La selección jugó dos tiempos totalmente opuestos y de ambos, seguramente, sacará conclusiones el Maestro Tabárez para el partido del martes frente a Venezuela por las Eliminatorias. Esa era la idea, un ensayo para el decisivo partido de la semana que viene, aún cuando el sparring fue Francia, una de las selecciones de primer nivel europeo, aunque en el ránking FIFA está un lugar debajo de los celestes.
Conclusiones negativas en el primer tiempo y positivas en el segundo. Empezó con una línea de tres, con dos carrileros, dos volantes de recuperación, un enganche y dos delanteros. Excepto en los primeros minutos, donde Uruguay tuvo la pelota, el equipo tuvo fallas defensivas y no generó fútbol.
La actuación de Muslera en la primera etapa resultó fundamental para que los celestes se marcharan al vestuario sin recibir goles.
La lentitud de Lugano, la excesiva tenencia de la pelota de Maxi Pereira, la escasa libertad que tuvo Lodeiro para armar el juego y el escaso aporte de Forlán y Cavani, hicieron de Uruguay un equipo sin soluciones.
Las mismas aparecieron en el complemento, cuando entraron Ramírez y Suárez, fundamentalmente, y cuando se armó una línea de cuatro y pasó del 3-4-1-2 al 4-3-1-2.
Atrás se fortaleció, con un Coates exhuberante y la presencia de Suárez adelante resultó clave. No solo porque hizo el gol del triunfo, sino porque obligó siempre. La pena, es que el martes no estará.
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