Camilo dos Santos

“Ojalá se vinieran unos nuevos años locos tras la pandemia, pero es una fantasía”

Entrevistado por El Observador, el psicólogo Steven Taylor dice que el final será "entreverado", que los gobiernos no aprendieron algunas lecciones y que la idea de unos "nuevos años locos" es "una fantasía"

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31 de enero de 2022 a las 05:04

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En 2019, cuando la vida era muy distinta y el covid-19 no estaba en los planes de nadie, el psicólogo australiano Steven Taylor publicó un libro que, entre muchas otras cosas, decía esto:

“Lidiar con las consecuencias de una pandemia severa no será tarea sencilla. Las cosas se volverán complicadas, impredecibles y turbulentas. (...) Veremos una proliferación de teorías conspirativas. Los medios de comunicación sensacionalizarán la pandemia. Rumores infundados y noticias falsas circularán por internet. Muchos respetarán obedientemente las instrucciones de las autoridades sanitarias: cumplirán con el distanciamiento social, cubrirán sus toses, se darán las vacunas necesarias. Otros incurrirán en actitudes contraproducentes (...) Habrá un aumento de curanderos y remedios caseros. Los charlatanes aprovecharán la oportunidad para capitalizar los temores de las masas. Habrá especulación de precios (...) Las escuelas, los lugares de culto y otros lugares de congregación estarán cerrados. Partes de la infraestructura, como los servicios de saneamiento, pueden colapsar debido al ausentismo de los trabajadores (...) Se recomendará a las personas que permanezcan en sus hogares, donde su principal fuente de conexión social y apoyo social será a través de medios electrónicos, como Internet y teléfonos celulares. Muchas personas se las arreglarán bien con el aislamiento impuesto. Otras personas experimentarán una intensa soledad como resultado de las restricciones de distanciamiento social (...) Habrá –por sobre todas las cosas– una extendida incertidumbre una vez que lo peor de la pandemia haya pasado. Durante un tiempo, las personas se preguntarán si efectivamente ha terminado o si una nueva ola estará por arribar. Personas con vulnerabilidades especiales, como un alto nivel de intolerancia a la incertidumbre o sobreestimación del riesgo, continuarán estresadas mucho después de que la amenaza haya cesado”. 

En La psicología de las pandemias, publicado meses antes del brote en WuhanTaylor se basó en la experiencia de pandemias anteriores para elaborar una detallada –y profética– guía de qué cabría esperar en caso de una propagación global de una enfermedad infecciosa, y ha sido citado desde entonces por expertos a lo largo y ancho del mundo, incluyendo a Rafael Radi, coordinador del Grupo Asesor Cientifico Honorario (GACH).

Bajo el argumento de que la psicología juega un "rol protagónico" en las pandemias como hilo conductor, Taylor repasó los modos en que se propagan los contagios, el impacto de las medidas de contención de las enfermedades, y hasta los factores psicológicos detrás de la resistencia de algunas personas a vacunarse.

Entrevistado por El Observador vía Zoom, desde su oficina en la Universidad de Vancouver, Taylor advierte que el final de la pandemia será "arbitrario" y "confuso", que el próximo paso será el ingreso a una "fase pospandémica", que si hubiera una nueva pandemia no está "seguro" de que los gobiernos hayan "aprendido lo suficiente" como para no caer en los mismos errores, y que la sospecha de que vendrán unos "nuevos años veinte locos" es "una fantasía". 

A continuación, un resumen de la entrevista:

Ingresando en el tercer año de pandemia, ¿en qué etapa diría que estamos ahora?

Bueno, yo esperaría que estuviéramos llegando al final, pero eso fue también lo que esperaba el año pasado. Hay tanta incertidumbre que es muy difícil hacer un pronóstico. Y eso es una característica de las pandemias. Ahora dependerá de la lógica del virus: si muta en formas cada vez menos peligrosas, las economías abrirán y la pandemia acabará. Pero de nuevo: depende más de lo que ocurra con el virus.

Ha dicho en recientes entrevistas que no deberíamos esperar un corte claro, sino más bien un final "entreverado". ¿Qué pasó en las anteriores?

Es usualmente arbitrario. No es que haya un número de casos que lo determine... Pero lo que creo ocurrirá es que, al igual que con pandemias anteriores, en un momento el número de casos será suficientemente bajo y las autoridades sanitarias como la Organización Mundial de la Salud (OMS) dirán: bueno, hemos entrado en una fase pospandémica. No dirán "se ha terminado", sino que habremos entrado en una fase pospandémica. Es arbritario y confuso. Porque cuando ello suceda, muchos perfectamente dirán: supuestamente se terminó, pero los contagios siguen. Y además, por supuesto, habrá países con mejores y peores panoramas. La pandemia podrá terminar, o estar más cerca de un final claro en un país, pero no así en otro. También dentro de un mismo país o sociedad.

