En Elon Musk, de Walter Isaacson, se retrata al multimillonario como un “agente de poder” en la guerra de Ucrania.

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Elon Musk impidió un ataque ucraniano en Crimea por temor a una escalada nuclear

Según la biografía Elon Musk, el multimillonario dejó a Ucrania sin cobertura satelital para su ataque a la flota rusa en Sebastopol para evitar que Rusia respondiera con armas nucleares
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14 de septiembre de 2023 a las 05:03

De las tres principales empresas que posee Elon Musk, X (antes llamada Twitter), Tesla (automóviles eléctricos) y SpaceX (que opera la constelación de Internet satelital Starlink), es la aeroespacial la que está siempre en la primera plana de los medios.

Y eso no se debe solamente a que esté haciendo muy buenos negocios. Se habla de Starlink y Musk debido a la publicación, este martes, de su biografía, Elon Musk, escrita por el periodista estadounidense Walter Isaacson.

Extractos del libro que fueron citados abundantemente por la prensa norteamericana, retratan al multimillonario como un “agente de poder” (power broker) en la guerra de Ucrania.

Los críticos de Musk, como Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano Volodímir Zelensky, argumentan que su postura pro rusa del año pasado fue un “error”. Podolyak se pregunta “por qué algunas personas quieren tan desesperadamente defender a los criminales de guerra y su deseo de cometer asesinatos y ahora se dan cuenta de que están cometiendo el mal y fomentando el mal”.

Según Tom Tugendhat, ministro de Seguridad del Reino Unido, “cuando retiras la ayuda a las víctimas, no haces la paz, te pones del lado del opresor”.

En la otra vereda, Musk fue elogiado por el expresidente ruso y vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitry Medvedev, quien escribió en X que Musk es “el que tiene agallas” en “los Estados Unidos de género neutro” si lo que Isaacson escribió en la biografía es cierto.

Es que, según la biografía escrita por Issacson, Musk habría tomado una controvertida decisión en octubre de 2022, cuando los drones marinos de Ucrania, cargados con explosivos, estaban a punto de atacar la flota rusa en la ciudad portuaria de Sebastopol en Crimea, pero “perdieron conectividad y fueron arrastrados a la costa sin causar daño”.

Musk, dice la biogarfía, ordenó en secreto a sus ingenieros suspender el servicio Starlink cerca de Crimea, pese a los argumentos de que los barcos rusos en el puerto de Sebastopol, en el Mar Negro, servían como plataformas de lanzamiento de misiles de crucero, supuestamente contra objetivos civiles.

La biografía cita a The New York Times diciendo que Musk así lo decidió después de hablar con Anatoly Antonov, el embajador ruso en los Estados Unidos, quien le dijo que un ataque “podría conducir a una respuesta nuclear”. Posteriormente, Musk amplió sus restricciones sobre el uso de Starlink para operaciones ofensivas al desactivar parte de su cobertura en las regiones del sur y este de Ucrania controladas por Rusia.

Antes de evaluar la decisión de Musk, cabe señalar que la red Starlink estuvo brindando servicios de Internet en Ucrania desde que los servicios del país fueron destruidos en los primeros días de la invasión rusa. El gobierno y el ejército de Ucrania, incluidas las tropas en la línea del frente, utilizaron Starlink para sus comunicaciones.

Según se informa, hay unas 42.000 terminales Starlink en Ucrania que proporcionan comunicaciones militares, gubernamentales y civiles. Las terminales también están desempeñando un papel cada vez más importante en la contraofensiva de Ucrania, brindando a los soldados opciones de comunicación portátiles en áreas rurales a lo largo del frente sur que son demasiado remotas o donde las torres de telefonía celular fueron dañadas y destruidas.

Los terminales también brindan conectividad para teléfonos inteligentes y tabletas que hacen de todo, desde ayudar a los soldados a mantenerse actualizados en chats grupales hasta ejecutar aplicaciones que ayudan a calcular información de objetivos para las baterías de obuses.

Por cierto, los servicios de Starlink en Ucrania obtuvieron una abundante cobertura de prensa. Se informa cómo los soldados y comandantes ucranianos quedaron impresionados por la capacidad de la compañía para entregar miles de estaciones satelitales del tamaño de una mochila al país devastado por la guerra y mantenerlas en línea a pesar de los supuestamente crecientes ataques sofisticados de los hackers informáticos rusos.

Y, lo que es más importante: Musk proporcionó casi todos estos servicios, ya sea de forma gratuita o con tarifas muy reducidas, que, de otro modo, se habrían vendido por millones de dólares.

En abril de este año, no aprobó la sugerencia de la presidenta de SpaceX, Gwynne Shotwell, de recibir la oferta del Pentágono de US$ 145 millones en pago por el servicio. Shotwell había gestionado un contrato para SpaceX con el Departamento de Defensa estadounidense para comprar esos servicios satelitales para Ucrania.

“Seguimos trabajando con una variedad de socios globales para garantizar que Ucrania tenga las capacidades satelitales y de comunicación resilientes que necesita. Las comunicaciones por satélite constituyen una capa vital en la red general de comunicaciones de Ucrania, y el departamento contrata a Starlink para servicios de este tipo”, dijo el Pentágono en un comunicado.

En este contexto, la decisión de Musk de dejar a Ucrania sin coberturas para su ataque a Sebastopol fue impulsada por un temor agudo de que Rusia respondiera a un ataque ucraniano a Crimea con armas nucleares. Temor, según escribió Isaacson, generado a partir de conversaciones de Musk con altos funcionarios rusos.

