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La historia del piloto uruguayo del Hércules que rescató varados en Tel Aviv y fue clave en la pandemia: "Es un orgullo"
Un vuelo humanitario para rescatar a sobrevivientes del terremoto de Manabí en Ecuador en 2016. Los vuelos para retornar a casa a los uruguayos varados en América por la pandemia del coronavirus en marzo de 2020. El ultrafreezer indispensable traído de Estados Unidos para las vacunas anticovid. Y en los últimos días los rescates de los uruguayos en Tel Aviv que escapan de la guerra en Israel.
Estos vuelos fueron vuelos conducidos por el piloto Martín Campoamor, quien contó desde Madrid a El Observador todas sus travesías luego de llevar a uruguayos desde la ciudad israelí a la capital española. Llegó a las 07:00 (hora uruguaya) y a las 09:35 atendió el celular. "No para de sonar el teléfono, dormí tres horas pero estoy sobregirado", cuenta el piloto del Hércules que se encargó de los dos vuelos de Tel Aviv a Madrid y que está a la espera de saber si tocará un tercer vuelo o si regresará a Montevideo.
El martes pasado, cuando comenzaron las conversaciones entre el Ministerio de Defensa y Cancillería para volar hacia Tel Aviv fue avisado de que seguramente le tocaría salir. Es de los pocos pilotos que puede manejar el Hércules por lo que una vez que se definió el plan de vuelo, se lo confirmaron. Le avisó a su pareja y a su hijo de ocho años y tocó partir.
Esta misión le resultó diferente a las anteriores, aunque las pasadas las recuerda con mucho orgullo. "La del terremoto de Ecuador fue durísima. Rescatábamos personas, padres con niños que sobrevivieron el terremoto y con ellos el ataúd de una persona que había fallecido. Era escenas durísimas", relató. En la pandemia "fue diferente", porque había un desconocimiento de qué se trataba ese virus que finalmente mantuvo parado al mundo por casi dos años.
"No entendíamos nada, íbamos de tapabocas y no sabíamos quién estaba contagiado o no. Todavía no había protocolos y tampoco se entendía del todo cómo se podía transmitir el virus", señaló.
En esa época, le tocó durante dos meses recorrer América para ir rescatando uruguayos. Salía de Uruguay, pisaba un país, rescataba hasta un máximo de 90 personas (la capacidad del avión) y volvían a Uruguay. Estaban dos días en el país y volvían a salir. "Era un deber, porque no había ningún avión comercial volando, solo nosotros, los humanitarios", rememoró.
Las muestras de agradecimiento en ese momento eran muy importantes de todos los que estaban varados. Cuando la pandemia ya había transcurrido, y las vacunas ya estaban dando vueltas, le tocó ir a buscar el ultrafreezer para almacenarlas. Otra misión relevante.
Y ahora, le toca rescatar a los uruguayos en Tel Aviv, que le agradecieron, a él y a la tripulación, la labor de rescatarlos. "Es un orgullo y sobre todo cuando se trata de compatriotas. Que los vayan a rescatar uruguayos y un avión con bandera uruguaya. Para nosotros fue un honor, para mí y toda la Fuerza Aérea".
Finalmente, luego de haber traído a las personas, está en su hotel. Todavía no pudo salir a recorrer un poco de Madrid. "Pero ahora, que ya cumplimos la misión, vamos a juntarnos con los compañeros e ir a comer, más tranquilos, a hacer un poco de camaradería". Pero, eso sí. Estará atento al teléfono por si otra misión humanitaria lo tiene pilotando el Hércules para rescatar a compatriotas.
