Autoridades del Punta Shopping y Bomberos conversan en un local cercano al Punta Shopping

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"Hasta lo último que teníamos lo dejamos allí”: trabajadores y empresarios buscan como seguir tras incendio en Punta Shopping

Desde pérdidas totales hasta locales que se salvaron, los propietarios de los locales esperan la habilitación de Bomberos para volver a entrar a sus tiendas
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12 de agosto de 2022 a las 09:14

“No sirve de nada quejarse, hay que abrir lo más rápido posible”. Parado frente a lo que queda del Punta Shopping y mirando el humo que aun sale del lugar, el gerente general Uri Ivanier trata de enfocarse en el futuro, pero la nostalgia lo atrapa nuevamente. “¿Vos te acordás dónde comiste tu primera hamburguesa?", pregunta al aire sin esperar una respuesta. "La primera de la gente de Maldonado fue acá. Acá la gente vino al cine por primera vez, tuvo una cita por primera vez”, se responde con un dejo de tristeza y remata: "Es parte de la historia de Punta del Este". 

Horas más tarde, otra vez enfocado en lo que vendrá, Ivanier, junto al CEO de Tienda Inglesa, Juan Manuel Parada, y el intendente Antía, comunicaran las obras de un nuevo Tienda Inglesa al costado del Shopping, junto a alrededor de 50 locales que abrirán en carpas y contenedores, con fecha para diciembre, días antes de que comience la temporada estival. 

Pero más allá de los anuncios, en la tarde de este jueves la realidad en el Punta Shopping es otra. Las paredes del Tienda Inglesa están destruidas. Los rastros del fuego que empezó en el subsuelo del supermercado se ven en toda su estructura, pero lo más impactante son los agujeros en la parte superior al comercio, que da a los pisos del Shopping. La ventana por donde se veía el local de comida rápida del súper permite ver el desastre que quedó adentro: escombros, mesas y vigas reducidas a polvo.

A esta altura, los bomberos son pocos, pero entran y salen de forma constante. Atrás de ellos van dos propietarios de joyerías que obtuvieron el permiso para entrar a retirar la mercadería que les quedaba en el local. Son los primeros que pueden hacerlo.

Bomberos entendió que no corrían peligro y que el material con el que trabajaban era frágil. En unos 15 minutos los dos propietarios, acompañados por tres o cuatro personas cada uno, sacaron varias cajas, negras del lugar, las acomodaron en sus autos, y se fueron.

El comienzo

Ivanier se enteró del incendio al poco rato que todo empezó en la madrugada del sábado. Desde entonces estuvo de forma casi ininterrumpida 48 horas en el lugar, mientras veía con “impotencia” como todo se encendía. El sábado le dijeron a él y a todos que el incendio estaba controlado en Tienda Inglesa, pero antes de irse, el domingo sobre la 1 de la madrugada, pidió: “Si se incendia Indumex (casa de cambio situada al lado de Tienda Inglesa, y que conecta con todo el resto de la estructura) llámenme”. A las 3:30 de la madrugada estaba de nuevo en el lugar.

A William, empleado de seguridad del Shopping, la situación no le llegó por ningún lado, entró a las 6 de la mañana del sábado a trabajar y vio el fuego. “Pensé que todo se iba al carajo”, dice a El Observador cinco días después, en referencia a su trabajo, y también al incendio. Cumplió con su horario con la versión de que el domingo iba a volver a trabajar, pero cuando volvió ese día se dio cuenta que iba a ser imposible.

“Se prendió fuego el depósito de Tienda Inglesa que está abajo de Indumex y el local cedió”, relata Ivanier, desde la única parte del estacionamiento que queda disponible: seis lugares que hacen de parking de un local de Porto Vanilla ubicado en las afueras del centro, donde el gerente montó su oficina improvisada, en la que los Bomberos lo actualizan sobre la situación, y en la que recibe a dueños de locales que quieren saber algo sobre su propiedad.

A las 11 de la mañana del sábado eso fue lo primero que hizo Katherine Jiménez, una venezolana que junto a su esposo son dueños de Eiffel Clínica de Cejas, un local del Shopping ubicado en el tercer piso, encima del Tienda Inglesa. “No me dejaron entrar, y dijeron que el Shopping se comunicaba”, cuenta Katherine a El Observador. El domingo se fue a su casa, y cuando volvió vio cómo todo “se desmadró”. Nadie del Shopping le podía confirmar nada, pero alguien la acercó al personal de Bomberos. “Me dijeron que todavía no lo podían confirmar, pero que tenían entendido que ese local ya estaba perdido. Ahí te podrás imaginar, se me cayó el mundo abajo”. El lunes le confirmaron la noticia.

