Ronald Melzer, en Video Imagen, en febrero de 2013

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El hombre que miraba diferente

La muerte del crítico de cine y ex juez de línea Ronald Melzer obliga a repasar las facetas de una vida apasionada que se terminó demasiado pronto, a los 56 años
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25 de junio de 2013 a las 18:07

Los ojos de Ronald Melzer, al parecer, tenían algo. “Una mirada particular”, para parafrasear la sección del festival de cine de Cannes. En diferentes facetas de su vida, Melzer sabía aplicar una forma de mirar y de interpretar lo que veía de una manera atractiva, incisiva, obsesiva, meticulosa. “Reglamentaria” en más de un sentido.

Esos conceptos sobrevolaron ayer entre quienes asistieron al velatorio de Melzer, en la empresa Martinelli. Melzer murió en la noche del domingo pasado a los 56 años, víctima de un cáncer de páncreas.

El hombre hizo varias cosas durante su vida, pero sus dos verdaderas pasiones fueron el cine y el fútbol, donde se desempeñó varios años como juez de línea. Y en estas dos pasiones tuvo siempre el mismo grado de fineza, de rigurosidad, de lucidez.

El ex juez Saúl Feldman fue compañero de Melzer en la Facultad de Ciencias Económicas, de donde ambos egresaron como contadores, aunque Melzer nunca haya ejercido esa profesión. “En la facultad hablaba de cine, solo de cine”, recordó Feldman. “Dentro de la cancha veía donde uno no veía, veía más allá de lo convencional”, agregó el ex juez.

Su amigo, el también crítico de cine, Jorge Jellinek, volvió al pasado, a mediados de los 70, cuando se conocieron con Melzer en las salas de cine.

“Ronald era un amigo de toda la vida. Lo conocí a los 18 o 19 años, en una sala de cine, por supuesto. Yo lo veía ir siempre de saco y corbata. Después me enteré de que trabajaba en un banco y que se iba al cine cuando salía de trabajar”, dijo Jellinek a El Observador.

A Melzer le gustaba experimentar con la mirada. Por eso, sorprendió poco a Jellinek que Ronald fuera uno de los primeros propietarios de un aparato de video a principios de los 80, una tecnología novedosa en Uruguay. El crítico recuerda que en la casa de Melzer se juntaban a ver películas censuradas por la dictadura, como El imperio de los sentidos, de Nagisa Oshima.

“Era un aparato enorme, que no sabíamos bien cómo se manejaba. Roni había conseguido una copia del filme en VHS y lo vimos varias veces en su casa”, dijo Jellinek.

Crítico de cine para el semanario Brecha hasta sus últimos días, Melzer hizo enojar a muchos académicos con argumentos arriesgados pero sólidos, llevando las críticas hacia un territorio propio.

Como buena persona con la mirada entrenada, sabía cuándo ver y cuándo no ver. Como en el partido final del Campeonato Uruguayo de 1998, que ganó Nacional 7 a 4 a Huracán Buceo, cuando obvió el descorche de una botella de champaña por parte de Rúben Sosa en el festejo de un gol, porque el partido estaba liquidado y no cambiaba nada. “Yo miré para otro lado y tenía miedo de que Roni me dijera algo y se armara lío. Después nos reíamos en el vestuario”, recordó Feldman.

Entre los emocionados amigos en el velatorio estaba el conductor, escritor y periodista Christian Font, quien resaltó la veta de humor de Melzer. “Con Roni teníamos un proyecto, que era más una idea que un guión, sobre hitos de la cultura uruguaya. En abril, discutíamos el proyecto y un lunes tenía que hacerse un examen sobre su enfermemedad. Entonces me dijo que esperáramos al martes, a ver si íbamos a filmar un largo o un cortometraje”, dijo Font, entre una sonrisa y una lágrima.

También recordó su generosidad y su amor por el cine. En pleno 2002, ante los embates de la crisis, Font “apretaba los mangos”. Un día pasó a saludar y Melzer le preguntó si no llevaría nada. “Toy pelado”, le dijo Font. “No me jodas, llevate lo que quieras”, le respondió Melzer.

Los restos del crítico descansan desde ayer en el cementerio israelita de La Paz, cuando fueron enterrados bajo un cielo plomizo y una llovizna pertinaz, una dramática escenografía de la película de su vida. Pero para Melzer, la mejor forma de vencer a la muerte es quedar en el legado del cine uruguayo. Una cantidad grande de directores y actores hicieron acto de presencia reconociendo la importancia de Melzer como gran involucrado con el séptimo arte en este país.

“Melzer fue distribuidor, asesor, dinamizador y productor”, dijo el director José Pedro Charlo. Melzer fue el fundador de la productora Buencine, que editó casi todo el cine uruguayo en video y DVD. También fue productor asociado de filmes desde 25 watts, de 2001, al documental en cartel El Bella Vista. “Incluso poniendo dinero que no tenía”, remarcó Jellinek.

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