Una jueza federal de Estados Unidos autorizó este martes el acuerdo para la compra del gigante de videojuegos Activision por parte de Microsoft por 69.000 millones de dólares al negarse a permitir su suspensión temporal, cuando faltaba una semana para que se cumpliera el plazo para cerrar la operación.
Se trata de la mayor adquisición de la historia de la industria tecnológica, una operación que la Comisión Europea ya había aprobado en mayo pasado, pero se mantenía frenada en Estados Unidos.
La Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos había solicitado que se parara el acuerdo a la espera de una investigación sobre temas antimonopolio, y este martes la magistrada emitió un dictamen que le da un espaldarazo a la operación, aunque se refiere únicamente al procedimiento de urgencia y no al fondo del asunto que se decidirá más adelante.
La autoridad de competencia había iniciado el procedimiento en base a informaciones publicadas en la prensa "que sugerían que (Microsoft y Activision) estaban considerando seriamente completar la adquisición" a pesar de la oposición de varios reguladores, según el documento presentado a mediados de junio.
Además de la FTC, su equivalente británica, la CMA, vetó el acuerdo en nombre de la competencia en el mercado de los juegos en la nube (videojuegos jugados a distancia, sin descarga).
El presidente de Microsoft, Brad Smith, anunció el martes que el grupo presentaría propuestas a la CMA para tratar de "abordar (sus) preocupaciones" sobre la adquisición de Activision "de una manera aceptable". Y suspendió el recurso interpuesto ante la justicia británica contra el veto inicial del regulador.
"Estamos dispuestos a estudiar cualquier propuesta de Microsoft para reestructurar la operación de forma que se resuelvan los problemas", dijo un portavoz de la CMA.
Esta compra convertiría al gigante informático en el tercer actor mundial del sector, en una operación valorada en 69.000 millones de dólares, según la estimación publicada en el momento del anuncio, en enero de 2022.
Aunque sólo se trata de un procedimiento de urgencia, el fallo judicial debilitó considerablemente los fundamentos jurídicos de la FTC, que de todos modos podría seguir adelante con el caso. "La FTC no ha demostrado ser capaz de probar que esta transacción podía debilitar la competencia en esta industria", escribió la jueza federal Jacqueline Scott Corley.
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