Presidencia

El presidente quiere pisar el acelerador

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08 de octubre de 2020 a las 17:00

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¿Qué hacer? ¿Cuidar la relación con el vecino y evitar dar pasos que generen celos o enojo, o avanzar en búsqueda de inversiones y acuerdos comerciales por fuera del barrio? El presidente, Luis Lacalle Pou, tiene una disyuntiva en ese caso, pero un expresidente le advierte que no hay que pelearse con los vecinos, y de eso les quiero hablar hoy.

Para hacer acuerdos comerciales, igual que en el tango, se precisan dos. No depende exclusivamente de Uruguay la concreción de tratados sobre baja de barreras a exportaciones, pero cuando dependa, el presidente está dispuesto a pisar el acelerador.

Las dudas podrán estar sobre el camino a tomar, si acogerse a tal artículo de tal documento del Mercosur o si avanzar hasta donde se pueda, para dar las cosas como hechas, pero en el piso 11 de la torre no hay dudas sobre avanzar.

China abre la puerta, Washington prende una luz. Nada será sencillo, pero el presidente ve una posibilidad y no la quiere perder; así lo comentó últimamente ante dirigentes políticos y también con empresarios.

Hay expectativas con el comunista Xi Jinping y el capitalista Michael Pompeo; no para buscar coincidencias ideológicas sino para conseguir comercio abierto.

Aunque Uruguay sea un ejemplo de recuperación rápida del punto más crítico del covid-19, lo cierto es que los motores de la economía uruguaya no tienen fuerza para que el producto crezca lo que el país precisa para sentir una mejora real. El monitoreo oficial diario muestra eso.

El gobierno razona así: hay que promover la inversión privada, lo que no se logra solo con exoneraciones tributarias puntuales, sino que requiere dar mejores perspectivas de negocios, y con un país chico de mercado acotado, eso requiere una mejor inserción comercial.

La fundamentación del decreto sobre cambios en el régimen de promoción de inversiones reconoció que hay complicaciones: “la economía uruguaya sufre el impacto del descenso de la actividad económica a nivel mundial producto de una crisis sanitaria” y “en el contexto de la coyuntura actual se presentan dificultades para conservar el nivel de actividad existente previamente”.

Volver al nivel pre-crisis es volver a un tiempo de estancamiento, incluso de recesión.

Volver al crecimiento fuerte, es más duro.

Por eso el gobierno quiere meter la quinta marcha.

***

El gobierno debe bajar su déficit financiero, para frenar la tendencia alcista del ratio deuda/producto, y así salvar el grado inversor que está amenazado por una trayectoria fiscal no sostenible.

O sea que no hay plata para hacer soplidos con gasto público, por lo que Economía y OPP piensan en generar condiciones que movilicen los negocios privados.

Tanto la captación de inversores extranjeros (preferentemente argentinos), como la búsqueda de acuerdos comerciales fuera del Mercosur, despiertan irritación en el vecino argento, lo que con una Casa Rosada con inquilino peronista es más complejo.

El expresidente “Pepe” Mujica advirtió los riesgos de mojar la oreja a la Argentina: “las medidas cacareadas en el momento de crisis en la Argentina para que vengan inversores desde allá, se instalen acá, en ese momento de enormes dificultades cayó mal, muy mal”.

Dijo que Alberto Fernández le cortó el rostro al presidente uruguayo. Como que le “clavó el visto” y no le responde los Whatsapp. Mujica puede tener información del kirchnerismo o puede suponer lo que parece obvio, porque por algo dijo Alberto que extraña a los presidentes anteriores.

“No te quiero mentir, querido Lula: yo no lo tengo a Néstor Kirchner, no lo tengo al Pepe Mujica, no lo tengo a Tabaré, no lo tengo a Lugo, no lo tengo a Evo, no la tengo a Michelle Bachelet, no lo tengo a Ricardo Lagos, no lo tengo a Rafael Correa, no lo tengo a Hugo Chávez”, dijo el presidente argentino al expresidente de Brasil, Da Silva, durante una teleconferencia de junio

“A duras penas somos dos que queremos cambiar el mundo. Uno está en México y se llama Andrés Manuel López Obrador y el otro, soy yo”, dijo modestamente Alberto.

Lacalle Pou no precisaba más señales de desamor. Algún diálogo posterior reafirmó eso.

***

¿Habrá chance efectiva de conseguir acuerdos? El pasado reciente muestra que no alcanza con voluntad presidencial.

Podrá decirse que también lo manifestó así el presidente anterior, y también el canciller de la época, pero hay que tener en cuenta que Tabaré Vázquez y Nin Novoa no tenían, en 2015-2020, el mismo peso político que en 2005-2010, y que el Frente Amplio ya había desarrollado anticuerpos efectivos a tratados de libre comercio, como para “mostrar los dientes” y avisar que no habría respaldo a una acción de tal naturaleza.

De la misma forma que Reinaldo Gargano se puso firme como jefe del palacio Santos para impedir un acuerdo comercial entre Vázquez y Bush, el partido de gobierno dio una señal temprana en el tercer gobierno, para frenar cualquier intento en ese sentido.

Iban apenas seis meses de gobierno y el Plenario del Frente Amplio rechazó la participación de Uruguay en el TISA. Eso era un acuerdo entre 24 países (EEUU y la Unión Europea incluidos) para negociar liberalización del comercio de servicios. La votación fue de 117 contra 22 (astorismo) y obligó al gobierno a bajarse de ese espacio.

Los tratados precisan aval parlamentario, el FA era mayoría en ambas cámaras y el presidente no quiso ir contra su coalición política.

Ahora, Mujica sale al cruce de la ofensiva de Lacalle Pou por ir con el imán hacia los empresarios argentinos desesperanzados con un país empobrecido, congelado, irritado y con una confrontación interna sin reconciliación posible.

Toma nota del enojo de Alberto con Luis y señala: “eso era francamente previsible si se tiene en cuenta la historia (…) Esto le pasó al Uruguay con Perón y nos cortó la canilla por cinco, seis años que no venía ni el loro”.

La relación rioplatense en tiempos de peronismo siempre fue dura, con Juan Domingo-Evita, Perón-Isabelita, Néstor-Cristina o esta nueva versión de matrimonio político. No importó que hubiera “afinidad ideológica”.

Durante el gobierno del Frente Amplio la relación entre Tabaré y Néstor fue tan áspera que hubo puentes cortados e invocaciones bélicas. Y tampoco cambió eso con Pepe y Cristina, más allá de levantar bloqueo fronterizo en cumplimiento de fallo internacional. El propio Mujica lo expresó gráficamente: “esta vieja es peor que el tuerto”.

¿Si no hay forma de buena vecindad con resultados para que hacer gestos inútiles y quedarse congelados?, razonan en la Torre Ejecutiva. Y el palacio Santos tiene deberes para hacer en esa línea.

Soy Nelson Fernández, periodista y analista económico, columnista de El Observador. Hasta aquí, esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

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