Este viernes se terminará una era dentro la historia de la telefonía móvil. Nokia
hará efectiva la cesión de su división de teléfonos móviles y tabletas a Microsoft, que la llamará "Microsoft Mobile".
A finales de marzo, Nokia informó que esta cesión, que había anunciado en setiembre de 2013, se retrasaría. Microsoft acordó pagar unos US$ 7.500 millones por las actividades de telefonía móvil (US$ 5.230 millones) y por el derecho de uso de las patentes del grupo finlandés (US$ 2.280 millones), lo que permitirá a la empresa estadounidense
competir con Google, Apple y Samsung.
Tras meses de negociaciones para concretar esta venta (que necesitó la aprobación del ministerio de Comercio chino, la Comisión Europea y el departamento estadounidense de Justicia), su conclusión es un hecho.
Nokia fue el número uno mundial de teléfonos móviles antes de quedar relegada en 2012 por el surcoreano Samsung, un cambio que se fraguó con la aparición del iPhone de Apple en 2007.
Tras esta venta, el finlandés espera recuperar la rentabilidad y prevé
concentrarse en otras actividades, como servicios y fabricación de materiales para operadores de redes.
Por su parte, Microsoft, cuya labor principal es la de
crear software como el popular Windows, dispone de enormes recursos financieros para recuperar a un fabricante de teléfonos en situación delicada.