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Historia de dos cisnes negros

Diluvio en las tierras de Trump y de los negadores del cambio climático
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01 de junio de 2019 a las 05:01

Si la naturaleza tuviese algún tipo de intención, podría decirse que decidió castigar a Donald Trump y muchos de sus votantes con un poco de su propia medicina. El corazón de la negación del cambio climático, el cinturón agrícola republicano de los llamados “red necks”, los nuca roja de trabajar al sol con gorra de visera, chapalea en el barro desde hace meses. La zona núcleo de la agricultura, del apoyo a Trump y del escepticismo respecto al cambio climático, azotada por un diluvio bíblico. Una tormenta de proporciones diluvianas les causó enormes daños en los silos al empezar el año y desde entonces no se detiene. Millones de hectáreas no podrán sembrarse. Y para los agricultores uruguayos y del Mercosur eso es un envión fundamental.

El cultivo de maíz ya debería estar prácticamente sembrado y no hay más tiempo. Millones de hectáreas quedarán sin sembrarse. Se trata de entre tres y cinco millones de hectáreas. Otros millones de hectáreas de soja toleran 15 días más para ser implantadas. ¿Podrán sembrarse?

Los pronósticos no son amigables: más y más lluvias por delante. Aquello que se ha sembrado o que se plante en los próximos días tendrá un rendimiento pobre.

El retraso que hay y la cantidad de hectáreas sin sembrar a esta altura del año son los mayores de la historia. Y el vuelco que ha tenido el mercado es también el más violento que se haya registrado.  La expectativa de sembrar, aunque China no comprara, provocaba hasta hace tres semanas que los precios se derrumbaran. La soja que en Uruguay se planificó a un precio del orden de US$ 340 por tonelada se pagaba US$ 270. De eso se ha pasado a la expectativa de que China tenga que salir ávidamente a comprar todo el grano que pueda en América del Sur, no por un posicionamiento geopolítico sino simplemente porque el grano del principal exportador mundial  no estará.

En la soja, no solo subió el precio sino que se pulverizó la prima, es decir el diferencial de precios entre los puertos locales y Chicago. Habitualmente la soja Mercosur se paga unos US$ 25 menos por tonelada que en Chicago. En este momento se paga prácticamente lo mismo: prima cero. Inédito. Es decir que el precio Mercosur subió por la suba genuina global y porque el diferencial respecto al precio mundial de referencia de Chicago se ha catapultado.

La suba impacta de lleno en el maíz, que ya puede decirse tendrá un derrumbe en el área sembrada. Y en la soja que tendrá una caída que todavía es temprano para vaticinar. También le da un envión al trigo, que tiene en EEUU un área de siembra de primavera y que tiene cultivos sembrados en invierno que están siendo dañados por las lluvias. 

Y eso viene de perillas para la siembra de invierno de Uruguay, donde los productores mantenían la cautela respecto al área sembrar dados los permanentes altos costos. Favorece a la cebada, referenciada en base a los precios del trigo en Chicago en la posición diciembre, que hasta hace dos semanas cotizaba sobre US$ 175 y en el cierre de esta semana se acerca a los US$ 200.

La agricultura uruguaya un año atrás estaba en  el CTI y los bancos la veían como un campo minado de potenciales morosos. Ahora es un ámbito bien interesante en el cual plantearse negocios. Climáticamente un Niño débil da un buen marco productivo. Comercialmente en breve se van  a poder cerrar buenos precios para 2020.

El problema es que se trata de un viento de cola que no construyó Uruguay. Es un cisne negro que frena lo que se pensaba iba a ser una fuerte caída del área agrícola. Una lotería que le da a la agricultura 12 meses de franquicias mientras EEUU queda con la producción endeble.

Y esto es un problema porque la competitividad general de Uruguay no ha mejorado y entonces para los sectores que no participan de esta tendencia, en vez de fiesta tienen más drama. La competencias por la tierra es más dura y la invitación a salir es muy grande.

Así, solo en abril, abandonaron 24 tamberos de Conaprole, casi  uno por día. La situación de un sector emblemático del país,  que construyó la organización agroindustrial más sofisticada, que nos complace con una variada gama de productos de excelencia, está día tras día más debilitado.

Las inundaciones de EEUU son un gigante cisne negro que por su magnitud no podía ser tenido en cuenta un mes atrás como posibilidad. Y es solo uno de los cisnes negros que han pasado a impulsar con fuerza al agro del Mercosur. La semana próxima pondremos la mirada en otro gigantesco cisne negro; la gripe de los cerdos de China, que viene a resaltar la plena vigencia de la frase acuñada por Jorge Batlle: la vaca –en este caso de razas carniceras- les gana.

Pero es necesario un marco de competitividad para que la vaca lechera también gane o al menos empate, sino peligra un sector fundamental de la economía uruguaya. La producción lechera ha caído más de 10% este año y no es porque el clima no haya sido favorable.

También es necesario pensar que cuando la furia del cambio climático le pega a otros genera oportunidades circunstanciales, pero que la posibilidad de que golpee aquí es una amenaza permanente.

Mientras, para los farmers estadounidenses peleados con China e inundados, solo queda recurrir a los seguros que les compensen por los cultivos no sembrados. 

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