Diego Battiste

El homenaje de los blancos a Jorge Larrañaga, el "hombre bueno" que enfrentó la "adversidad"

Dirigentes y familiares recordaron este lunes la vida y la trayectoria del exministro del Interior, fallecido el 22 de mayo de 2021

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24 de mayo de 2022 a las 05:04

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Los enérgicos gritos de Jorge Larrañaga lo invadieron todo. Su rasposa y vehemente voz, fiel al apodo de “Guapo” que lo acompañó durante su vida, envolvió la sala del directorio blanco mientras familiares del exministro y varios dirigentes nacionalistas no sacaban los ojos de una televisión donde se reproducía un emotivo video con fotos y algunos de sus discursos más recordados.

“¡Hay orden de no aflojar!”. La frase convertida en latiguillo y, en parte, legado político luego de la muerte del fundador de Alianza Nacional, cerró la seguidilla de imágenes y despertó un extenso aplauso, el más intenso y fervoroso de los muchos que se dieron este lunes en la sede del Partido Nacional, durante el homenaje a Larrañaga a un año y un día de su fallecimiento.

Los políticos y allegados al extinto dirigente abarrotaron la casa del directorio, pero lo cierto es que en realidad hubiesen preferido no estar allí. “Esta es la reunión que nunca quisimos tener”, reconoció el presidente de los nacionalistas, Pablo Iturralde, apenas tomó el micrófono y dio paso a los discursos que recordaron a Larrañaga.

Los elogios y los reconocimientos a la trayectoria del exlíder wilsonista se ensancharon durante cada una de las intervenciones. La entereza, su condición de blanco más allá de los sectores, el compromiso por el país y su don de “hombre bueno” a pesar de su “carácter fuerte” fueron algunos de los puntos más repetidos para dibujar en la memoria al exministro del Interior que murió sorpresivamente el 22 de mayo del año pasado en Montevideo, producto de un infarto.

Diego Battiste
Decenas de dirigentes acompañaron el homenaje en la sede de los blancos.

El primero en hablar fue el director general del Ministerio del Interior y amigo personal de Larrañaga, Luis Calabria, que reconoció que su generación se cautivó y enamoró “de la forma de vivir y sentir el nacionalismo” que tuvo el máximo exponente de Alianza Nacional. Con el semblante serio, la cabeza agacha y la mirada sobre una pequeña ofrenda floral en el centro de la mesa, el jerarca que fue mano derecha del exministro dijo que el “el destino de Jorge les perteneció a los blancos”.

El hijo menor del fallecido dirigente, sentado en la silla principal del directorio casi como un gesto político de legado, y el mayor a un costado, escuchaban serenos las intervenciones, y ese aspecto reflexivo se repitió en la mirada atenta y las muecas de sensibilidad de muchos de los políticos allí presentes, entre los que destacaban el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, varios legisladores, algunos ministros —incluso el exnúmero uno del Ministerio de Desarrollo Social, Pablo Bartol— y la primera dama, Lorena Ponce de León.

Luego de Calabria, que después de nombrar a las grandes figuras nacionalistas como Manuel Oribe, Aparicio Saravia, Luis Alberto de Herrera y Wilson Ferreira, dijo con voz quebrada que el Partido Nacional era “mucho más gigante ahora” con la “vida y obra” de Larrañaga, tomaron el micrófono la dirigente Macarena Rubio, el diputado Álvaro Viviano, un representante de la juventud blanca —de la que muchos destacaron, el exministro era muy cercano— y, por último, nuevamente, Iturralde.

La sede del directorio repleta de dirigentes pareció retrotraer a la fría noche del 28 de junio de 2009, cuando el entonces líder de Alianza Nacional perdió las elecciones internas, pero delante de las mismas sillas y de la enorme mesa de madera que este lunes bordeaban a todos lo que recordaron su muerte, selló la fórmula presidencial con el ungido candidato blanco Luis Lacalle Herrera.

“Gallardía” y “fina estampa”, fueron los conceptos que utilizó el presidente del directorio blanco para definir esa actitud de Larrañaga y que también destacaron los demás dirigentes, extendiendo esa imagen a otras situaciones donde el exdirigente atravesó por revolcones políticos. “Nadie mejor que él sabía enfrentar la adversidad”, dijo Viviano antes de definirlo como “un timonel en aguas embravecidas” que “nunca midió costos políticos”.

Las blancas escalinatas de la sede del Partido Nacional, este martes cubiertas por unos pocos militantes y algunos periodistas que esperaban afuera de la sala del directorio el desarrollo del no muy extenso homenaje a Larrañaga, también habían sido protagonistas en 2014, cuando el entonces precandidato amagó con dejar la actividad política, luego de perder con Luis Lacalle Pou. Sin embargo, recordaron, volvió. “Pa’ delante están las casas”, decía Larrañaga. Y esa frase la reiteraron, en varias ocasiones, este lunes.

“Él decía que éramos mucho más Nacional, que partido”, señaló Iturralde para justificar la actitud del exministro ante las derrotas internas, aunque en los discursos también hubo lugar para evocar las elecciones del 2004, cuando Larrañaga encabezó la fórmula blanca, “llenó el país de banderas blancas y celestes” y obtuvo ante Tabaré Vázquez la mejor votación que registra el Partido Nacional desde el retorno de la democracia. “Ahí nos devolvió un orgullo que (en los nacionalistas) estaba mancillado”, dijeron durante la conmemoración.

El día que Larrañaga murió, el presidente Lacalle Pou aseguró que el entonces ministro del Interior estaba “en su mejor momento” y esa idea pareció repetirse este lunes, cuando en el recuerdo del dirigente estuvo también la gestión al frente de la cartera de seguridad como uno de los grandes hitos de su vida política. “Tomó esas banderas sabiendo que no era fácil”, recordó Viviano, mientras que Rubio destacó que el sindicato policial “lo lloró, lo aplaudió y le agradeció”.

Esa misma tónica, en definitiva, fue la de los blancos este lunes, donde algunos —como su amigo Calabria— se mordían los labios para contener las lágrimas ante las muestras de reconocimiento. El Partido Nacional aprovechó la ocasión para reafirmar el “compromiso de ser una colectividad fraterna”, como homenaje a Larrañaga, un hombre que según Iturralde tuvo “lealtad institucional con sus compañeros”.

Luego de las intervenciones, el hombre del gesto adusto —como lo definió el ahora presidente de Alianza Nacional, Carlos Camy, en rueda de prensa—fue despedido otra vez por sus dirigentes con aplausos y algunos gritos que definieron el sentir de los dirigentes y militantes allí presentes: “Gracias, Jorge” y “Vamos, Guapo, vamos”.

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