Leonardo Carreño

Impresoras 3D: ¿el nuevo electrodoméstico uruguayo?

Una guía para lograr imprimir objetos necesarios para la vida cotidiana y cursos para aprender una que ha revolucionado el mundo en la última década; hay aparatos desde los US$ 300 en adelante

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12 de abril de 2020 a las 05:00

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Por Christian Xiviller - Especial para Cromo 

Macetas, floreros, colgadores y repuestos son algunos de los muchos objetos que puede crear una impresora 3D. En Uruguay, hay impresoras accesibles que cuestan hasta US$ 600 y cursos para lograr que sean un electrodoméstico más en el hogar.

Esta máquina materializa los sueños de los niños y hace que los más grandes no tengan que tirar a la basura un aparato por falta de repuestos. Se puede imprimir de todo. No hay límites. Desde los personajes de los 4 Fantásticos hasta un repuesto para un mueble.

Las impresoras 3D ya están aliviando muchos dolores de cabeza. Antes de su fabricación, si se rompía la manija del lavarropas o el mango de la puerta de la heladera había que contactar al fabricante para conseguir el repuesto y tener la esperanza de que lo tuviera. Si se quería hacer un regalo de último minuto, había que recorrer varios lugares para encontrar el presente ideal. Hoy, todo eso ya es parte del pasado para muchas personas que se atrevieron a jugar y experimentar con estas máquinas llevándolas a su casa.

Leonardo Carreño

No solamente se ahorra plata, sino también tiempo. Ya no es necesario que se pierda horas arriba de un auto o un ómnibus yendo de acá para allá buscando lo que se necesita. Ahora se está a un clic de tener lo que se quiere. Dependiendo de lo que se desee imprimir, el objeto puede demorar desde algunos minutos hasta varias horas. Y, tal vez lo más importante: se gasta menos plata que comprando las mismas cosas afuera. 

Alejandro Ferreira, fundador de la empresa Zona 3D, que provee servicios en la materia,comenta que el uso doméstico que se le da a la impresora 3D es, en general, para reponer cosas de la casa. Su empresa recibe muchos pedidos “muy personalizados”. A veces los clientes tienen el diseño hecho por ellos mismos y, otras, lo descargan de internet y se lo llevan directamente para que se lo impriman.

Franco Córdoba, piloto de avión y un entusiasta del mundo 3D, armó su propia impresora. Desde que la tiene, su vida cambió radicalmente: “Si necesitas algo de la casa o se te rompió algo, ya pensás en cómo repararlo con el 3D e imprimirlo”, cuenta. A modo de ejemplo: usó su aparato para crear soportes para una cámara de fotos y hasta para hacer algunas partes de su simulador de vuelo como palancas.

Maximiliano Torres Sagardoy, diseñador automotriz y docente encargado de fabricación digital de la UTEC, explica que este aparato “puede ser clasificado como un futuro electrodoméstico o herramienta hogareña”. En su caso, no solo lo ha usado para cuestiones domésticas, sino también para su profesión.

“Yo la utilizo para realizar piezas de repuestos de coches, por diferentes motivos. Ya sea porque el auto es importado o porque es un modelo viejo y no se consiguen los repuestos. Lo que hago es diseñar la pieza en programas de CAD (programas de diseño asistido por computadora) y luego lo imprimo”, explica el diseñador.

Los materiales para la fabricación

“La tecnología de ‘modelado por deposición fundida’ (FDM) es la más sencilla y más económica. Funciona basada en un principio que pone capa por capa. Es una especie de hilo de plástico que capa a capa va haciendo la figura. La máquina interpreta el archivo de computadora y, luego, lo imprime”, explica el ingeniero MarioGoldman, director de Vacodir, otra empresa de impresión 3D.

Goldman recomienda que solamente se utilice una impresora 3D en la casa si esta trabaja con ácido poliláctico (más conocido como PLA): es un plástico derivado del almidón y no afecta la salud del usuario al ser fundido. En cambio, el ABS, un plástico derivado del petróleo, sí lo hace.

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“Todos estos materiales plásticos trabajan entre 190 y 260 grados y emiten vapores. El ABS es un material que hay que usar en un lugar ventilado. No se puede usar, por ejemplo, en un dormitorio porque emite vapores cuyas partículas son nocivas. La toxicidad es bastante grande, por lo que hay que tomar mayores recaudos”, asegura el experto.

Para la casa, Torres Sagardoy también señala que lo más común en el mercado es usar PLA: “Es un plástico bastante cosmético, tiene buena terminación, pero no tiene propiedades estructurales muy fuertes. Después utilizo el ABS, que es el plástico más conocido de la industria y más fuerte que el PLA. En ABS, por ejemplo, están los juguetes de los niños, los interiores de las piezas para coches”. También agrega el “poliuretano flexible, que es una goma que te permite hacer piezas completamente flexibles”.

Dependiendo del material que se quiera usar y que la máquina lo admita, el kilo de ABS y PLA ronda los US$ 28 en el mercado uruguayo. Con 1.000 gramos “se pueden hacer muchas impresiones de muchas piezas porque por lo general son bastante livianas”, explica Torres Sagardoy. Todo depende de lo que se vaya a imprimir, de la calidad y densidad que se le quiera dar. “El tema del rendimiento de la bobina tiene muchas variables: el tamaño de la pieza y la densidad con la que hacés el relleno. Una misma pieza con mayor densidad gastará más material que una que tiene menos”, explica el diseñador industrial, Marcelo Berruti, encargado de la División de Impresión 3D de Vacodir.

