La planta embotelladora de Coca-Cola en Montevideo, ubicada en Camino Carrasco, comprará toda su energía directamente a un privado; ya no a UTE, de quien fue cliente los últimos 31 años. Se trata de un hito: que un privado abastezca de energía a otro no tiene precedentes en Uruguay, aunque el marco normativo existe desde 2002. De eso quiero hablarte en este nuevo En Suma.
A partir de ahora, la planta de Coca-Cola Femsa Uruguay funcionará con la energía renovable que proveerá la granja con paneles fotovoltaicos Albisu en Salto, de la compañía Atlantica Sustainable Infrastructure. Mientras, UTE pasará a cobrarle un peaje por el uso de su red de transmisión y distribución.
El contrato entre ambas empresas fue validado en la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) y presentado ante la Administración del Mercado Eléctrico del Uruguay (ADME), quien garantizará el despacho de la energía. De hecho, Coca-Cola Femsa Uruguay “finalizó los trámites para convertirse en gran consumidor” el martes 20 de junio, confirmó desde la Gerencia Técnica y Despacho Nacional de Cargas de ADME, Ruben Chaer.
“Es un hito”, valoró el presidente de la Asociación Uruguaya de Generadores Privados de Energía Eléctrica (Augpee), Martín Bocage. “Ahora Femsa puede gestionar su compra de energía”, dijo.
Más vale tarde que nunca
La realidad es que las condiciones desde el punto de vista legal para que un acuerdo así tuviese lugar existen desde hace 20 años, pero no fue suficiente. Se requerían otras condiciones en el mercado que hicieran atractiva esta opción.
La postergación tuvo distintos componentes: en parte respondió a los caros contratos de largo plazo firmados inicialmente por UTE con proveedores privados, que además pagan excedente de energía, a lo que se sumó la ausencia de potencia firme disponible y la falta de madurez del mercado.
“Si no tenés la confiablidad del suministro, no te arriesgás, porque si se pierde producción, se pierde mucho más”, ejemplificó el presidente de la Asociación de Grandes Consumidores de Energía Industrial (Agcei), Sebastián Sayas.
¿Pero dónde radica el beneficio de negociar entre privados? Amén de apelar a energías 100% renovables, uno de los principales motivos es abaratar costos. “Cuando uno es cliente regulado, es tomador del precio de UTE, y cuando es libre o no regulado uno puede tomar distintas estrategias y buscar bajar el costo de esa energía comprando contratos a largo plazo, comprando en el (mercado) spot, por ejemplo”, explicó Bocage.
Quise saber cuánto más barato puede ser y me explicaron que no hay una respuesta cerrada para esa pregunta porque mucho inciden los costos de los peajes que cobra UTE, fijados por la Ursea. Depende la tensión de la red que se utilice y sus características para determinar las variables que fijan el precio, entre otros factores. ¿Pero cuánto menos? ¿En promedio? ¿Más o menos? No encontré respuestas.
Un mercado alternativo en puerta
UTE pierde a un cliente que representa un consumo de 3 megavatios en el total de 2.000 megavatios que provee diariamente. Y aunque varias empresas ya han optado por autoabastecerse de energía –como las plantas de celulosa o la fábrica de plywood de Lumin, entre otras– este nuevo contrato plantea un nuevo escenario: UTE pasa a tener competencia como proveedor directo de energía, es el puntapié inicial para que exista un mercado alternativo exclusivamente entre privados.
“Son las reglas de juego”, me dijo la presidenta del ente energético, Silvia Emaldi. “Se abre un camino, una alternativa, con el mecanismo de cliente libre para que le brinde (energía) un privado a otro privado; la competencia es un camino que ayuda a las empresas para seguir mejorando más”, dijo, espantando el fantasma de la privatización del servicio.
La ingeniera destacó que la demanda de UTE creció 7% interanual entre enero y mayo y se estima que cerrará 2023 con un incremento de al menos 5%, más que duplicando el crecimiento histórico promedio de 2%. Asimismo, Emaldi subraya la necesidad de ofrecer mejores alternativas para los clientes como Coca-Cola Femsa. “Hay que seguir mejorando el servicio y tener otros productos para las empresas”.
Coca-Cola, por ejemplo, precisó que el acuerdo de abastecimiento de energías limpias persigue un objetivo de sostenibilidad y se enmarca en la estrategia global de la compañía de llegar al año 2030 con una reducción del 28% en las emisiones de gases de efecto invernadero, utilizando el 100% de energía renovable en sus operaciones. En Uruguay, concretaron esa meta mediante el acuerdo con Atlantica.
La pieza del puzzle
Para cerrar contratos de compraventa entre privados hay exigencias y reunir las condiciones de consumidor libre no es fácil. “Para que se genere un gran consumidor en el mercado mayorista tienen que cumplirse ciertos requisitos: disponer de un contrato de venta de energía, un contrato de potencia firme, y con la red de UTE”, me explicó Sayas.
Garantizar la potencia firme es un desafío para las fuentes renovables con paneles fotovoltaicos que se enfrentan a días nublados y noches de luna, o para los molinos de viento cuando Eolo deja de soplar. Por eso se asegura la “firmeza” con fuentes complementarias.
En el caso de Coca-Cola y Atlantica, la potencia firme quedó garantizada a través de Liderdat, un motor que está ubicado en Paysandú. Ahora resta que ADME verifique que la documentación presentada es correcta para que comience a regir en términos comerciales el acuerdo. En criollo, implicará que al final del mes se pase raya y se le cobre a Coca-Cola por la energía solar de Atlantica consumida desde este martes.
El Ministerio de Industria y Energía (MIEM) trabaja hace tiempo en un decreto que reconocerá la potencia firme de largo plazo las fuentes de energía renovable no convencionales: solar y eólica. La normativa vigente solo habilita a la generación térmica, que es más cara.
“Está en proceso, por salir”, me dijo el ministro de Industria, Omar Paganini, y precisó que se trabaja en los “últimos ajustes”.
En suma, el tema no es sencillo y requiere que se afinen detalles técnicos, pero se espera que este nuevo decreto sea la herramienta que finalmente haga despegar este tipo de acuerdos entre privados, amén de atraer nuevas inversiones.
Espero tus comentarios sobre esta noticia. Estaré de viaje un par de semanas por trabajo, por lo que volveremos a leernos el 20 de julio, cuando hablaremos del demorado acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, que se negocia hace ya 23 años. ¿Decís que esta vez sí sale? Te contaré qué piensa el bloque europeo directamente desde Bélgica. ¡Hasta entonces!