Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > YA EN CINES

Sexo, drogas y rock and roll: así es la película que muestra la vida de Elton John

La película biográfica del músico inglés tiene en su protagonista al punto más fuerte de una historia con altibajos que fusiona realidad y fantasía
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31 de mayo de 2019 a las 13:00

Rocketman está a medio camino. Por un lado, es una película biográfica tradicional sobre un músico legendario, de esas que se han visto a montones: empieza con el artista ya famoso y enseguida, un flashback nos lleva a su infancia; están sus canciones más célebres, y una narrativa que avanza en un formato de viñetas para dejar cubiertos los momentos imprescindibles de la vida del homenajeado. 

Por otro, y aunque su figura central fue uno de sus productores y tuvo injerencia en el relato construido, es también bastante honesta, y muestra que más allá de su innegable genialidad, talento y poder magnético sobre el escenario, Elton John podía ser una persona desagradable, agresiva y egoísta. 

Mientras que algunas de las cintas biográficas caen en la versión más lavada y amable al momento de pintar el retrato, Rocketman no tiene problema en mostrar a un protagonista que cae en un espiral autodestructivo de adicciones, que reconoce que tiene un problema crónico de falta de amor, y que en un momento despierta en su cama sin saber donde está, una sensación que la película también logra transmitir a través de frenéticos montajes aderezados con una buena cantidad de elipsis, donde un simple giro de cámara hace avanzar la historia. 

Por un lado invierte las expectativas que se generan al momento de ver una película de este tipo, lo que se resume en una escena en la que Elton se pelea con su mejor amigo y letrista, Bernie Taupin, que amaga con terminar con dramatismo y una reconciliación lacrimógena más adelante, para inmediatamente ver como el artista vuelve y le pide perdón sin mucha complicación. 

Por otro, no deja de ser una más de la oleada de biografías de músicos y bandas que ya estamos atravesando, y que por ahora no parece bajar su intensidad, ni en el cine ni en el mundo de las series. 

Aunque tiene elementos que la separan del malon: un toque de fantasía mitad lisérgica y mitad de cuento de hadas y un tono de película musical con actores que de un segundo para el otro se largan a cantar y bailar. La primera mitad del filme, mientras Reginald Dwight se convierte en Elton Hercules John concentra la mayoría de estos números y es entonces cuando Rocketman logra hipnotizar con mayor fuerza (y soñar con que alguien haga algo similar pero mejor con la obra de David Bowie). 

Después el hechizo se diluye, y el guion va cayendo hasta que se estrella en un final infantil y simplón.  

Pero el golpe al caer se hace más suave porque el cohete viene conducido por Taron Egerton. El actor galés no se queda en la imitación y más allá del parecido físico, crea una versión propia de Elton John. Un rostro que transmite la maravilla de sus inicios, la desazón posterior y el vacío interior cuando se sirve en el desayuno un vodka con jugo de naranja; un carácter que combina la grandilocuencia y la humildad coexistentes, y además, la capacidad de cantar y bailar, un claro contraste con el doblaje de Bohemian Rhapsody, la biopic de Queen que fue uno de los grandes fenómenos cinematográficos del año pasado.

Elton vs. Freddie

Las comparaciones son odiosas, dice la frase hecha, pero hay algunas similitudes entre las historias de ambos protagonistas que cabe destacar como ambas películas las tratan. Mientras Bohemian Rhapsody con su secuencia final en el Live Aid transmite por todo lo alto el poder y la magia de Queen en vivo, Rocketman trabaja mucho mejor la vida de excesos de rockstar y la sexualidad de su protagonista, así como la relación con su frío y despegado padre, y con su cruel y energética madre. 

Aunque parezca que es un estándar para ser estrella de la música tener una relación complicada con los progenitores, esta película no tiene problema en mostrar que no todo se resuelve mágicamente. 

Más allá de ese contraste, hay dos puntos de contacto en las dos historias: uno es el director Dexter Fletcher, que terminó la película sobre Queen cuando echaron al responsable original, Bryan Singer, y el otro es el manager John Reid, que representó tanto a la banda liderada por Freddie Mercury como a Elton John, además de ser la pareja de este último. 

Dato curioso: en ambas películas está interpretado por actores de Game of Thrones: mientras que en Bohemian Rhapsody fue Aidan Gillen (Littlefinger), aquí es Richard Madden (Robb Stark), otro de los puntos altos del elenco,  entre lo sensual y lo villanesco. Reid es lo más cercano a un antagonista que tiene la película, y el actor escocés lo hace con gracia. 

La otra pata fuerte es Jamie Bell como Bernie Taupin, y su relación de amistad con el artista. El escritor y su relación compositiva con Elton John tienen su reconocimiento en el largometraje, y así el personaje se convierte en un coprotagonista cuyos intercambios sinceros con el hombre del piano siempre valen la pena. 

Así como tiene esos méritos, Hollywood sigue haciendo de las suyas en cuanto a los papeles femeninos y pone a Bryce Dallas Howard a interpretar a la madre del artista, a pesar de tener apenas ocho años más que su hijo en la ficción. 

El espacio es solitario

Elton John está desde el año pasado en una gira de despedida que terminará recién en 2021. Después de eso se dedicará a la vida familiar, para criar a sus dos hijos (sin dudas que necesidades económicas no va a pasar). En ese contexto de despedida es que llega esta película, que al artista le sirve también para dejar una versión oficial de su historia. 

El resultado es una película correcta, más allá de sus altibajos. Con puntos altos como el número en el que se interpreta la canción que da nombre al filme, otros bajísimos. 

Y por encima de todo eso Taron Egerton, que después de algunas películas de acción compone su personaje más oscuro y ácido, que contrasta con los trajes de colores y la sonrisa felina que ensaya antes de salir al escenario y después de aspirar un poco de cocaína. 

Egerton despega y pone su nombre en la discusión por el Oscar, aunque le pueda jugar en contra que sea un papel similar al último premiado. Lo que no termina de volar es Rocketman, que por más pirotecnia que tenga no es una maravilla. No defrauda, pero no hechiza.

Biografías que se vienen
  • Judy. Reneé Zellweger interpretará a la actriz y cantante Judy Garland. Se estrenará este año.
  • Stardust. La película contará el debut de David Bowie en Estados Unidos y se define como “historia de origen”.
  • The power of love. Prevista para diciembre de 2020, contará la vida de Céline Dion, con el respaldo de la cantante canadiense.
  • Joaquín Sabina. El español anunció que estará detrás de la creación de una serie sobre su vida y “destruir mitos mediáticos”.

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