Horas extras y teletrabajo: las posibilidades de control y los recaudos a tomar

Y la extensión del horario es un problema porque no estaban implementados, hasta ahora, mecanismos para controlar las horas trabajadas lejos de la oficina. De todos modos, algunas cosas tampoco cambian con la pandemia. “Las empresas que no quieren pagar horas extras no las pagaban antes de la pandemia ni ahora tampoco”, aseguró a El Observador la abogada especializada en derecho laboral, Lissy Hernández. 

Pero, partiendo de esa base, sí hay mecanismos que se han implementado para adaptarse a esta nueva realidad. Si bien no hay información sobre el trabajo a distancia en Uruguay, y depende de cada país, distintos estudios coinciden en que esta modalidad laboral lleva a la gente a trabajar más horas.

Un estudio publicado por Bloomberg determinó que españoles, franceses y británicos añadieron dos horas diarias a su jornada laboral, mientras que en EEUU el teletrabajo agregó tres horas a la jornada, según datos del proveedor de servicios de VPN (Virtual Private Network) NordVPN. En Italia, sin embargo, no se registraron cambios. 

El teletrabajo permite levantarse más tarde pero, a veces, es difícil la desconexión. 

“Es uno de los problemas que hay”, reconoce el abogado laboralista de Guyer & Regules, Leonardo Slinger, en diálogo con El Observador y asegura que, al no existir ningún tipo de legislación, se trata de un acuerdo entre el trabajador y la empresa. 

Las empresas han desarrollado algunos mecanismos para controlar la cantidad de horas que realiza cada empleado. “Hay empresas que habilitan hora de ingreso y de egreso. Te conectas y desconectas en tu horario y después no podés volver a conectarte”, explica el abogado. 

El problema de ese sistema es que hay trabajo que se puede realizar por fuera de ese sistema de conexión, como llamadas o correos electrónicos. En materia laboral rige el principio de “primacía de la realidad” entonces, a la hora de un reclamo por horas extras, los documentos que el trabajador pueda presentar (un mail contestado fuera de hora, una llamada), tienen cierta veracidad hasta que la realidad los contradiga. 

“Se tiene que demostrar un trabajo real o efectivo. Contestar un mail, en general, no es considerado una hora extra”, explicó Hernández. En algunos casos, se firmaron contratos expresos para el trabajo desde casa y se dejaba claro que en caso de ser necesaria una hora extra, el trabajador debe solicitarla y recibir la autorización por escrito. 

Uno de los consejos que Slinger da a sus clientes es que en caso de mandar un correo electrónico fuera de horario, dejen por escrito que no hay necesidad de contestarlo antes de determinado tiempo. De todos modos, en el contexto de la pandemia no le ha tocado participar en juicios por horas extras. 

Según datos de la Inspección General del Trabajo, hasta principios de abril menos del 1% de las empresas habían notificado esta modalidad de trabajo y, según pudo saber El Observador, ese número no ha sufrido grandes movimientos. 

El 16 de marzo el Poder Ejecutivo promulgó el decreto 94/020 que en el marco de la emergencia nacional sanitaria declarada, pidió a los empresarios que, en la medida de lo posible, faciliten el trabajo a distancia y que en caso de hacerlo lo comuniquen al Ministerio de Trabajo.

Una fuente de la Inspección General del Trabajo aseguró a El Observador que existe una dificultad en la posibilidad de controlar el ejercicio y pago de las horas extras por la tecnología de la que se dispone. De todos modos, en Uruguay ni siquiera existe la obligación del registro horario y en una posible reclamo por horas extras es el trabajador quien tiene que demostrar que le tocó trabajar fuera de su horario. 

La regulación

Actualmente no existe ningún tipo de regulación respecto al teletrabajo. Sin embargo, en el marco de esta pandemia, la senadora del Partido Colorado, Carmen Sanguinetti, presentó un proyecto de ley para regular el trabajo a distancia y si bien no habla directamente de las horas extras sí da alguna pauta para el control del horario laboral. 

La iniciativa descarta la limitación de la jornada diaria pero sí establece un límite para la cantidad de horas semanales. “(El teletrabajador) podrá distribuir libremente su jornada en los horarios que mejor se adapten a sus necesidades, la que no podrá superar el límite máximo de 44 y 48 horas semanales, según corresponda”, dice el texto. 

En el siguiente artículo agrega que las partes podrían “establecer el sistema de registro de asistencia que permita determinar la cantidad de horas trabajadas en la semana”. Se trata de una forma distinta de medir el horario laboral que se distancia de las 8 horas tradicionales y que genera otra flexibilidad.