Leonardo Carreño

Fiscal de drogas: "Tiene que haber personas dedicadas a investigaciones largas; así no se puede, es imposible"

Mónica Ferrero propuso la creación de una Unidad de Drogas, con fiscales especializados en investigaciones de largo aliento, y cree que sería conveniente habilitar los allanamientos nocturnos

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11 de mayo de 2020 a las 05:00

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Cuando Mónica Ferrero atiende el teléfono, la primera respuesta suele ser un reclamo. "No puedo hablar ahora, tengo muchos detenidos, ¿qué precisa?". Desde que trabaja como fiscal de Estupefacientes, cargo que asumió en noviembre de 2017 junto con la entrada en vigencia del nuevo Código del Proceso Penal (CPP), sostiene que en la Fiscalía no hay recursos suficientes ni la organización necesaria para combatir el narcotráfico, y que a su criterio deberían realizarse varias modificaciones que permitan investigar mejor al crimen organizado.

En entrevista con El Observador, Ferrero opinó que el sistema penal actual torna "inviable" el trabajo de su fiscalía, y advirtió que se necesitan cambios legales profundos que no están contemplados en el proyecto de ley de urgente consideración que ingresó al Parlamento el 23 de abril. "Es que así como está planteado el nuevo código para las investigaciones grandes, necesita cambios", criticó.

Además, defendió la necesidad de habilitar allanamientos nocturnos para combatir las bocas de droga –como propuso el ministro del Interior Jorge Larrañaga en el plebiscito constitucional sobre seguridad que fracasó en octubre–, sugirió la creación de una Unidad de Drogas dentro de la Fiscalía para optimizar la lucha contra los narcotraficantes, que se encrudece año tras año, y celebró el trabajo de los militares en la frontera porque eso ha "disuadido" a la delincuencia.

¿Cuánta droga incautó hasta ahora en su carrera como fiscal? ¿Lleva la cuenta de las toneladas?
Ah, muchísimo, muchas toneladas. Pero cuando empecé (en 2009) como fiscal de Crimen Organizado teníamos otra perspectiva de cómo se tenían que hacer las investigaciones serias con una buena cantidad de incautaciones.

¿Hoy no ocurre eso?
Lo que pasa es que antes de asumir en la Fiscalía de Estupefacientes (en noviembre de 2017) solo tenía esa competencia y ahora tengo muchas: tráfico de armas, lavado de activos, extorsión, secuestro, terrorismo, falsificación de marcas... Todo esto por el nuevo Código del Proceso Penal. Y además, no me encargo solamente de drogas a nivel internacional, sino también a nivel interno, con las bocas, el menudeo y el ingreso de droga a las cárceles. Cuando trabajaba como fiscal de Crimen Organizado, con el Código del Proceso Penal anterior, me encargaba solo de lo grande.

Y son solo dos fiscalías, la de usted y la de Stella Llorente. ¿Dan abasto?
No. Estamos excedidos, y sobre todo para las investigaciones complejas de largo aliento, porque tenemos que atender los delitos de flagrancia en un período de 10 días –pues estamos de turno cada 15 días, dos semanas de lunes a viernes– y tenemos que resolver controles de rutina en los que encuentran droga, allanamientos de otros fiscales que buscan incautar armas u objetos robados en rapiña, y veces no encuentran al requerido ni el revólver (que se usó para cometer un delito), pero sí armas y drogas. E inmediatamente eso lo absorbemos nosotros.

¿Dice que se necesita una tercera Fiscalía de Estupefaciantes?
Ah, yo creo que se necesita una o dos más. Pero también se necesita, a mi juicio, determinar cómo se quiere encarar el crimen organizado. Yo sé que el fiscal de Corte (Jorge Díaz) es sensible con este tema, y aspiro a que lo pueda tratar de laudar en un futuro. Yo no soy legisladora, pero me parece que es hora de que hagan un compendio de normas de lo que hace al narcotráfico, y que aúnan y permitan que se formule un proceso que se adecue a la envergadura que son las investigaciones criminales de largo aliento, separadas de todo el resto.

"Estamos excedidos, y sobre todo para las investigaciones complejas de largo aliento"

¿Cree que debería dedicarse exclusivamente a los grandes casos?
Bueno, tampoco me parece bueno que una sola persona haga investigaciones de narcotráfico, por una cuestión de control y transparencia, o mismo por la formación de futuros fiscales. Pero tiene que haber una o dos personas dedicadas a las investigaciones largas, de narcotráfico y lavado de activos, porque así no se puede. Es imposible, inviable. Ahora mismo tengo como 10 investigaciones relativas a incautaciones de cargamentos con droga.

