El 76% de los refugiados son acogidos por países de desarrollo bajo y mediano, y el 70% por los países vecinos

Mundo > Día Mundial del Refugiado

La cifra de solicitantes de asilo alcanzó un récord de 35,3 millones de personas a fines de 2022

Las agencias de Naciones Unidas calculan que otros 75 millones de personas viven desplazados de sus hogares de origen
Tiempo de lectura: -'
21 de junio de 2023 a las 05:03

A fines de 2022, el número de refugiados en todo el mundo ascendió a 35,3 millones, un aumento de más de 8 millones respecto al año anterior, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Más de la mitad (52%) de todos los refugiados procedían de tres países: Siria (6,5 millones), Ucrania (5,7 millones) y Afganistán (5,7 millones).

Según el derecho internacional, se trata de personas que se vieron obligadas a huir de sus países de origen para escapar de la persecución, o de una amenaza grave a su vida, integridad física o libertad. Para crear conciencia sobre la situación, Naciones Unidas (ONU) designó el 20 de junio de cada año como el Día Mundial del Refugiado.

En 1951, la ONU estableció la Convención de Refugiados para proteger los derechos de las personas que habían abandonado sus hogares de origen en Europa debido a la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, se calculaba que había 2,1 millones de refugiados. El número, sin embargo, había comenzado a crecer en otros continentes, y en 1967 la ONU amplió la convención para abordar los desplazamientos en el resto del mundo.

Una de las causas del aumento era la difícil situación de los palestinos, el desplazamiento en curso más prolongado de la historia. De 1947 a 1949, al menos 750.000 palestinos fueron expulsados por las fuerzas armadas de Israel, un evento que los palestinos llaman Nakba, “catástrofe”.

Para 1980, el número de refugiados registrado superaba ya los 10 millones por primera vez. Las guerras en Afganistán y Etiopía durante la década de 1980 hicieron que la cantidad se duplicara a 20 millones en 1990. Y aunque el número se mantuvo constante durante las siguientes dos décadas, la invasión estadounidense de Afganistán en 2001 e Irak en 2003, junto con las guerras civiles en Sudán del Sur y Siria, dieron como resultado que el número alcanzara los 35,3 millones para fines de 2021.

Según la ACNUR, la guerra en Ucrania condujo a la crisis de refugiados de más rápido crecimiento desde la Segunda Guerra Mundial. Al menos 8,2 millones de personas fueron obligadas a salir del país y buscar protección en otros estados europeos, según los últimos datos difundidos por la ACNUR. De todos ellos, 5,1 millones cuentan con protección temporal o un estatus similar en los lugares de acogida. Además, hay otros 5,4 millones de desplazados internos, según la estimación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Turquía alberga actualmente la población de refugiados más grande del mundo con casi 3,6 millones de personas. Irán alberga el segundo mayor número con 3,4 millones, seguido de Jordania con 3 millones. Un panorama que desmiente la retórica predominante, que señala que los refugiados buscan refugio en los países más desarrollados. 

Los datos de las ACNUR son contundentes. El 76% son acogidos por países de desarrollo bajo y mediano, y el 70% por los países vecinos. “Que los refugiados busquen refugio en los países ricos es incorrecto. Es todo lo contrario”, dice el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.

Según la ONU, en relación con sus poblaciones nacionales, la isla de Aruba (1 de cada 6) y el Líbano (1 de cada 7) acogieron al mayor número de refugiados y otras personas con necesidades de protección internacional; seguidos por Curazao (1 de cada 14), Jordania (1 en 16) y Montenegro (1 en 19).

Si se tiene en cuenta el registro de 487.300 refugiados palestinos en Líbano y 2,4 millones de refugiados palestinos en Jordania, la relación en Líbano y Jordania asciende a una de cada cuatro personas. Un panorama que se complejizó por el impacto de los dos devastadores terremotos registrados en Turquía y Siria en febrero de este año. Según el gobierno turco, más de 1,7 millones de refugiados sirios vivían en las 10 provincias del sur devastadas por los sismos.

