La adicción a la comida en niños y adolescentes

La herramienta más utilizada en el tema de la adicción a la comida es, probablemente, el cuestionario YFAS (Yale Food Adiction Scale), compuesto por una serie de frases que describen los síntomas y sensaciones de descontrol y malestar propios de las conductas adictivas.

La versión para adultos está compuesta por 25 ítems. La versión adaptada para niños presenta la misma cantidad de ítems, pero en un lenguaje adaptado y más cercano a los jóvenes.

Aun así, a pesar de ser grandes víctimas en la epidemia de la obesidad, no existen suficientes investigaciones sobre este tema entre los más pequeños, a excepción de dos estudios que se han publicado hace pocos meses y se resumen a continuación:

El primero de ellos fue realizado en el año 2015 por psiquiatras alemanes, quienes encontraron que un 38% de los niños presentaban una "adicción a la comida" de acuerdo a la escala YFAS.

" (...) se ha comprobado que la conducta alimentaria de tipo adictivo ya se produce en los adolescentes y que un subconjunto importante de adolescentes con sobrepeso que buscan tratamiento reciben un diagnóstico positivo con YFAS. Estos pueden diferenciarse de sus equivalentes "no adictos" por una patología y psicopatología de elevada ingesta, así como por resultados elevados en aspectos específicos de impulsividad (...)"

El segundo estudio fue publicado en 2014 y realizado por investigadores turcos. En este caso, la prevalencia de niños "adictos a la comida" fue del 71%.

"Este estudio muestra que la tasa de adicción a la comida entre los niños obesos y adolescentes es alta. Sin embargo, se necesitan estudios controlados a gran escala antes concluir definitivamente que la adicción a la comida es una de las causas principales de la obesidad. Creemos que nuevos estudios sobre la adicción a la comida darán luz a la patogénesis de la obesidad y ofrecerán nuevas perspectivas sobre su tratamiento."

En definitiva, los comportamientos adictivos en relación a la comida parecen ser bastante habituales y no solamente entre personas adultas sino también en niños y adolescentes. Las investigaciones continúan siendo escasas y hace falta profundizar en estas ideas para lograr desarrollar nuevos tratamientos que contribuyan a evitar que estos niños sigan perdiendo salud a causa del sobrepeso y la obesidad.