Gustavo Casenave con uno de sus Grammys
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Gustavo Casenave, el pianista uruguayo que ganó Grammys, puede tocar 15 horas, y ahora vuelve a casa

El músico y compositor uruguayo, ganador de dos Grammy Latinos, se presenta el 18 de marzo en la Sala Zitarrosa
Tiempo de lectura: -'
11 de marzo de 2023 a las 05:03

Gustavo Casenave está sentado delante del piano. El pianista, nacido en Montevideo hace 52 años, radicado en Estados Unidos desde hace 29 cuando a instancias de Hugo Fattoruso se fue a estudiar a la escuela Berklee, una de las más ilustres del mundo en cuanto a formación musical, sonríe a la cámara desde su casa en Connecticut.

En la pared de enfrente están en una repisa los dos premios Grammy Latino que recibió en 2019 por Mejor álbum de tango y en 2020 por Mejor álbum de música instrumental. Detrás está la ventana que da a un bosque donde apenas los troncos oscuros resaltan entre el blanco de la nieve que cubre todo. Y entre eso, el músico y el piano. El instrumento que llegó a su casa durante su infancia, que ya a los 6 años era su obsesión, el que lo llevó a recorrer el planeta entero, el que puede llegar a tocar durante 15 horas de corrido. Al que define como su psicólogo.

Entonces, Gustavo Casenave está sentado delante del piano, como lo estará el próximo 18 de marzo pero en la Sala Zitarrosa, como parte del ciclo Volvé a tu casa, un nombre que entusiasma particularmente al compositor porque también para él es el retorno al pago, lo que siempre le dispara una mezcla de emociones y que no se parece a nada que le genere tocar en cualquier otra parte del mundo, sea el prestigioso Lincoln Center de Nueva York o el festival de jazz de Santa Lucía, o en pleno Caribe, donde en algunas semanas compartirá cartel, por ejemplo, con Sting.

También le motiva tocar en la Zitarrosa, después de varios años alternando entre el Teatro Solís y el Auditorio Adela Reta. “Toqué ahí en 2002, durante la crisis y unas horas antes del concierto anunciaron aquellas hordas que venían a saquear todo. Devolvieron un montón de entradas y yo decía "¡por favor, no se vayan!"; fue mucha menos porque gente porque había miedo de salir a la calle, y al final no pasó nada. Esa fue la última vez que toqué en la Zitarrosa”, recordó en diálogo con El Observador.

Su regreso será con un espectáculo de piano solo, atravesado por la improvisación, que se moverá entre los tres géneros que dominan la obra de Casenave –tango, jazz y música clásica– y que advierte, es muy diferente a lo que uno espera cuando le dicen las palabras “concierto de piano”.

“Es una demencia, hago cualquier cosa. Me podés ver ahí, con el frac, pero nada que ver al embole que uno se espera”, avisa.

Ante el piano, Casenave habló con El Observador sobre la inspiración, la improvisación, el valor de sus Grammys y la influencia de sus inicios en Uruguay, donde lo clásico se cruzó con el reggae.

Casenave se presentará el 18 de marzo en la Sala Zitarrosa

La pregunta habitual de “¿qué esperar del show?” en tu caso no aplica porque está marcado por la improvisación.

Hay una idea equivocada de que voy y hago cualquier cosa, que en algún punto es así, pero preparo mucho ese momento. No es que toco lo que se me cante, sino que hay una preparación de meses (en realidad de toda la vida), para llevarlo concretamente a un lugar. La idea es ponerte en ese estado que es cabeza, corazón, todo junto, y tratar de dejar la parte académica, que al final te juega en contra. Porque no solamente tenés que pensar, sino también sentir una obra que estás creando en el momento, pero que es como si ya estuviera creada. Lo primero que hago cuando empiezo el concierto es tocar una nota, cualquiera. Y a partir de ahí empiezo, después toco otra y voy armando un motivo que es lo que voy a usar. Por eso de alguna forma está planificado, en el sentido de que no sé qué va a salir pero sí tengo ideas. Hay magia, porque la magia es poner todo junto en ese momento. Pero también está todo pensado, son miles de horas que paso improvisando, buscando, conociendo las armonías, sabiendo mis capacidades. Soy muy crítico conmigo mismo, escucho todos mis conciertos, todos mis discos, todo lo que hago. La misma cantidad de tiempo que dedico a escuchar a otros la dedico a escuchar mi música porque para mí es estudio, me doy cuenta qué funciona y qué no.

¿La improvisación se puede estudiar entonces?

Totalmente. La idea es que cuando te subís al escenario no toques lo que estudiaste, y eso es la parte emocional, lo que yo hago es rezar para que el ego musical se vaya porque es un arma de doble filo: yo puedo tocar rapidísimo, puedo tocar todo lo que aprendí, pero cuando estás creando en el momento, es algo más espiritual unido con todo lo que practicaste. Y si empezás a pensar, no sale bien. Va a ser virtuoso, porque es lo que hiciste toda la vida, y alguno no se puede dar cuenta, pero el que tiene la sensibilidad un poco más aguda, el que escucha música más compleja a nivel de armonía, lo va a notar. Y el que no conoce tanto creo que también. Si yo no estoy siendo genuino, se nota. La música va a sufrir. Ese momento de improvisación es complicadísimo. Es sentarse y empezar a tocar, pero es de lo más complicado de hacer.

