El último día del año, un segundo extra se añadirá a los relojes de todo el mundo a las 23 horas, 59 minutos y 59 segundos.
El tiempo medido por el Horario Universal (UT1) se basa en la rotación media de la Tierra con respecto a los cuerpos celestes. Sin embargo, la invención de los relojes atómicos define una escala de tiempo mucho más precisa, que marca los segundos con independencia de la rotación de la Tierra: el Tiempo Universal Coordinado (UTC).
El Servicio Internacional de la Rotación de la Tierra y de los Sistemas de Referencias (IERS por sus siglas en inglés) es la organización que supervisa la diferencia entre las dos escalas, estableciendo segundos para ser insertados o retirados de la UTC cuando sea necesario.
Para determinar la UTC, se genera primero una escala de tiempo secundaria, el Tiempo Atómico Internacional (TAI), que consiste en la UTC sin segundos intercalares.
Este sistema se instituyó en 1972, cuando se determinó que la diferencia entre la TAI y la UTC era de 10 segundos. Desde entonces, 26 segundos se han añadido a intervalos variables de seis meses a siete años. El más reciente fue insertado el 30 de junio de 2015.
Según datos generados utilizando la tecnología de interferometría de base muy larga (VLBI), la Tierra corre entre 1,5 a 2 milisegundos más lenta por día en comparación con el tiempo atómico. Después de alrededor de 500 a 750 días, la diferencia entre el tiempo de rotación de la Tierra y el tiempo atómico sería aproximadamente un segundo.
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