que muestra un crecimiento anémico, dejando poco espacio para una política contractiva, y una inflación que perdura por encima del rango y reduce el espacio de política expansiva".

“En este marco, la postura del BCU se sitúa en un terreno neutral, limitándose a acompasar la evolución de la demanda de dinero y arbitrando entre evitar una mayor desaceleración económica sin generar una re aceleración del IPC”, afirmó.

Volatilidad compartida

Si hay algo que  esta año van a compartir Argentina con Uruguay, además de las elecciones, es la volatilidad en distintas magnitudes del mercado de cambio. Todas las elecciones generan algo de ruido y esta no va a ser la excepción.

El economista de BBVA Research, Juan Manuel Manias dijo que al observar la evolución del tipo de cambio peso/dólar y la reacción del BCU se puede inferir que el Banco Central tiene como regla de política evitar que el peso quede desalineado de los fundamenos macroeconómicos, pero tratando de bajar la volatilidad en las correcciones.

Por eso, consideró que mientras el deslizamiento cambiario no afecte expectativas de inflación el BCU dejará que el peso se deprecie. “Vale recordar que en el primer trimestre mientras el peso tendía a apreciarse la entidad estuvo muy activa comprando dólares, luego cuando cambió la tendencia el BCU se retiró del mercado”, dijo a El Observador.

“En niveles razonables”

A comienzos de este mes, el presidente del BCU, Alberto Graña, dijo durante una conferencia organizada por Somos Uruguay que dejando a un lado la situación regional, el tipo de cambio está “en niveles razonables” respecto a los principales competidores.

“Nadie puede decir en su sano juicio ´vamos a seguir el ritmo depreciatorio de Argentina´, porque quiere decir que estaríamos en problemas similares a los de ellos. Si vemos lo extra regional el panorama cambia Hemos tenido una ganancia de competitividad en términos de tipo de cambio real efectivo”, apuntó el jerarca.

La mediana de expertos que contestó la edición de marzo de la Encuesta de Expectativas Económicas de El Observador –realizada entre el 1º y el 5 de abril–, prevé que la cotización del dólar al cierre del año se ubique en $ 35, lo que implicaría un suba de 7,9% respecto al cierre de 2018.

Exportadores vs importadores

La devaluación del peso uruguayo genera ganadores y perdedores en la economía. El alza del billete verde favorece a los exportadores. Pero un dólar más caro también pesa negativamente en la predisposición a la compra de bienes durables como electrodomésticos y automóviles que habitualmente se comercializan en dólares.

Es una buena noticia para sectores como el agropecuario que ganan en competitividad con el exterior, aunque también hay que tomar en cuenta la evolución de la divisa y la inflación en los países competidores.

En el caso de los importadores obtienen mayoritariamente sus ingresos en pesos, pero compran en dólares por lo que ven afectados sus márgenes. El aumento de costos suele trasladarse a los precios de los productos que comercializan con tiendas y supermercados para no ver perjudicada la rentabilidad, aunque eso puede tener matices en función de cómo se comporta la demanda.

Monedas emergentes en mínimo de tres meses

Una abrupta alza del dólar por las preocupaciones sobre la salud de la economía mundial golpeaba el jueves a las monedas de los mercados emergentes, evocando recuerdos de grandes desplomes como el de la lira turca en 2018.

El Índice de Monedas de Mercados Emergentes de MSCI cayó por quinta sesión consecutiva a un mínimo de tres meses, mientras que el dólar subía a un máximo desde junio de 2017 frente a una cesta de otras monedas.

Turquía y Argentina están acaparando la atención, pero varias monedas emergentes se han visto golpeadas por la debilidad en las últimas semanas, al igual que en 2018.

El peso argentino ha perdido casi un quinto de su valor frente al dólar desde el comienzo del año, agobiado por la incertidumbre sobre las perspectivas de una economía sumida en una dolorosa recesión, una alta inflación y antes de unas elecciones presidenciales en octubre.

La lira turca ha perdido un 11% en 2019. El banco central mantuvo las tasas de interés y eliminó una referencia a una posible restricción el jueves, lo que poco tranquilizó a inversores inquietos por las medidas monetarias no convencionales de Ankara, el riesgo político y la recesión.

El rand se mantenía cerca de un mínimo de cuatro semanas, mientras que el rublo ruso bajaba el jueves a su menor nivel en dos semanas, según Reuters

 

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