Durante la campaña presidencial de 2007, una de las estrategias de François Hollande fue apuntar a los jóvenes. Su discurso incluyó la promesa de mejorar las condiciones de este sector, pero ahora, a 14 meses de las próximas elecciones en
Francia, una reforma laboral ha conseguido que los jóvenes se vuelquen a las calles a protestar.
Miles de trabajadores y estudiantes ocuparon ayer las calles de París y otras ciudades importantes para mostrar su malestar contra la nueva medida, que ha dividido a la mayoría socialista del gobierno.
París se vio atestada de gente desde primeras horas del día y en su mayoría se podían ver estudiantes universitarios y de secundaria. A pesar de que el clima no acompañó a las protestas, ya que llovió torrencialmente, los manifestantes concurrieron con pancartas contra la ley y la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, y utilizaron petardos y otros objetos para mostrar su descontento.
Según cifras estimadas por distintos sindicatos, alrededor de medio millón de personas participaron de las movilizaciones en todo el país. La Confederación General del Trabajo afirmó que solo en París se concentraron cien mil personas, en tanto que la policía estimó que en realidad el número se acercó más a 30 mil personas.
La importancia del hecho, sin embargo, radica en que es la primera vez que el gobierno de Hollande y el primer ministro Manuel Valls enfrenta una manifestación de partidarios de la izquierda francesa.
Hollande y Valls han sido acusados por miembros importantes de su propio partido de ser demasiado favorables a las empresas y de haber dado un giro a la derecha.
A esto se le debe sumar que la popularidad de Hollande se encuentra en un mínimo histórico de 15%.
Las intenciones de las movilizaciones se reflejan en las declaraciones del integrante del Partido Obrero Independiente Lévi Neldo, que pidió "la retirada sin condiciones del proyecto de ley y la preservación del código laboral, centro de todos los logros de los trabajadores en Francia".
La reforma incluye medidas que otorgarían más flexibilidad a las empresas para contratar y despedir a trabajadores, en un intento por doblegar el
desempleo que ronda el 10,2% y que afecta principalmente a los jóvenes (24%).
También reduciría el pago de horas extra más allá de la jornada laboral de 35 horas semanales, que fue instaurada en la década de los 90 en un intento de los socialistas para impulsar el
empleo.
La ley El Khomri flexibiliza las cláusulas para justificar un despido, por lo que una caída en los pedidos o ventas serían causas suficientes para despedir a personal, por citar un ejemplo.
Si bien el primer ministro Valls ha dicho que los jóvenes serían los que más beneficiados por la ley, estos han sido los primeros y más reacios a aceptarla.
(Basado en agencias)
Futuras movilizaciones
Estas movilizaciones sirven de preludio a la gran manifestación y huelga general que se está organizando para el próximo jueves 31 y para la protesta prevista para el próximo sábado 12 con el fin de meter presión al Gobierno durante las rondas de concertación bilateral que se llevan a cabo entre esta semana y la que viene. Paralelamente, las manifestaciones coincidieron con una huelga en los ferrocarriles y en el transporte metropolitano de París.