¿Lo que dice es que el código actual es inviable para investigar narcotráfico y crimen organizado?
Es que así como está planteado el nuevo código para las investigaciones grandes, necesita cambios. Por ejemplo, hay países que tienen fiscales dedicados al lavado de activos, fiscales especializados en narcotráfico internacional, y fiscales para droga de menudeo y fiscales para tráfico de armas. Yo estoy convencida, además, que para funcionar bien a nivel nacional hay que crear una Unidad de Drogas dentro de la Fiscalía, que unifique todo el trabajo y los criterios de investigación y marque las directivas de cómo trabajar. Eso sería lo ideal, pero no están los recursos humanos.

¿Creció mucho el narcotráfico en el último tiempo?
Sí. Se intensificó tanto el tema de las bocas como el narcotráfico internacional. De hecho, puedo puntualizar con total propiedad porque trabajé en la semana de Turismo, y la mayor cantidad de delitos fueron de narcotráfico. Las estadísticas así lo determinan. Y hay algo que me está llamando la atención: que son personas sin antecedentes penales los que están ingresando ahora al narcotráfico, y sobre todo las mujeres. 

¿Por qué se da ese fenómeno?
La mayoría, cuando uno los interroga, marca el tema de la necesidad económica y una obtención de dinero en forma rápida, sin medir los riesgos que eso conlleva, que son muchos. Hay riesgos de no poder salir de la organización o riesgos de generar deudas que de no pagarlas pueden pagarlo con la vida.

Tiene que haber una o dos personas dedicadas a las investigaciones largas, de narcotráfico y lavado de activos, porque así no se puede. Es imposible, inviable. Ahora mismo tengo como 10 investigaciones relativas a incautaciones de cargamentos con droga.

¿Han habido casos de muertos en Uruguay por quedarse endeudados o no cumplir con las indicaciones de un cartel?
A nivel macro no, pero en cambio hemos notado cómo están cambiando las modalidades de narcotráfico internacional y cómo traen cargamentos de droga, los acopian acá y luego los sacan hacia el exterior.

Todos estos cambios, la captación de gente sin antecedentes, que se incorporen mujeres, y el almacenamiento para exportar luego, ¿los ha visto en cuántos de los últimos años?
En los últimos dos años. Llama también la atención los crímenes por competencia de territorio a nivel de narcotráfico. ¿Qué pasa? Que da mucho dinero en corto tiempo y obtienen una ganancia muy rápida que lleva, a los más avezados, a lavar el dinero con pantallas en ciertos negocios. A esto hay que agregar el asunto de las bocas, que en ciertos territorios de Montevideo están siendo dirigidas por narcotraficantes que están en la cárcel, lo que hace todo un entramado bastante dificultoso para la policía.

Justamente, a fines del año pasado se supo que el Primer Comando Capital (PCC), especializado en la operación en las prisiones, desembarcó en Uruguay con el reclutamiento de más de 80 delincuentes. ¿Es un actor protagonista en sus investigaciones?
El PCC es una investigación bastante compleja, y en la cual sigo, porque hay dos imputados pero todavía no fueron a juicio. Hemos puesto atención porque se ligan criminales que tienen cierta experiencia o capacidad delictiva en ciertos tipo de delitos como rapiñas, hurtos, o delitos informáticos, que son llamados a operar en el narcotráfico y tráfico de armas. Y lo más peligroso es esto último, porque se está dando con Brasil, en forma constante.

¿Ha crecido el tráfico de armas con Brasil, entonces?
Sí, en forma constante. Lo hemos detectado, por eso y, al menos para la fiscalía, es muy llamativo. Lo que sí ha ocurrido es que, al intensificar los controles en la frontera, ha generado alertas y disuadido a los narcotraficantes.

"Hay algo que me está llamando la atención: que son personas sin antecedentes penales los que están ingresando ahora al narcotráfico, y sobre todo las mujeres". 

¿Se refiere a los controles que realizan hoy las Fuerzas Armadas?
Sí. Para nosotros eso generó una alerta y un cambio de modalidad. 

¿Y disminuyó el narcotráfico por eso?
No, no disminuyó, pero los delincuentes están buscando otros territorios más al norte del país, y no tanto por el Río Uruguay. Los han enervado los controles. Fue un elemento importante para mí. Y hay otro punto que no es menor y que debemos atacar y es el tema de la corrupción. Hemos detectado en algunas investigaciones de pagos a algún policía o algún funcionario, pero nunca dicen cuáles porque tienen miedo. De esto se encarga la Dirección de Asuntos Internos del Ministerio del Interior, que funciona muy bien.

¿Leyó los cambios propuestos al proceso penal incluidos en el proyecto de ley de urgente consideración?
Sí y no estoy de acuerdo con que se le cuestione que la policía pueda hacer indagaciones o interrogar a detenidos sin dar cuenta al fiscal, como critica la Asociación de Fiscales, porque según ellos de esa manera eso puede generar más corrupción policial e irse a un retroceso. Es algo que se puede zanjar poniendo cámaras GoPro a los policías. En el código anterior se trabajaba de esta manera, y había corrupción policial, pero también hubo corrupción con el proceso penal actual, como el caso de los policías de Zona IV; por eso no puede ser un obstáculo ese riesgo, porque el Ministerio del Interior puede poner controles firmes. Y tampoco me gusta que se piense que la Fiscalía esconde pruebas.