¿Tenés una rutina diaria de estudio y trabajo?

No, porque depende de lo que viene en mi agenda. Ahora estoy, como siempre, con varios proyectos a la vez, entonces la voy llevando, pero si tengo que preparar un concierto me enfoco en eso, estoy todo el día tocando. Ahora estoy haciendo algunas cosas con imágenes, entonces estuve metido en eso, viendo películas. Cuando me meto en algo soy un enfermo en ese sentido, puedo estar 20 horas, a veces no duermo, son las 5 de la mañana y sigo, es a morir. Para mí no hay límite físico, puedo tocar el tiempo que sea, 15 horas igual, y a veces más. Que no es solamente tocar, hago un poco de todo, escribo, grabo. Estoy metido en el proyecto. Que incluye todo, desde escuchar y escribir hasta armar distintas cuestiones. 

¿Para componer sos más metódico o dependés de la inspiración repentina?

Un poco de las dos. Por suerte, toco madera para que siga siendo así, nunca tuve una laguna de no saber qué hacer. Tengo métodos creados a través de los años, que comparo con la posibilidad de dormir cuando quiera. A veces tengo tres minutos para dormir, y puedo dormir un minuto y medio, lo logro. Me fuerzo a hacerlo. Y con la música me pasa igual, digo "ok, tengo que escribir algo", y obviamente, hay momentos que estás más inspirado que otros, pero si no está ese momento, hay herramientas para hacerlo. Y de a poquito va saliendo. Una vez que empiezo a conectar cosas que ya sé cómo funcionan, de repente le empezás a encontrar la vuelta, te inspirás, y salen.

El músico ganó Grammy Latinos en 2019 y 2020

Llega un piano a tu casa durante tu infancia y así empieza tu vínculo con la música. ¿Sigue teniendo algo de juego para vos?

300%. Es mi trabajo, mi hobby, el piano es mi psicólogo. Es todo junto. Pero totalmente, es un juego también. Me gustaría tener todavía más tiempo para jugar. Lo que trato de hacer es que mi trabajo sea —y lo es—  el juego. Obviamente hay otras cosas, después de Uruguay tengo un concierto con una orquesta sinfónica, todas las notas escritas. ¿Y es jugar? Sí, de otra forma. Con sus desafíos, que van apareciendo y son diferentes, porque tocás con toda la música escrita. Ni más fácil ni más difícil, diferente y buenísimo también para mí. En mi cabeza es otra preparación diferente para otra faceta de la música, de la que también soy parte. 

Fuiste integrante de Kongo Bongo antes de irte a Estados Unidos. ¿Qué queda en vos de aquella etapa, muy diferente a lo que hacés hoy?

Queda todo. Toqué tres años con el Kongo, fui uno de los fundadores. Estuve en el primer toque, con 17 años recién cumplidos. Y cuando tenés esa edad, todo queda. Lo que más me quedó fueron las amistades para siempre y la experiencia, fue la primera vez que toqué profesionalmente en Uruguay. A ver, profesionalmente de una forma relativa, tocar para la Coordinadora Antirazzias a orillas del arroyo Miguelete era una cosa complica, pero después también hicimos un Palacio Peñarol, cosas más grandes, y aprendí cómo funcionaba todo. En paralelo estudiaba piano y mi cabeza estaba en eso, por eso al final me fui del Kongo, porque tenía otras inquietudes. Yo ya tocaba música clásica y jazz, y me fui a Estados Unidos. Pero quedó esa experiencia de aprender a ser músico en Uruguay, después ya empecé a tocar solo, o tocaba jazz en bares en Punta del Este, pero lo tomaba más como un estudio que otra cosa. Tocaba de noche, estudiaba y al mismo tiempo me pagaban. 

Ganaste varios Grammys, ¿que tanto importan los premios?

Importan en el sentido de que te ayudan a seguir adelante. Te dan es un reconocimiento, los votantes son músicos y gente de la industria, y eso está buenísimo. Ayudan al momento de salir a tocar, de buscar conciertos, y por eso es un premio que mucha gente busca, porque es una carta de presentación. Yo tuve mi primera nominación en 2012, y no salía, siempre remándola, hasta que en 2019 gané el primero, y fue un cambio abismal. El primer mes ya se notaba, llegaban las llamadas, gira en Europa, mi caché subió al doble, y a los dos meses, pandemia. Se cae todo. Me quedé sin gira, nada. Durante la pandemia, en 2020, gané el segundo, acá en mi casa. Cero conciertos, nada. Este año pasado recién empezó de vuelta, y recién ahora estoy usufructuando, por así decirlo, los Grammys. En el festival de Santa Lucia hay una competencia muy grande para entrar a la grilla, hace años que trataba de entrar, y al momento de armar el cartel del evento tener un premio así es una ayuda para los que la hacen, porque te presentan como "ganador del Grammy". Es algo más para justificar la grilla cuando están figuras como Sting o quien sea.

¿Y a nivel personal, importan?

Siempre vienen bien, ayudan. Obviamente, el reconocimiento está bárbaro, hacen que te sientas bien, pero el verdadero cometido es poder seguir trabajando con la música, y vivir haciendo música. Al final ese es el cometido real. 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...