Algunos académicos hablan de la distinción entre el "final social" y el "final médico" de las pandemias. ¿Coincide con esa categorización?

Sí, coincido. El final médico se daría con la desaparición del covid, o al menos con su transformación en algo así como la gripe común. Un final médico, así de claro y tajante, probablemente nunca ocurra. Pero sí habrá un final social de la pandemia. Y eso será en definitiva lo que declarará la OMS cuando hable de “período pospandémico”. A lo que se referirá con eso es al final social, que incluye el levantamiento de restricciones y tal.

¿Y considera que estamos acercándonos a ese final social?

Bueno... todos queremos que arribe ese final. Algunos desesperadamente esperan que llegue para el final de este año. Que eso ocurra o no dependerá del virus. Si por ejemplo aparece una mutación peor que Delta, entonces definitivamente no estaríamos ante el final social. Pero si Ómicron muta hacia una versión todavía más suave de la enfermedad, quizá para finales de este año estemos cerca del final social.

“Si tuviéramos una nueva pandemia, digamos el año que viene, no estoy seguro de que hayamos aprendido lo suficiente acerca de las políticas públicas y la implementación de medidas del tipo de lockdowns como para hacerlo diferente. Mi preocupación es que creo que lo haríamos exactamente igual”

Al principio de la pandemia, tanto las instrucciones como las actitudes de la población frente al virus eran más homogéneas que ahora. Hoy conviven actitudes muy disímiles: desde los más optimistas y despreocupados respecto a la epidemia hasta los que continúan con una gran percepción de riesgo. ¿Esa divergencia es algo que habíamos visto en anteriores pandemias, sobre todo en sus etapas tardías?

Es difícil decirlo. Podemos identificar algunas similitudes en anteriores pandemias, pero ninguna ha sido tan estudiada desde el punto de vista psicológico como el covid-19. Pero sí. En el pasado hemos visto gente expresando, como ahora: ¿Esto ya terminó? ¿Vamos a sufrir una nueva ola? La progresiva disminución en la adhesión al distanciamiento social, la "fatiga de pandemia", eso también ha existido en el pasado también. Así que hay un montón de similitudes, pero también varios huecos en el registro histórico porque no había tanta documentación. 

¿Y de qué forma las políticas públicas deberían contemplar y respetar las diferentes actitudes frente al virus?  

Es una situación muy difícil porque hay mucha incertidumbre. Yo recomendaría que cualquier cambio en las políticas públicas se hiciera de forma muy cuidadosa. No se deberían dar grandes saltos, porque cuantas más veces cambies las políticas, más confundes y frustras a las personas. Incluso la adhesión a las medidas comienza a ceder si cambias todo el tiempo. Pero es una situación difícil, porque los lockdowns y ese tipo de medidas obligan a las personas a inhibir sus tendencias naturales a ser gregarios y socializar. Cualquier política debe ser muy cuidadosa de permitir a las personas, en la medida de lo posible, vivir sus vidas en lugar de imponer restricciones. Y si las impone, que sean por períodos muy cortos y predecibles. 

Y aquí viene una de mis preocupaciones. Si tuviéramos una nueva pandemia, digamos el año que viene, no estoy seguro de que hayamos aprendido lo suficiente acerca de las políticas públicas y la implementación de medidas del tipo de lockdowns como para hacerlo diferente. Mi preocupación es que creo que lo haríamos exactamente igual. Por eso una vez que el covid haya pasado, realmente debemos tener una fuerte reflexión sobre esto y decir: Ok, ¿qué hicimos bien y qué debemos refinar de cara a la próxima pandemia?

¿Y qué cree por ejemplo que deberíamos haber aprendido a esta altura?

Debemos encontrar mejores alternativas de implementación del distanciamiento social. Es muy estresante en las personas, y no sé si los gobiernos han aprendido esa lección. Siguen experimentando con distintos tipos de medidas de distanciamiento social y tratando de hacerlo funcionar. Una lección importante debería ser el impacto de las pandemias en la salud mental de las personas. Ya antes del covid sabíamos bien que no contábamos con recursos suficientes para atender y tratar los problemas psicológicos. Ese problema se acentuó con la pandemia. Entonces una lección importante es que debemos hallar modos de asegurar la asistencia en salud mental de forma gratuita y accesible para todos.

“Veremos un rebote en cuanto a que las personas se vuelvan más sociables y comiencen a disfrutar de sus vidas nuevamente, pero no creo que sea como un escenario de locos años veinte, en parte por la forma en que terminan las pandemias: de una manera desordenada”

En su trabajo académico ha realizado varios estudios sobre el impacto de la pandemia en la salud mental. ¿Qué ha encontrado?