Las pérdidas

Incendio del Punta Shopping

Katherine y su esposo abrieron la nueva tienda de Eiffel, que cuenta con otro local en Montevideo, hace tres meses. Viven hace cinco años en Uruguay. El 4 de agosto la aseguradora del local les había pedido todos los datos para completar el seguro, un día antes del incendio. “El sábado llamé a la aseguradora y le dije que no podía ser tan mala suerte. Me dijeron que van a hacer lo posible, pero son pérdidas totales, es difícil”, lamenta.

“Teníamos apenas meses, dejamos todo, hasta lo último que teníamos lo dejamos allí”, dice Jiménez. Hasta habían retirado gran parte de sus ahorros del banco para pagar las cuentas, y el salario de la empleada que tienen en el local, y el dinero quedó ahí.

Carolina, otra empresaria que prefirió no dar su apellido ni el nombre de su local, dice que están “muy afectados” por el incendio, pero todavía no saben cuánta fue la mercadería perdida porque no pudieron entrar. “Vimos algo de la estructura, que era nueva, y parece estar bien”, valora. 

Sin embargo, recuerda que en los días previos al incendio estaban “muy surtidos” porque estaban esperando la apertura de un “mini depósito” en Maldonado, y el seguro con el que cuenta el local “es muy chico, es impensado que cubra todo”.

Incendio del Punta Shopping

La situación es diferente para Rodrigo Nessi, dueño de Crepez, un local ubicado en la plaza de comidas del Shopping, en el subsuelo: “Todavía no se sabe nada porque no nos dejaron entrar, pero al parecer mi local es de los pocos que se salvó”, relata a El Observador, y cuenta que se enteró por una foto que sacó un bombero al local. Crepez está cerca del Bowling, y cuando a la 1 de la madrugada del domingo le dijeron que ese local se había incendiado pensó “que se había prendido fuego todo”, pero celebra que no fue así.

No obstante, todavía no sabe cómo está la maquinaria con la cuenta el comercio, que se pudo afectar “por el calor”, ni tampoco si tiene cobertura del seguro que el shopping le obliga a tener a todos los locales, y que en su caso es de US$ 80 dólares anuales y cubre incendios.

Ivanier agrega que todavía no están calculadas las pérdidas ni saben cuánto del centro comercial deberán derrumbar, hecho que sucederá luego de que el personal de Bomberos “entregue” el Shopping.

El trabajo

Si lo que se ve adelante es trágico, la parte de atrás del Punta Shopping es todavía más sorprendente: aunque la mayoría de su pared verde permanece intacta, salvo un agujero que se abre en el medio de su estructura, la parte posterior del Tienda Inglesa está completamente derrumbada. Lo que se ve son dos pisos de muros y vigas negros superpuestos. Donde había un supermercado hoy hay solo escombros.

De ese lado, en el medio de un estacionamiento también inhabilitado, varias personas están reunidas. Son empleados directos del centro comercial, que escuchan la oferta de la empresa. Cuando salen hacia un costado, frente a los estacionamientos que serán el lugar de la ubicación provisoria de Tienda Inglesa, William cuenta que la empresa les ofreció un “seguro de paro rotativo a dos meses”, lo que los trabajadores aceptaron. Trabajarán dos meses y pararán los siguientes en tandas, con el 50% del salario más tickets de alimentación mientras no estén empleados.

Incendio del Punta Shopping

Rocío de León, guardia de seguridad que trabaja para los dueños del Shopping, cree que la oferta es muy buena, y siempre estuvo tranquila de su empleo, por la “estabilidad” de la empresa. A ella le tocará trabajar los primeros dos meses.

A pesar de su tranquilidad, Rocío, que trabaja hace 14 años en el Punta Shopping, dice que está “preocupada” por los trabajadores de los locales, que “están en una situación más complicada”. “Acá es como una familia, nos conocemos todos”, expresa. Por esas cosas, cuando volvió a trabajar el domingo del incendio se largó a llorar.

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