Los últimos hechos de violencia, además de reclamos sociales y políticos, generaron reacción entre los obispos uruguayos. De hecho, la celebración de la Pascua, la fiesta más importante para los cristianos, estuvo signada el pasado domingo por los mensajes de preocupación y a la vez esperanza que dirigieron a los fieles ante esta realidad.
Ya el jueves durante la celebración de la misa Crismal, el cardenal y arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla había mostrado su preocupación. En temas de inseguridad, "hay que pasar de los discursos a las acciones eficaces", señaló el cardenal durante su homilía. En ella recordó las muertes de David Fremd, la de los dos taxistas asesinados en el último mes y la del hincha de Nacional que murió en Villa García en un enfrentamiento con barras de Peñarol que realizaban pintadas. "Estamos viviendo en una sociedad fragmentada (...) lamentablemente tenemos muchas muertes violentas en estos días que han sacudido la conciencia de nuestra sociedad", afirmó. Tres días después, el tema volvió a colarse en su mensaje de Pascuas. "Cristo resucitado llega a todos, a las situaciones diversas que estamos viviendo, sobre todo a este mundo tan marcado por la violencia, como hemos vivido en el Uruguay y en tantas regiones", dijo.
El obispo de Minas, Jaime Fuentes también se refirió a la violencia. "De entrada parece difícil desearnos felices Pascuas. Tantas son las muertes y tanta la violencia que pinta de luto la alegría de vivir en nuestro mundo. Pero, precisamente porque aquí y allá compartimos un nudo en la garganta, debemos desatarlo volviendo a las preguntas esenciales: ¿De dónde vengo, adónde voy? ¿Existe Dios? ¿Hay algo después de la muerte? ¿Qué está bien, qué está mal? ¿Quién es Jesús?...", expresó.
En tanto, el obispo de Maldonado y presidente de la Conferencia Episcopal de Uruguay Rodolfo Wirz señaló que solo Jesucristo puede ayudar a "superar" esta realidad marcada por "la indiferencia por la vida engendrada, los éxodos y persecuciones, la contaminación del aire y del agua". La misma idea transmitió Julio Bonino, obispo de Tacuarembó, quien advirtió que Jesús es el único que puede devolver la fe ante la violencia, las guerras, los desplazados y la división familiar.
"En el Uruguay de hoy necesitamos creer en el hombre", dijo el obispo de Melo, Heriberto Bodeant, y agregó también la necesidad de creer "en que las personas pueden cambiar". "¿Cómo puede perdonar alguien que ha sufrido violencia criminal, en carne propia o en un ser querido? ¿Cómo puede perdonar quien ha recibido grandes heridas de personas a las que ha amado mucho?", se preguntó Bodeant. "Siguiendo a Jesús, perdonar es posible", señaló.
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