Toda clase de cosas. Hemos descubierto que, en general, en todas las comunidades, la salud mental de las personas se ha deteriorado con el tiempo. Algunas personas son resistentes, pero ha habido un aumento en la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias.

Sabemos –por los desastres naturales y pandemias anteriores– que la mayoría de las personas se recuperarán. Pero no todos. Es difícil predecir en este momento quiénes serán las personas que se recuperarán. Pero entre las personas que han desarrollado problemas graves de salud mental durante el covid, hay una combinación de problemas preexistentes que empeoran y nuevos problemas que se desarrollan. Mis pacientes con depresión, por ejemplo, han estado experimentando un empeoramiento del estado de ánimo, pero algunos están desarrollando nuevos problemas, como fobias y ansiedades.

Se ha hablado mucho, quizá fantaseado, respecto a un eventual auge de la socialización, del "desenfreno sexual" y del consumo en la fase pospandémica. Algunos colegas suyos han hablado de una suerte de "nuevos locos años veinte". ¿Es una fantasía o cree que podemos esperar algo de eso?

Ojalá fuera verdad, pero creo que es una fantasía. Quiero decir... estamos viendo gente que sale de fiesta ahora cuando puede. Eso es muy diferente de ese escenario de los locos años veinte que se ha sugerido. Sería magnífico si fuera verdadpero no creo que sea verdad. No creo que vaya a pasar, en parte por la forma en que terminan las pandemias: de una manera desordenada. No es como el SARS –el primer SARS– que desapareció. Todavía tendremos covid, y no creo que veamos unos locos años veinte. Veremos un rebote en cuanto a que las personas se vuelvan más sociables y comiencen a disfrutar de sus vidas nuevamente, pero no creo que sea como un escenario de locos años veinte.

Cuando se acabó la gripe rusa, o cuando terminó el SARS, o cuando terminó la gripe porcina, la gente respiró aliviada y luego continuó con sus vidas, enfocándose en lo siguiente que tenían por delante. De hecho, ya estamos viendo en los medios gente hablando más y más, por ejemplo, sobre el cambio climático y los desafíos que tenemos allí. Entonces, con el fin del covid no veremos unos locos años veinte, sino que veremos a las personas cambiar el foco hacia un nuevo problema para abordar.

“La gente que simplemente está cansada de tener que vacunarse continuamente es un fenómeno separado del sentimiento antivacunas. Es muy diferente. Son personas que están haciendo todo lo posible y han cumplido, pero se sienten cansadas, irritables y dicen: ‘Ya he hecho suficiente. ¿Qué más quieres de mí?’ Es posible que veamos más y más de eso a lo largo de este año”

Otro aspecto que describe su libro es el de las actitudes hacia la vacunación. En particular apela al concepto de "reactancia psicológica" como una de las motivaciones fundamentales detrás de la reticencia a la vacunación: en resumen, su argumento es que en las personas con alta "reactancia psicológica", todo intento por obligar a actuar de determinada manera no hace más que fortalecer esa actitud contraria. ¿Cree que los gobiernos han tenido en cuenta ese factor psicológico al diseñar las políticas de vacunación?

Bueno, hubo problemas. Para las personas que tienen altos niveles de reactancia psicológica, un alto grado de valoración de su propia libertad y que no les gusta que los gobiernos les digan qué hacer, eso se ha visto implicado en actitudes antimáscaras y antivacunas. También hemos hecho investigaciones de esos aspectos. Es muy difícil cambiar las actitudes de la gente así como así. Supongo que ha sido más fácil para los gobiernos ordenarlo. Es un enfoque poco elegante y de mano dura, pero funciona. Por lo general los opositores a la vacunación son un grupo de personas muy pequeño pero muy ruidoso. La mayoría de las personas están felices de vacunarse, lo ven como un boleto para salir de esta pandemia.

Lo que ocurre es que cuanto mayor sea la carga para que las personas se vacunen, menor será su adhesión. Si solo necesitáramos una vacuna, habría una mayor adhesión. Ahora, si le dices a la gente: tienes que darte dos dosis, y luego seis meses después necesitas una dosis de refuerzo y tal vez más tarde otra, es una carga para las personas y tendrás cada vez menos adhesión a la vacunación. Supongo que por eso los gobiernos están comenzando a apelar ahora a políticas de vacunación obligatoria, porque la promoción funciona hasta cierto punto. Pero la gente que simplemente está cansada de tener que vacunarse continuamente es un fenómeno separado del sentimiento antivacunas. Es muy diferente. Son personas que están haciendo todo lo posible y han cumplido, pero se sienten cansadas, irritables y dicen: "Ya he hecho suficiente. ¿Qué más quieres de mí?". Es posible que veamos más y más de eso a lo largo de este año.

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