Según la ACNUR, además de los 35,3 millones de refugiados que hay en todo el mundo, otros 75 millones de personas se vieron obligados a huir de sus hogares. El desglose de los datos señala que 62,5 millones son desplazados internos; 5,4 millones, solicitantes de asilo, y 5,2 millones personas, necesitadas de protección internacional. Un panorama que tiende a empeorar, principalmente, por la guerra civil en Sudán, que podría llevar el número total de desplazados a 110 millones.

“Si las personas desplazadas por la fuerza formaran un país, sería el decimocuarto más poblado del mundo”, señala la ACNUR.

América latina y el Caribe

“En el continente americano hay unos 20 millones de personas desplazadas y es imperativo apoyar a las naciones que les brindan acogida”, advirtió esta semana la subtitular de la ACNUR, Kelly Clements, luego de una extensa visita oficial a diversos países de origen, tránsito y destino de la región.

“Es importante recordar que la mayoría de los desplazados se quedan en América latina”, señaló la funcionaria en referencia a la creciente atención mediática que suscita el aumento del número de migrantes que procuran ingresar a los Estados Unidos desde la frontera con México. La lectura señala como crucial mirar a las naciones de origen y tránsito “para abordar esos complejos movimientos desde un enfoque regional, integral y de cooperación”.

La ACNUR destaca que la situación es especialmente compleja en Centroamérica, un territorio en donde muchas comunidades están obligadas a vivir bajo el control de pandillas criminales. Un panorama que se agrava por la pobreza extrema, las cada vez más severas condiciones climáticas y los efectos todavía presentes de la pandemia de Covid-19.

Según la agencia de la ONU, la región concentra no menos de 1 millón de desplazados, muchos de ellos provenientes de Honduras y Guatemala, país este último que, además de ser una nación de origen y tránsito, se está convirtiendo también en un lugar de destino. “Las solicitudes de asilo se incrementaron en un 88% por lo que se debió agrandar la capacidad de recepción y procesamiento con ayudad de ACNUR”, explicó Clements.

También van en aumento las solicitudes de asilo en México. El país acoge a un número cada vez mayor de solicitantes de asilo y refugiados. Según la ONU, este año, las solicitudes superarán el máximo de 70.000 registradas en 2019, por lo que, en su labor conjunta con el país, la ACNUR debió ampliar su programa de integración, que incluye un componente de reubicación e inserción laboral que benefició a unas 10.000 personas desde 2016.

“Es responsabilidad de la comunidad internacional y de todos nosotros ayudar a las personas desplazadas a reconstruir sus vidas. El primer paso para todos los países es garantizar el acceso al asilo a las personas cuyas vidas dependen de ello”, dice Clements.

En este sentido, la funcionaria subraya la necesidad de un mayor apoyo financiero y técnico a los gobiernos y organizaciones que trabajan para proporcionar ayuda humanitaria y protección a las personas que se desplazan en Centroamérica y México. “Esta necesidad nunca fue más urgente que ahora en Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá”, apunta Clements.

Según la ACNUR, en Brasil viven actualmente 623.000 refugiados, solicitantes de asilo y otras personas que necesitan protección especial. De ese grupo, 459.000 provienen de Venezuela, aunque también hay gente que viene de otros continentes, como es el caso de los refugiados afganos que viven en la ciudad de San Pablo.

Sin embargo, la situación más compleja se registra en la región del Darien, también conocida como el Tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá. Sólo desde principios de este año, más de 150.000 personas, incluidas familias enteras, arriesgaron sus vidas al cruzar la densa selva en busca de protección, seguridad y una vida mejor.

Clements afirma que es fundamental apoyar las iniciativas locales que brinden estabilidad. También destaca la necesidad de aumentar las vías migratorias legales. “Y no debemos olvidar abordar las causas fundamentales que conducen al desplazamiento forzado. Esto significa cooperación para prevenir y resolver conflictos, pero también acciones urgentes para hacer frente a los efectos del cambio climático y la inequidad social; además de garantizar los derechos humanos”, señaló la funcionaria.

 

(Con información de AFP y de la ACNUR)

 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...