Cuatro impresoras para el hogar hasta US$ 600

El precio de cada impresora dependerá mucho del tipo de máquina que se quiera comprar. Hay aparatos de todo tamaño y color, pero es recomendable comprar una que pueda imprimar los objetos que se necesitan. De nada sirve gastar más de US$ 2.000 si solamente se van a imprimir muñecos sencillos para tenerlos en el escritorio. Se pueden conseguir impresoras por mucho menos en el mercado uruguayo que cumplen con esa función.

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En Uruguay hay para la casa desde los US$ 300. Por este precio está la ANET A8 que viene con todos sus elementos para que uno mismo la pueda armar. Sus instrucciones en video ofrecen los pasos para hacerlo (puede llevar entre cinco y 12 horas dependiendo del conocimiento del usuario).Si se ensambla con errores, se corre el riesgo de dañar algún componente cuando esté en funcionamiento. Para armarla con total seguridad, se puede asistir a un curso o llamar a alguien que sepa.

Similar al precio de la anterior, se puede encontrarla 3D XYZ Da Vinci Minimaker, que ronda los US$ 330. Mucho más estética y colorida que la anterior, esta máquina de un tamaño un poco más grande que un microondas hace impresiones de hasta 15x15x15 cm. Además, tiene calibración automática; es decir, permite enchufarla y empezar a imprimir sin mayores demoras. La ventaja de este modelo es que su software ya elige los mejores parámetros según el material que se vaya a utilizar. Es ideal para principiantes.

Por US$ 500 en promedio está la ANET ET4, que es más fácil de armar y que, en comparación con la A8, tiene un vidrio para adherir mejor las piezas a la placa de impresión, un autocalibrado y otras funciones más. Tanto la ANET ET4 y la ANET A8 imprimen objetos de 22x22x24 cm y admiten ABS y PLA, entre otros materiales. Dentro de estos parámetros de precio también se encuentra la XYZ DaVinci Junior PRO 1.0.Ya viene completamente armada y calibrada de fábrica, por lo que no es necesario gastar tiempo en estas tareas.

Dónde aprender

La Universidad Tecnológica (UTEC)“ofrececapacitaciones desde cero tanto para estudiantes de este centro de estudios como también para emprendedores, docentes o gente interesada en el tema. Las capacitaciones son gratuitas y enseñan desde cero a modelar en 3D, diseñar y luego el uso de las impresoras. Son talleres cortos, en su mayoría duran unas ocho o 12 horas, con unas cuatro horaspor día”, comenta Torres Sagardoy.

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Para las personas externas a la Universidad“se les entrega una constancia de asistencia que les sirve para estar vinculados con la red de laboratorios de todo el país”, agrega el profesor. Para la gente que estudia en UTEC es una manera de sumar créditos a su carrera.“Es una buena opción para acercarse a la tecnología desde el lado académico y para toda la gente que estáincursionando en la parte de emprendedurismo relacionado con tecnología y fabricación digital. Son capacitaciones que no son muy comunes y son dadas de manera gratuita”.

En Montevideo, Vacodir 3D ofrece cursos de modelado e impresión 3D orientados a estudiantes, profesionales y empresas de diversos rubros. Sonprácticos y teóricos de más de 16 horas de duración, y son tanto para principiantes como para usuarios avanzados. Además, permiten utilizar impresoras profesionales para medicina, odontología, ingeniería y joyería.

Fabrix 3D enseña a armar algunas de las impresoras que vende y también a replicar piezas originales. Sus cursos van desde las dos hasta las ocho horas.

Instituto IBEC ofrece el curso pago de dos meses en las modalidades presencial y semipresencial que otorga el certificado de “Experto en Modelado e Impresión 3D”. El objetivo de su currícula es enseñar a modelar en 3D por medio de programas de diseño y a imprimir usando estas impresoras, como también conocer su tecnología, técnica y aplicaciones.

¿Es negocio en Uruguay?

Alejandro Ferreira, fundador de Zona3D y docente encargado de fabricación digital de la UTEC, dijo que su negocio empezó siendo un “laboratorio de fabricación tradicional”, pero que luego se reconvirtió en un intermediario entre clientes y proveedores.

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Según Ferreira, en principio el cliente se contactaba con su firma; luego, esta le hacía el modelado en tres dimensiones; y, finalmente, le imprimía el objeto. “En algunos casos eran tres o cuatro réplicas y, a veces, 100. “Hasta llegamos a hacer 500 piezas de un prototipo concreto”. Como consecuencia de los grandes pedidos, su empresa llegó a tener 14 máquinas funcionando sin parar. Sin embargo, estas solicitudes no eran lo común, por lo que en la mayor parte del tiempo las impresoras tenían “tiempo muerto”. En esta instancia, su fundador decretó la inviabilidad del proyecto.

La reinvención se gestó en el mismo camino cuando por distintos motivos la organización de Ferreira contrataba a empresas más pequeñas para hacer el trabajo que su firma hacía. Lo sorprendente es que los proveedores más chicos le consultaban a Alejandro ciertas cuestiones técnicas para resolver los problemas y poder imprimir las piezas solicitadas por clientes. “Esa es la solución”, pensó Ferreira. “Nosotros recibimos los pedidos, hacemos la gestión, el modelado y después se lo mandamos a una persona que tiene una máquina para que lo imprima con las características que nosotros evaluamos como mejores”, indica. 

Hoy en día, Zona 3D “conecta personas que tienen impresoras con personas que necesitan imprimir”, comenta su fundador. Funciona así: primero tenés que subir tu diseño en tres dimensiones; después, elegís el color, tipo de material, densidad y altura de capa; y, por último, lo pasás a buscar. Si no sabés qué es lo que más te conviene, ellos te asesoran. De todos modos, si querés comprar algo hecho, la empresa también vende objetos ya impresos. En su página web (www.zona3d.com.uy) encontramos accesorios para colgar bolsas, objetos decorativos, muñecos y  soportes para todo uso, entre muchas cosas más.

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