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01 de junio de 2019 a las 05:01

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Datos actualizados sobre la indigencia revelan que el problema crece y que urge tomar medidas urgentes ante una patología social cada vez más dolorosa.

Que el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) destaque no haber medido el costo electoral de revelar un censo que arroja datos negativos sobre el incremento de la gente que vive en la calle, no debería ser relevante a la hora de analizar y cuestionar el resultado de las políticas públicas tras 14 años de gestión del Frente Amplio en el gobierno.

La población de personas que viven en la calle aumentó 23,4%, una cifra considerablemente mayor comparada con el último censo realizado en 2016. Según los datos presentados por el Mides son 2.038 las personas que carecen de techo y viven en la calle en Montevideo. 

El censo fue realizado por 266 personas en otoño, el 9 de abril de 2019, a diferencia del de 2016 que se hizo en junio y hacía mucho más frío. De acuerdo con el mismo, 9 de cada 10 son hombres y 3 de cada 10 son afrodescendientes. Entre los cambios observados, se destaca un aumento del nivel educativo entre quienes están en la calle. El 46, 3% terminó la escuela, el 37,4% llegó hasta tercero de liceo y el 16,3% alcanzó “bachillerato o más”. 

Al informar los datos, Marina Arismandi, al frente del Mides, admitió que hay que trabajar en el tema con “mucho más en profundidad” para revertir la situación que parte los ojos de cualquier montevideano.

Es una realidad que duele. Los colchones húmedos tirados en las veredas o las plazas con seres humanos sucios tapados con cartones temblando es desgarrador y revela muchas cosas del lugar hacia donde evolucionó el sector más vulnerable de la sociedad. 
Como un rayo de luz en medio de tanta oscuridad, los datos revelados indican que no hay niños viviendo en situación de calle, una realidad que dejó de ser frecuente en la capital como lo fue en el lejano 2002 y los primeros años posteriores de la crisis. Al menos hay algo para destacar.

“Si hubiésemos querido ocultar estos temas no hubiéramos hecho el censo ni dado los datos”, dijo Arismendi, aunque reconoció lo que piensa la mayoría de los uruguayos: que la cifra era mayor.

Los vagabundos, sin techos, personas en situación de calle, representan un problema de tal magnitud que hasta generaron un cruce entre el precandidato a la Presidencia Daniel Martínez y el propio Tabaré Vázquez. El exintendente le exigió al presidente acciones de gobierno para enfrentar el problema, pero poco o nada se ha hecho.

Los datos del censo sirven para ponerle números a la patología social, pero solamente corroboran el drama que viven las personas muertas de frío durmiendo como animales a la intemperie y la violencia que representa.

Que la honestidad del Mides sea brutal y prístina –no hay motivo para dudar de las cifras– no elude la enorme responsabilidad del fracaso de las políticas sociales de un gobierno que se jacta de la puntuación del índice de Gini que dice que Uruguay es el país que mejor distribuye la riqueza del continente, cuando toda la ciudadanía ve semana a semana como crece la población que deambula acarreando como puede el devenir de sus vidas miserables entre contenedor y contenedor para alimentarse. 

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