Raúl Martínez / EFE

Fin de ciclo electoral: la consolidación de un cambio

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02 de octubre de 2020 a las 14:57

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Fue una semana política muy intensa. En la madrugada del lunes, mientras aún procesábamos los resultados de las elecciones departamentales, te envié un primer análisis. Ahora, con algunos días de distancia, te comparto una nueva newsletter EnClave.

El impacto de las elecciones en la coalición y el punto que se anota Lacalle

Si consideramos al pasado domingo como lo más parecido a unas elecciones de medio término que puede tener Uruguay –como escribió hace algunas semanas el politólogo Óscar Bottinell al tomar en cuenta la distancia de casi un año entre las nacionales y las departamentales– el resultado no es otro que la consolidación del cambio que habían marcado los electores en octubre pasado.

Y además, ¡qué año! Por todo el mundo pasó un huracán llamado covid-19. En Uruguay, si bien el golpe fue moderado, la crisis económica derivada del coronovirus aún se siente y el oficialismo recibió muchísimas críticas de parte del Frente Amplio, que valora como avara la reacción de Lacalle Pou en la atención a los más pobres. Por todo eso era considerable prestar atención a posibles cambios en el humor del electorado. Las urnas demostraron lo contrario: una estabilidad muy fuerte, que es, en definitiva, un respaldo a la gestión del gobierno.

Haciendo las salvedades sobre cómo en una elección departamental el voto de los ciudadanos es diferente al de en una nacional (hace dos semanas te compartí esta comparación histórica), es evidente que en esta oportunidad no hubo voto castigo al gobierno. Al contrario.

El domingo los partidos de la coalición sumados llegaron a tener algo más del 48%, varios puntos por debajo de la votación de todos ellos juntos en octubre de 2019 (53%), pero muy parecido al porcentaje obtenido en el balotaje (48,8%).

Incluso si miramos en el interior de la coalición, los más favorecidos fueron los blancos. El partido del presidente creció casi 7 puntos porcentuales entre octubre de 2019 y setiembre de 2020. Pasó de tener el 28,8% al 35,6%.

Raúl Martínez / EFE

¿Cómo leer esos datos? Una interpretación es que la figura del presidente, Luis Lacalle Pou, valorada de forma muy positiva por la mayoría de los uruguayos según todas las encuestas luego del manejo de la crisis sanitaria, incidió en muchos departamentos donde su apoyo a candidatos fue evidente.

Salvo en Canelones (-2.4 puntos porcentuales), Rivera (-2,4) y Montevideo (-0,2%), los blancos crecieron en todos los departamentos respecto a octubre de 2019. Donde más sumó votos fue en Cerro Largo (obtuvo 40,9 puntos porcentuales más) que pasó de 26.215 votos en octubre de 2019 a 50.585 votos el domingo pasado. Allí, al igual que en Treinta y Tres (28,6 puntos de crecimiento), Soriano (22,6 puntos) y Tacuarembó (22,3 puntos) incidió también la lógica departamental, dado que es habitual que en esos lugares los blancos voten mejor a la intendencia que en la nacional, como podés ver en esta nota.

Por fuera de esas salvedades, es evidente que la luna de miel del oficialismo se estiró más de lo habitual y Lacalle Pou tiene una oportunidad que deja planteada una pregunta: ¿cómo puede aprovechar este buen momento para seguir imponiendo la agenda que impulsó en la campaña, antes que los efectos de la crisis económica pospandemia se hagan más evidentes? Ese, sin dudas, será un tema para próximos análisis.

Otras notas de la semana que complementan este análisis:

En el Frente Amplio fue caída, pero no revolcón

Para el Frente Amplio las elecciones del domingo implican una derrota porque perdió tres intendencias (Paysandú, Río Negro, Rocha), cayó de 37 a 32 alcaldías –fue derrotado en algunos bastiones de la izquierda a nivel local– y en departamentos donde se esperaba una victoria contundente como Canelones ganó con holgura pero no fue avasallante.

Sin embargo, cuando uno mira los números de todo el país, la derrota del Frente Amplio en las departamentales no fue un revolcón. Comparado con las departamentales del 2015 cayó del 43% en todo el país al 40,3%.

Si la comparación es con hace un año –octubre de 2019–, el FA incluso logró un crecimiento de un punto: de 39,2% a 40,3%. La peor comparación posible para la izquierda es con el balotaje de noviembre de 2019, donde había obtenido 47,4%, pero es presumible que esa diferencia fue más por un voto de rechazo a Lacalle Pou, que por apoyo al FA.

¿Qué deja esta elección para la oposición a nivel nacional? Como veíamos el domingo apenas terminada la elección, consolida dos nuevos liderazgos para el futuro: Yamandú Orsi y Carolina Cosse.

La nueva intendenta de Montevideo ya demostró, en su primera semana postelección, que será un actor político de relevancia. Como bien cuenta Gonzalo Charquero en esta nota, cumplió con todo el manual del ganador, pero además fue inteligente en algunas de sus acciones. Por ejemplo, podría resultarle incómodo un encuentro con Daniel Martínez, pero a la vez era necesario no despreciarlo. Entonces, diseñó una reunión con todos los exintendentes de Montevideo para no tener que realizar un mano a mano.

Leonardo Carreño

Otra lectura interna que la elección departamental deja para el Frente Amplio es la disminución del ala más moderada. El MPP se quedó con Canelones y la candidata impulsada por el Partido Comunista y el Partido Socialista –más ortodoxo que nunca– con la capital. Si bien Orsi y Cosse no necesariamente representan esa radicalidad, los sectores más social-demócratas no tienen mucho para mostrar como victoria de esta elección.

Una oportunidad para dar pelea podrá ser la elección de presidente del FA del año que viene. La izquierda necesita mostrar esa pata moderada más fuerte, si no, corre el riesgo de radicalizarse y eso no le haría nada bien.

Una salvedad metodológica. Los datos presentados salen del escrutinio primario –aún no terminó el definitivo– y de separar los votos de los diferentes partidos que compitieron juntos en determinados departamentos. Por ejemplo, en Montevideo los blancos votaron dentro del Partido Independiente, pero los votos obtenidos por sus listas fueron separados para este análisis. De la misma forma, en los departamentos donde hubo listas de Cabildo Abierto dentro del Partido Nacional, esos votos se quitaron y se atribuyeron al partido de Manini Ríos y en los casos en que el Partido de la Gente votó unido a los blancos, también se separaron esos votos.

Soy Gonzalo Ferreira, editor jefe de El Observador. Podés escribirme a este mail por sugerencias y comentarios.

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