Es noche perfecta de verano. En el frente de una casa, acompañados de pala y carretilla dos personas cargan arena fina, portland y ladrillos. La imagen se repite en localidades del interior, igual que la del dueño de casa pintando la fachada ayudado por una luz artificial. Y si se pregunta el motivo la respuesta es vox populi: escapar a controles del BPS o a denuncias que pueden hacer integrantes del Sunca, cosa que en el sindicato, se dice, es más mito que realidad.
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