¿Entonces está de acuerdo en que los jueces tengan acceso a las investigaciones de los fiscales? Está en el proyecto y cuenta con el rechazo explícito del fiscal de Corte, Jorge Díaz.
Nosotros no podemos estar en la Fiscalía tomando 60 declaraciones y después ir a un juzgado a decir que tengo esas declaraciones y que la jueza me crea o no. Si se cuestiona que la Fiscalía oculta pruebas –y a mí me rechina que se cuestione eso–, entonces prefiero que todo se haga con el juez, así sea un juez de garantías, que vaya controlando lo que se va incorporando, y que el abogado vaya controlando también la probanza. Además, soy de la idea de que, incluso, se haga una reforma constitucional para que haya un plazo de detención mayor a las 48 horas  –de 72 o más, como existe en otros países– en los casos específicos de narcotráfico, para tener más tiempo de investigar antes de imputar.

¿Notó algún cambio en la forma de trabajar de la Policía desde que asumió el nuevo gobierno en marzo?
Hubo cambios de los investigadores, lo que redunda en un tiempo en el cual se hacen los reacomodos. Pero en la parte de investigación se mantuvieron en general casi todas las personas, y eso permite continuar la línea de trabajo, lo cual es importante.

Se supone que la brigada de drogas está enfocada en la desarticulación de las bocas. ¿Es así?
Nosotros tratamos de llevar a cabo el plan que nos plantea la brigada de atacar insistentemente las bocas, por todo lo que conllevan.

"Hemos notado cómo están cambiando las modalidades de narcotráfico internacional y cómo traen cargamentos de droga, los acopian acá y luego los sacan hacia el exterior".

Pero si ustedes eliminan una boca, es poco el daño que generan en el narcotráfico.
Cuando eliminamos una boca, la sacamos del lugar, le damos tranquilidad a la gente que vive alrededor, porque las bocas generan tiroteos, juntan personas en las plazas, desequilibra la normalidad de un barrio, y se van reproduciendo. En un caso específico, había maestras de una escuela que quedaron muy agradecidas, por el temor del ataque a los alumnos.

¿Cuánta información se obtiene al eliminar una boca?
Lo que generalmente tenemos es una persona que es pagada por el narcotraficante mayor, que es el dueño y el que paga la sustancia, para que le venda para él. Hay otra persona que lleva la droga a la boca. Por lo general consumen la droga adentro toda la noche, y al otro día cuando se allana no queda nada, porque no podemos hacer allanamientos nocturnos.

¿Dice que sería más fácil si pudieran hacer allanamientos nocturnos, como propuso Jorge Larrañaga en su plebiscito de reforma constitucional?

Para mí son convenientes. Porque la modalidad que se está dando es esa: entran los clientes y consumen la droga durante la noche; queda uno al que le pagan, consumidor por lo general, para que se quede a custodiar la droga. Y al otro día encontramos la balanza, un restito de drogas, y el detenido declara que la habían comprado en otro lado y que fueron a consumir ahí. Dificulta bastante que no podamos allanar de noche.

La semana anterior, el imputado Martín Mutio, responsable para usted de las 4,5 toneladas de cocaína que se incautaron en Alemania en agosto del año pasado,  quedó sin ninguna medida cautelar. Está libre, en su casa, por decisión de la jueza Beatriz Larrieu, mientras espera el juicio. ¿Cree que el mensaje a la sociedad es que fue absuelto?
Desde un principio pretendimos tenerlo en prisión preventiva pero después la jueza fue aplicando las normas actuales de este nuevo proceso. Ahora quedó sin medidas. Pero no es el primer narcotraficante en el mundo que queda en libertad. En Galicia, me consta porque integro las redes fiscales, hubo un caso de un gran narcotraficante que estuvo esperando el juicio en libertad y se fugó. Nunca más lo encontraron.

¿Está preparado Uruguay para albergar en sus cárceles a narcotraficantes pesados, como Gerardo González Valencia, trasladado recientemente al penal de Libertad?
Yo lo que creo es que es importante revisar la posibilidad de hacer convenios con otros países para que los narcotraficantes extranjeros que delinquen acá cumplan la pena desde un comienzo en sus países, dado que en Uruguay pueden entrelazarse con la delincuencia local y así generar que los uruguayos adquieran modalidades delictivas que no son propias y que pueden generar una violencia diferente. Y hay veces que las autoridades resuelven que los narcos cumplan pena en cárceles del interior, que son de baja seguridad, y eso no es bueno.

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