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Ingenieros uruguayos crean un prototipo para utilizar el ascensor mediante la voz

Dos ingenieros unen un asistente comercial de voz, una minicomputadora y un componente electrónico para evitar tocar botones en los elevadores

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16 de abril de 2020 a las 05:03

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El nuevo coronavirus ha tenido impactos en la vida comunitaria. Hay quienes sienten miedo por contagiarse de esta enfermedad por el solo hecho de desplazarse por zonas comunes en un edificio. 

Uno de los espacios comunes más reducidos y tal vez más contaminados es el ascensor. Si bien distintas administradoras de edificios recomendaron no agruparse en áreas públicas y tocar lo mínimo posible sus superficies, lo cierto es que, a menos que se usen las escaleras, es inexorable apretar el botón del ascensor para llegar al piso que se desea.

Ante ese inconveniente, distintos centros médicos del mundo han incorporado ascensores con reconocimiento de voz. En Beijing el Hospital Haidian implementó esta tecnología para evitar la contaminación cruzada. Por medio de inteligencia artificial y reconocimiento de voz, que reconoce mandarín y ocho dialectos, los usuarios le indican a qué piso pretenden dirigirse sin tocar ninguna superficie, según publicó el medio China Daily.

En Uruguay no se quiere ser menos y ya hay una empresa privada que empezó a experimentar esta posibilidad. Los ingenieros Alejandro Cattivelli y Claudio Pi son socios de Intelicasa, una firma que se dedica a hacer inteligentes los electrodomésticos de los hogares.

Su creación, que prevén esté disponible en un mes, se adapta a cualquier elevador, asegura Cattivelli, ya que utilizan dispositivos tecnológicos existentes. Según el ingeniero, el aparato es sencillo de instalar porque no se altera la placa electrónica del ascensor, sino que se trabaja directamente en la botonera.

La ingeniería detrás de los botones

Detrás de cada uno de los botones que tocan los vecinos de un edificio, se instalarán los relés. Son componentes electromecánicos que harán la función de imitar la acción de presionar los botones. “Son los dedos invisibles”, agrega Cattivelli.

Esos componentes estarán conectados con una minicomputadora (Raspberry), que vendría a ser el “cerebro” de todo el sistema. Esa minicomputadora también dialogará con un insumo medular en esta historia: el asistente de voz. Se puede elegir cualquiera como Alexa o Google Home.

Su integración requiere de programación informática, que llevará adelante Claudio Pi, ingeniero especializado en software.

Intelicasa

Todo esto permitirá que el ascensor reciba y ejecute órdenes. Una vez que acceda al ascensor, la persona tendría que decir "Alexa, piso ocho" y en milésimas de segundos se moverá. Además, puede generarse un diálogo con él, como si fuera un humano. Porque el usuario podrá preguntarle al asistente datos del clima o lo que quisiese.

Los ingenieros aclaran que aquellos que quieran seguir presionando los botones podrán hacerlo.

¿Dónde estarán todos estos aparatos? El asistente de voz tendrá que ir dentro de la cabina y será visible por los usuarios. El resto de los componentes van detrás de la botonera y la minicomputadora en el techo.

Este modelo exige que el ascensor esté conectado a la red, por lo que es necesario que haya conexión a internet en el ascensor.

Ambos ingenieros están trabajando en un modelo que no requiera de internet para evitar la conexión. Es decir, ya no se usarían los asistentes de voz comerciales, sino un micrófono que estaría directamente conectado con el microprocesador y traduciría en órdenes al ascensor.

Intelicasa
La caja negra es el procesador. El dispositivo blanco es la interfaz de voz (en este caso un Echo Dot de Amazon) y las cajas azules los relés que se conectan a la botonera del ascensor.

Los expertos aclaran que este desarrollo no afecta la estructura y el normal funcionamiento del elevador. Lo único que hace es agregar una “entrada de información”. 

Esto es un prototipo que requiere de validación por parte de las empresas que se encargan del mantenimiento de los ascensores. “Si bien no creemos que tenga problemas de seguridad, necesitamos su aprobación. Si no tenemos su visto bueno, no lo hacemos”, comenta Cattivelli.

Por ahora no lo han ofrecido a ninguna autoridad sanitaria, aunque evalúan iniciar diálogos con el Ministerio de Salud Pública para ofrecerlo en hospitales.

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