A Musk le preocupaba que el ataque ucraniano fuera como un “mini-Pearl Harbor”, que provocara represalias por parte de Moscú y condujera a otra guerra mundial con armas nucleares.

“No queríamos ser parte de eso. Nuestro apoyo a Rusia es de 0 dólares. Obviamente somos pro-Ucrania”, dijo. Y añadió: “Tratar de retomar Crimea provocará una muerte masiva, probablemente fracasará y correrá el riesgo de una guerra nuclear. Esto sería terrible para Ucrania y la Tierra”.

Además, Musk le dijo a su biógrafo: “¿Cómo estoy en esta guerra? Starlink no estaba destinado a participar en guerras. Fue para que la gente pudiera ver Netflix, relajarse, conectarse a Internet para ir a la escuela y hacer cosas buenas y pacíficas, no ataques con drones”.

De hecho, la opinión de Musk fue posteriormente elaborada con más detalle por la presidenta de SpaceX, Shotwell. Según ella, brindar ayuda humanitaria estaba bien, pero las empresas privadas no deberían financiar la guerra de un país extranjero.

Eso debería dejarse en manos del gobierno, razón por la cual los Estados Unidos tiene un programa de ventas militares al extranjero que pone una capa de protección entre las empresas privadas y los gobiernos extranjeros.

“Inicialmente dimos a los ucranianos servicios gratuitos con fines humanitarios y de defensa, como el mantenimiento de sus hospitales y sistemas bancarios”, dijo. “Pero luego empezaron a ponerlos en malditos drones que intentaban hacer estallar barcos rusos. Estoy feliz de donar servicios para ambulancias, hospitales y madres. Eso es lo que deberían hacer las empresas y las personas. Pero está mal pagar por ataques militares con drones”.

De hecho, la semana pasada, Musk volvió a defender su decisión en su cuenta de X, diciendo que la “intención obvia es hundir la mayor parte de la flota rusa anclada. Si hubiera aceptado su solicitud, entonces SpaceX sería explícitamente cómplice de un importante acto de guerra y de una escalada del conflicto”.

Por cierto, poco después de rechazar la solicitud ucraniana, Musk sugirió el año pasado que Rusia y Ucrania deberían acordar una tregua, diciendo que las batallas por “pequeños pedazos de tierra” no valían la pena para las vidas de los jóvenes rusos y ucranianos, una propuesta que ambos países rechazaron en gran medida.

Y reiteró que “ambas partes deberían acordar una tregua. Cada día que pasa, más jóvenes ucranianos y rusos mueren para ganar y perder pequeños pedazos de tierra, y las fronteras apenas cambian. Esto no vale sus vidas”.

El plan de paz que Musk delineó se conoció el 3 de octubre de 2022 y propone pocos, pero significativos puntos

El primero es que, aunque los ciudadanos de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Luhansk y las regiones de Zaporizhzhia y Kherson votaron a favor de Rusia, las elecciones fueron calificadas de farsa por Ucrania y las naciones occidentales. Por lo tanto, estas elecciones deberían repetirse “bajo la supervisión de la ONU”, y si la población votara por no unirse a Rusia, entonces Rusia se iría, ya que “es la voluntad del pueblo”.

En segundo lugar, habría que declarar Crimea, una península ucraniana que el Kremlin anexó en 2014, parte formal de Rusia. Porque Crimea había sido “formalmente parte de Rusia” desde 1783, hasta el gobierno de Kruschev en 1954, cuando el entonces supremo de la Unión Soviética le “regaló” Crimea a Ucrania para conmemorar el 300 aniversario de la “reunificación” de Ucrania con lo que entonces era el Imperio Ruso.

El tercer punto marca la necesidad de garantizar el suministro de agua a Crimea procedente de los ríos continentales.

Y, finalmente, se propone que Ucrania debe permanecer neutral y no unirse a la OTAN.

En el libro se afirma que, si Musk hubiera permitido que su empresa apoyara activamente los esfuerzos bélicos de Ucrania, se habría convertido en un mercenario privado a todos los efectos prácticos y así como se critica el uso del grupo mercenario Wagner por parte de Moscú, también se debería rechazar a mercenarios que lucharan para Ucrania.

Después de todo, librar una guerra físicamente no es el único atributo de un mercenario privado en la era moderna. Proporcionar sistemas de comunicación e información a los combatientes es una parte muy importante de la eficiencia operativa de cualquier guerra.

Esto queda muy claro en la “Convención Internacional contra el Reclutamiento, Utilización, Financiación y Entrenamiento de Mercenarios” (la Convención de Mercenarios de la ONU), que entró en vigor en 2001. Fue ratificada por 35 países miembros, pero los Estados Unidos, Rusia, y China se negaron a hacerlo alegando que tiene problemas con la definición de mercenarios y los métodos para tratar con ellos.

El artículo 1° de esta Convención define quién es un mercenario, y entre muchos criterios para calificarlo como tal, se encuentra “aquel que participa en las hostilidades por afán de lucro privado” y, “de hecho, se le promete, por o en nombre de una parte en conflicto, una compensación material sustancialmente superior a la prometida o pagada a combatientes de rango y funciones similares en las fuerzas armadas de esa parte”.

El Pentágono prometió a Musk una generosa compensación. El hecho de que no aceptara debería ser motivo de admiración y no de crítica.

(The EurAsian Times, The Guardian, The Verge)

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