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Llega Young Sheldon, la historia de uno de los personajes de The Big Bang Theory

La serie derivada se estrena el 1º de octubre en América Latina
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29 de septiembre de 2017 a las 05:00
John Koblin
New York Time Service

A primera vista, Young Sheldon, la nueva serie derivada de The Big Bang Theory, debería ser un éxito asegurado. La serie de comedia narra la historia de Sheldon Cooper —el popular personaje de Jim Parsons— cuando era un niño de 9 años que vivía al este de Texas en 1989.

Aunque The Big Bang Theory ya casi no genera frases culturalmente memorables ni se encuentra en las listas de las diez mejores series de los críticos, sigue siendo colosal: en su décimo año, la temporada pasada, mucho después de que la mayoría de los programas de televisión ha superado su mejor momento, tuvo en promedio 19 millones de espectadores por episodio y terminó como la serie con mejores índices de audiencia de Estados Unidos.

Aunado a eso está el hecho de que el cocreador de Young Sheldon, Chuck Lorre, ha tenido éxito tras éxito, incluidas las series The Big Bang Theory y Two and a Half Men. ¿Qué podría salir mal? Para Young Sheldon, mucho.

Por primera vez, Lorre está abandonando la fórmula que lo ha hecho uno de los productores más exitosos del negocio. No usa una audiencia dentro del estudio. Depende de una sola cámara en vez del formato multicámara que le ha salido tan bien. También (por primera vez) usará un narrador, cuya voz será proporcionada por Parsons. Y está trabajando con un actor infantil que tiene el papel protagónico de la serie (de nuevo, por primera vez).

Young Sheldon es tan diferente a The Big Bang Theory que a los productores de la serie les ha dado por compararla más con Los años maravillosos que con el programa del que se deriva. Y con una serie que se ve y suena tan distinta, ¿será que los productores se están arriesgando a alejar a los millones de espectadores que hicieron un éxito de The Big Bang Theory?

Como dijo Lorre en una entrevista reciente en el set de la serie: "Tiene que valerse por sí misma. Tiene que morir o sobrevivir por sus propios méritos".

La serie regresa 28 años atrás, cuando Sheldon era un niño brillante, de ojos despiertos y un poco irritante (interpretado por Iain Armitage de Big Little Lies, de HBO), que vivía en las afueras de Houston con sus padres, su hermano mayor y su hermana gemela. En el debut, las fricciones familiares son uno de los temas, como también lo son la inteligencia y la ingenuidad pura de Sheldon. El protagonista entra al bachillerato años antes de lo planeado y tiene la impresión errónea de que se tratará de un paraíso de conocimientos más avanzados.

Cuando Sheldon, con corbata de moño, llega a su primer día de clases y ve un mar de camisetas , tatuajes y cortes de cabello punk, lo resume de esta manera: "Ay, Dios".

Sin embargo, lo que le falta a cada escena son las risas de aprobación de la audiencia dentro del estudio. Al principio, Lorre no tenía la intención de deshacerse de la audiencia en el estudio, pero los productores concluyeron que poner a varios niños frente a una audiencia de cientos de personas sería demasiada presión para ellos.

La pérdida de la audiencia y pasar de cuatro cámaras a una también permitió que la serie se distinguiera de la iluminación brillante de The Big Bang Theory y encajara con otras comedias contemporáneas como Veep y Master of None.

Pero algunas cosas —como terminar una escena con un chiste ingenioso— no cambian. Unos minutos después de la entrevista con sus creadores, se reanudó la grabación del señuelo de inicio del cuarto episodio. En él, Sheldon empieza a atragantarse con una salchicha mientras sus padres tratan torpemente de ayudarlo. Hubo muchos ángulos que filmar: la hermana de Sheldon que lo ve con algo de preocupación; el hermano de Sheldon, que lo ve todo impávido mientras le quita jalea a un cuchillo de una lamida antes de ponerlo de regreso en el frasco.


Para cuando le sacan el pedazo de salchicha, Sheldon, que acaba de vivir una experiencia cercana a la muerte, dice inexpresivo: "Tienen que tirar a la basura esa jalea".

El chiste funcionó bien, pero era el chiste final antes de un corte comercial. Necesitaba más gestos. Lorre se acercó a su director y le dijo que Armitage debía inhalar hondo después de decir "tienen" y "tirar a la basura". Después de todo, Sheldon acababa de atragantarse y lentificar ese diálogo podría hacer que funcione un poco mejor.

"Inhala dos veces y divide la oración en tres, ¿no?, preguntó Lorre. "Sí, en tres. Quizá será gracioso. Veamos". Después de un par de tomas, y un coro de risas del equipo, Lorre parecía satisfecho.

Como dijo Parsons: "Son muy buenos escribiendo según distintos ritmos y Chuck es un maestro a la hora de saber cuándo terminar una escena en caso de que no esté terminando bien".

Aunque Lorre desde hace tiempo ha estado en contra de las series derivadas —"¿Por qué canibalizar una serie?", dijo— se lo replanteó cuando le llegó un correo electrónico de Parsons el año pasado.
El actor, quien acababa de comenzar una productora, estaba interesado en desarrollar una serie inspirada en su sobrino, un niño superdotado. Parsons estaba muy consciente de que su idea era similar al personaje de Sheldon, así que se sintió obligado a proponérselo a Lorre, quien, supuso, jamás produciría un proyecto así. Sin embargo, no fue así.

"Simplemente creí que parecía una idea perfecta", dijo Lorre. "Ya hemos hecho gran parte del trabajo pesado. Sabíamos sobre la familia de Sheldon, sabíamos acerca de su hermana gemela, su hermano mayor, su "meemaw" y la relación con su madre" (Meemaw, para quienes no siguen la serie, es la abuela de Sheldon; Annie Potts la interpreta en Young Sheldon).

Moonves aceptó de inmediato y se pusieron a buscar al joven actor que pudiera interpretarlo. Intencionalmente escribieron un monólogo largo y difícil, y entonces fue cuando se toparon con un video de Armitage.

"Tengo muy buena memoria, así que me pude aprender la mayor parte fácilmente", dijo Armitage, de 9 años. "Bueno, no fácilmente; no se puede memorizar un guion de tres páginas fácilmente. Más bien, lo hicimos, lo repetimos y volvimos a repetirlo hasta que pareciera natural". "Hasta que, por fin, ¡bazinga!", agregó, refiriéndose a una de las líneas características de Sheldon Cooper.

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