La élite mundial se reúne en los Alpes suizos en un contexto cada vez más desafiante y sombrío

Según la oficina de prensa del foro, la cumbre de este año se destacará por un récord de participación con 379 representantes de todos los ámbitos, listado que incluye 52 jefes de Estado y de Gobierno; entre ellos los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Ecuador, Guillermo Lasso; y el ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, en representación de Luiz Inácio Lula da Silva; además de 19 titulares de bancos centrales de todo el mundo.

También están confirmadas las presencias de delegaciones de alto nivel por parte de China, país que estará representado por su viceprimer ministro Liu He; y de Estados Unidos, en este caso encabezada por la directora de Inteligencia Nacional Avril Haines; el director del FBI Christopher Wray; John Kerry, enviado presidencial especial para el tema climático; y la representante de Comercio, Katherine Tai.

Por el lado de Europa, que continúa impactada por la guerra entre Rusia y Ucrania, estará la titular de la Comisión Europea (CE), Ursula Van Der Leyen; mientras que entre los grandes ausentes se destacan el presidente estadounidense Joe Biden, su par chino Xi Jinping, el primer ministro británico Rishi Sunak, su homólogo indio Narendra Modi y el mandatario francés Emmanuel Macron.

Por segundo año consecutivo, Rusia no estará presente al no haber sido invitada por ser objeto de sanciones por parte de Washington y sus aliados de la OTAN; pero sí Ucrania, que estará representada por quinta vez consecutiva por la organización Casa de Ucrania, que adelantó en sintonía con el presidente Volodímir Zelenski que se centrará en conseguir ayuda financiera y en adquirir material bélico.

Cómo evitar una recesión inminente y abordar los crecientes precios de los alimentos y la energía será uno de los temas principales. Un debate en el que participarán 56 ministros de finanzas, 30 ministros de comercio y los titulares de los bancos centrales. Debate que tendrá como guías a Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y a Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la búsqueda de soluciones relacionadas con el principal objetivo declarado por el WEF en 2023: restaurar la confianza en un mundo fragmentado.

"Una de las principales causas de esta fragmentación es la falta de cooperación, que se refleja en políticas cortoplacistas y egoístas”, se lamentó Schwab en la previa del cónclave, ocasión en que la denunció "un círculo vicioso", al tiempo que admitió que incluso la globalización, el concepto que el foro lleva décadas defendiendo, parece estar cada vez más en entredicho.

Por el lado empresarial, la selecta lista de invitados incluye altos ejecutivos de todos los sectores y países del mundo; entre ellos los integrantes de las planas mayores de las multinacionales de diversos sectores de la economía y la banca global, los que se esperan tengan un rol destacado en el llamado "nexo clima-energía", que relaciona las fuentes de suministro energético, los alimentos y la tierra con la crisis climática, cita a la que probablemente acudirán con un cúmulo de promesas del pasado y grandes promesas de cara a la COP28 que se realizará este año en los Emiratos Árabes Unidos.

La Amazonía, en la encrucijada

Según lo anunciado, el foro dedicará varias sesiones a América Latina y el Caribe, y en especial a la encrucijada en la que se encuentra la Amazonia, cuya deforestación prometió detener Lula da Silva en 2030, debate del que participarán la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, y la activista indígena ecuatoriana de la comunidad quechua Sarayaku Helena Gualinga, quien ya ha participado en cumbres internacionales sobre medio ambiente y a quien algunos califican como la "Greta Thunberg de Ecuador" por su defensa del medio ambiente y de las comunidades de los pueblos originarios.

Es de esperar, además, que el foro convoque como todos los años a oenegés que aprovechan la para recordar a los países ricos y a las grandes corporaciones la necesidad de financiar la transición energética de los países en desarrollo, de pagar por los daños de las catástrofes naturales consecuencia del cambio climático y elevar los impuestos a los multimillonarios, un sector que capturó dos tercios de la riqueza adicional generada a nivel global en 2020 y cuyos integrantes aumentan sus fortunas un ritmo de US$ 2.700 millones por día, según denunció en la antesala de la cumbre Oxfam.

De hecho, este fin de semana, las Juventudes Socialistas Suizas  concretaron una manifestación a favor de "un impuesto a los ricos para el clima y la condonación de la deuda de los países del sur”, convocatoria muy limitada como suele ocurrir todos los años durante el foro, protegido con draconianas medidas de seguridad mediante la presencia del ejército suizo en las calles de la pequeña ciudad de los Alpes.

Malos augurios

Los resultados de una encuesta realiza por los organizadores, publicados horas antes de la apertura del foro, confirman que entre las grandes empresas se ha instalado la convicción que la economía mundial se encamina con sus más y sus menos según las regiones a una etapa de muy bajo crecimiento con alta inflación, cuando no lisa y llanamente a un escenario de estanflación.

Dos tercios de los ejecutivos consultados creen que habrá una recesión global en 2023. En sintonía con la lectura, los líderes del sector privado que participaron en el análisis señalaron que planean significativos recortes en sus estructuras de costos en respuesta al entorno económico negativo, mientras que los economistas son un poco más optimistas con relación a la posibilidad de controlar la inflación y los balances en general.

Para los encuestados, las tensiones geopolíticas seguirán pesando fuertemente en el rumbo de la economía mundial y, en este contexto, anticipan que las políticas monetarias se seguirán endureciendo, tanto en Europa como en Estados Unidos. El panorama es especialmente pesimista para Europa, donde todos los encuestados prevén un crecimiento económico "débil o muy débil" este año, porcentaje que baja al 91% en el caso de Estados Unidos, al 68% en Latinoamérica y al 48% en China.

En el caso del gigante asiático, la encuesta refleja cierto optimismo por el levantamiento de las medidas restrictivas para controlar la propagación del Covid, política que esperan impulse cierto crecimiento, aunque también hay incertidumbre por el posible impacto que esto pueda tener en la salud de la población.

Con relación a la inflación, el 57% de los consultados estimó que seguirá siendo alta en Europa, el 45% evaluó que bajará en América Latina y el Caribe, el 24% que la dinámica se desacelerará en Estados Unidos y solo el 5% que se reducirá en China. Son mayoría, por otro lado, los que esperan que las políticas de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo sigan su tendencia hacia la restricción monetaria.

Por su parte, Saadia Zahidi, directora gerente del WEF, durante la presentación de la encuesta destacó lo obvio: que “la economía global se encuentra en una posición precaria” y que “la alta inflación, acompañada de un crecimiento bajo, altos niveles de deuda y un ambiente fragmentado reducen las inversiones necesarias para retomar la vía del crecimiento".

En síntesis: un balance cargado de malos augurios solo atemperado por la creencia expresada por el 68% de los encuestados que lo peor de la crisis económica mundial ya pasó.