Ideología, covid-19 y viraje centrista

Quiero dedicar este espacio a otro asunto mucho más relevante en términos de análisis político. La pandemia covid-19 generó un escenario que le ha permitido al gobierno modificar rápidamente su ubicación en el eje izquierda-derecha. Adelanto mi conclusión pidiéndole paciencia a los lectores: la “coalición multicolor” viene desde la derecha, pero se instaló en el centro. Antes de seguir adelante, me apresuro a aclarar, una vez más, que izquierda y derecha en ciencia política no son ni elogios ni insultos. Son apenas etiquetas que nos ayudan a ordenar la evidencia empírica y a comunicarnos. En general se asocia a los partidos de izquierda con la promoción de la movilización social y a la derecha con el énfasis en el orden. Las investigaciones de Economía Política asocian a la izquierda con el énfasis en la igualdad (como valor) y con la confianza en el Estado (como instrumento para conciliar crecimiento económico con distribución del ingreso). Sé que todo esto es polémico y da para muchos matices. Les pido que tengan presente que estas definiciones son convenciones sujetas todo el tiempo a modificaciones. 

La pandemia covid-19 generó un escenario que le ha permitido al gobierno modificar rápidamente su ubicación en el eje izquierda-derecha

La “coalición multicolor” es, por definición, heterogénea. Hay diferencias importantes entre todas y cada una de las organizaciones políticas que la componen. Conviven, incluso, dentro de sus principales partidos, tradiciones y corrientes de opinión distintas. Pero, simplificando, haciendo el promedio, se la puede definir, dadas las definiciones politológicas habituales en política comparada y los énfasis discursivos de su campaña electoral, como una coalición de centro-derecha. Acento en “mano dura” como recurso para reconstruir el orden público e incrementar la seguridad ciudadana; giro hacia el mercado como atajo para recuperar la tasa de crecimiento de la economía; poco entusiasmo o reticencia lisa y llana en relación a la llamada “revolución de los derechos”. Estas definiciones no fueron, en su momento, operaciones de marketing para sintonizar con frustraciones ciudadanas y demandas sociales. Forman parte de los cimientos ideológicos de la coalición y, por tanto, se mantienen. Sin embargo, la pandemia le ha permitido al gobierno mover algunas de sus principales políticas públicas y sus énfasis discursivos hacia el centro. 

Podía esperarse un gobierno fuertemente enfocado en disminuir el gasto para controlar el déficit fiscal. Durante años, pero en especial, durante la campaña electoral, los líderes que terminaron integrando la “coalición multicolor” sostuvieron que el control del déficit era necesario para poder dar el paso de reducir tarifas e impuestos de modo de aliviar al sector privado para facilitar la inversión y dinamizar la economía. Era un discurso consistente con el pensamiento liberal que los politólogos asociamos a los partidos de derecha. Sin embargo, desde que la pandemia aterrizó en Uruguay, el gobierno no ha vacilado en modificar su política fiscal aceptando más gasto público para paliar las consecuencias sociales de la política de distanciamiento físico voluntario. Los elogios a Keynes, desde el Poder Ejecutivo, no hacen más que subrayar este deslizamiento

La “coalición multicolor” viene desde la derecha pero se instaló en el centro

Podría poner otros ejemplos. Pero creo que lo dicho es suficiente para explicar lo que más me importa subrayar. El gobierno se instaló en el centro. Es un movimiento simétrico al realizado por el Frente Amplio hace quince años. El Frente Amplio vino desde la izquierda pero, una vez en el gobierno, se volvió centrista. En este sentido, fue clave la alianza entre Tabaré Vázquez y Danilo Astori. Este viraje, como sabemos generó fuertes polémicas dentro de tiendas frenteamplistas. Le costó a Astori perder la nominación presidencial de 2009 con José Mujica que encarnó el sueño del “giro a la izquierda”. Pero, al mismo tiempo, se volvió extraordinariamente difícil durante mucho tiempo para los partidos de oposición cuestionar las políticas del gobierno. Se podía intuir que la izquierda gobernante sería sensible a las demandas sociales acumuladas durante la crisis de 2002. Era más difícil sospechar que combinaría sensibilidad social con políticas “market-friendly”. Algo similar le está pasando ahora al Frente Amplio. No le resulta sencillo oponerse a un gobierno heterodoxo, que hace guiñadas keynesianas y atiende con decisión la emergencia social.

Adolfo Garcé es doctor  en Ciencia Política, docente e investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República.
adolfogarce@gmail.com