El efecto Valenti

Los que tomaron la decisión sabían que iban a generar ruido político y enredos internos, pero igual lo hicieron, por considerar que era lo mejor que tenían al alcance. 

Hay algo más importante que la incorporación de un publicista (en realidad “un político”) y es que el Frente Amplio comienza a recuperar gente que votó a la izquierda siempre, pero que en la última elección no lo hizo, por diversas razones de enojo, desilusión, desencanto o fastidio.

Ahora, ante este nombramiento hubo dos reflejos en la izquierda, que podemos reflejar en dos casos:

- (a) por un lado, el presidente del FA, Fernando Pereira, vio que sumar a Valenti asignaba valor y que ayudaba a ensanchar al lema (partido, coalición, movimiento).

- (b) por otro lado, estuvo el reflejo de otros (como el actor de teatro, Robert Moré) que reaccionan emocionalmente: los que se fueron y se fueron criticando, son “traidores” y por eso son mala gente. A varios frentistas les influye más lo pasado (las críticas ácidas de la interna y el divorcio), que el futuro.

Los otros “argumentos” son la repetición de acusaciones sin pruebas, de usar la sombra de “leyendas”, para ocultar el verdadero motivo de rechazo: un tema de “piel”: no se perdona aquel renunciamiento y que con eso le haya hecho el juego a la derecha.

No se habla de la calidad profesional del elegido, o de riesgos de comunicación por su exposición alta y sus calenturas sicilianas, sino se le reprocha haberse ido (o se incurre en la práctica del enchastre fácil).
Valenti no fue el único en irse en aquella época, sino que fueron tantos como para que el Frente Amplio cayera del 50% del electorado en 2004 al 39% en la última elección nacional.

Y ahora, ¿qué prefieren los frentistas? ¿Qué los que se fueron queden en algún círculo del infierno o que sumen votos de nuevo?

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Entonces, hay dos posturas antagónicas dentro de la izquierda.

(i) los que suman a Valenti piensan en ganar el referéndum y en ganar la próxima elección (que es el objetivo de cualquier partido con pretensión de poder, y para lo que precisan sumar los votos que no estuvieron en octubre de 2019);

(ii) los que reaccionan indignados, no piensan; reaccionan emocionalmente. Y con tal de atacar la decisión que los indigna, repiten acusaciones de viejos años, aunque nadie le hizo una denuncia formal o presentó datos concretos (y lo de los “sobres” a los periodistas es argentinización de la política, peor que lo de “los diamantes africanos”).

Este barullo no es un problema para la izquierda, porque en el fondo, los que piensan como Pereira o los que reaccionan como Moré, confluyen en el corto plazo en el “Sí” y en mediano plazo, en alguna de las listas de la izquierda. 

¿Hay antecedentes? Muchos frentistas no pudieron “perdonar” a Rafael Michelini que se hubiera ido del Frente en 1989, aunque volviera en 2004. Pero a Tabaré Vázquez no le importó que Rafael hubiera abandonado el barco y criticado al Frente, sino que le importó sumarlo. Ahí está la diferencia.

La reacción anti-Tano fue “fundamentada” también en que Valenti cayó en “ventilar los problemas (antes) que ayudar a solucionarlos. No es claro si a un partido le sirve más “barrer para adentro” o enfrentar los problemas y solucionarlos.

El racional tiende a buscar una solución y el emocional cree que se puede tapar el sol con una mano.

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Al conocerse la designación, los buscadores de archivo se divirtieron con dichos de Valenti contra la junta de firmas y el impulso al referéndum contra la LUC, como si eso fuera un punto débil. Pero eso que escribía Valenti en redes, era lo que pensaban casi todos los dirigentes del FA y del PIT en ese mismo tiempo.

Todos, salvo Óscar Andrade (PCU), Gerardo Rodríguez (Fancap) y Gustavo González (FUCVAM), todos estaban en contra. No eran neutros, no les era indiferente: estaban en contra (por los mismos motivos que uso Valenti en twiter).

Por eso se fue medio año de plazo para iniciar junta de firmas; porque querían evitar hacerlo.

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Más allá de esas cuestiones, volvamos a la pregunta del inicio

¿Suma o resta? ¿A quién favorece que Valenti sea el creativo de la campaña por el Sí rosado?

Primero: Valenti sabe de política y de comunicación política y tiene experiencia en campañas electorales. Viendo lo que había elegido el Frente, mejor que el operador kirchnerista va a ser.

Segundo: ¿cuál es el verdadero rol? Si el cargo lo ejerce en la interna, creando ideas, diseñando estrategias, pensando en cómo y cuándo, si organiza equipos, y si trabaja más en las sombras que en lo público, el aporte que puede hacer es grande y ganará adeptos. Si aparece como un vocero, si se convierte en el referente público, entre los celos que eso genera y algunas expresiones antipáticas que puede generar, crecerá la resistencia. Los “celestes” que creen que Valenti es un problema para el Frente y gozan por eso, están subestimando a su adversario.

Los “rosados” que se irritan con Valenti, lo irán asimilando en la medida que él coopere. 

Un publicista, por más creativo que sea, no define una votación como la del 27-M pero es mejor tener un asesor bueno que uno mediocre o malo.

Independiente de eso, el episodio muestra que algunos que se fueron del Frente Amplio, irritados y como para no volver más, ya están volviendo. Y eso, que no es fácil considerar en magnitud por ahora, es un dato no menor, que muestra la fuerza de atracción que tiene el FA como partido.