AFP

Lo que El juego del calamar nos dice sobre el rostro de la globalización

Está surgiendo un nuevo tipo de conectividad, y ya no está dominada por EEUU

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29 de diciembre de 2021 a las 19:44

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*Por Gillian Tett para Financial Times

Conforme las nuevas restricciones de covid-19 se imponen este mes, es razonable apostar que millones de hogares occidentales pasarán la temporada de fiestas pegados a los servicios de transmisión en directo por el Internet. También es una predicción razonable que muchos verán el popularísimo éxito de Netflix El juego del calamar, una violenta fantasía distópica que proviene de Corea del Sur.

Pudieras pensar que hasta aquí todo es trivial. Pero, en esta elección de contenido, hay un símbolo de la cambiante naturaleza de la globalización que es bastante alentador, y el cual los inversionistas debieran tener en cuenta conforme nos preparamos para 2022.

En las últimas décadas, la palabra “globalización” ha sido, en gran medida, sinónimo de occidentalización, al menos en la mente de la élite empresarial mundial. La globalización del contenido de los medios de comunicación significaba que Hollywood exportaba sus películas exitosas; y cuando la plataforma de medios de comunicación estadounidense Netflix surgió hace 24 años, ofrecía programación producida en EEUU, en su mayoría a consumidores en ese país.

Pero El juego del calamar es un producto hecho en Corea, respaldado por Netflix, que se ha convertido en el programa más visto en 90 países del mundo este año. De hecho, las encuestas han sugerido que uno de cada cuatro estadounidenses lo ha visto, mientras que programas españoles, brasileños y franceses producidos para una audiencia global ahora pueblan el sitio de Netflix. La globalización de los medios de comunicación, en otras palabras, ya no se trata de Hollywood; la digitalización la ha convertido en un asunto multipolar.

Y esto es sólo una metáfora de lo que está sucediendo en otros campos. Pensemos en la moda rápida, donde la compañía china Shein ahora tiene una cuarta parte del mercado estadounidense; o en las redes sociales, donde otro grupo chino, TikTok, tiene mil millones de consumidores globales. Consideremos luego la tecnología financiera, o “fintech”, en la que actualmente Singapur es un lugar tan innovador que el Banco de Pagos Internacionales (BPI) ha abierto allí su centro de innovación en tecnología financiera en lugar de dirigirse a Silicon Valley. O pensemos en los flujos de desarrollo y en cómo la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Beijing está creando vínculos no occidentales en Asia y en África.

Este punto acerca de la multipolaridad puede parecer obvio, ya que lleva tiempo surgiendo. Pero vale la pena enfatizarlo en este momento, dado el actual pesimismo en cuanto a la globalización.
En el último par de años, los expertos occidentales a menudo se han preocupado de que estemos entrando en una fase de “desglobalización”. Y no es de extrañar. Aunque la integración financiera mundial se disparó a principios del siglo XXI, se ha estancado desde la crisis financiera de 2008, tal como lo ha mostrado un estudio sobre globalización que publica cada año el grupo logístico DHL.

Las guerras comerciales y el creciente nacionalismo también han socavado los flujos comerciales mundiales, mientras que una represión autoritaria de las libertades digitales en países como China amenaza con fragmentar el Internet, y los confinamientos pandémicos han destrozado aún más las cadenas de suministro mundiales.

Sin embargo, es posible que cuando los historiadores del futuro se remonten al año 2022, verán no sólo una desglobalización, sino también una reglobalización emergente, o un tipo de conectividad global impulsada por fuerzas nuevas, no occidentales y no tradicionales.

“La globalización tenía una topología muy específica: estaba denominada en dólares y estaba moldeada por el Consenso de Washington”, explicó Joshua Cooper Ramo, el codirector ejecutivo de Kissinger Associates. “Pero la desglobalización es una reacción al exceso de apertura y de velocidad. Se avecina un nuevo modelo de reglobalización. La mayoría en Washington aún no lo ve, pero la batalla es por la nueva topología de la reglobalización”.

Esto puede sonar amenazante, al menos para los observadores de Washington. Pero también puede estar dándole un nuevo impulso a la integración global. Consideremos, una vez más, el informe sobre la globalización de DHL, el cual se compila reuniendo métricas sobre el movimiento de personas, de dinero, del comercio y de la información.

El más reciente estudio, publicado a finales del mes pasado, mostró que en 2020 el movimiento global de personas, de capital y de comercio se desplomó conforme el mundo absorbía el choque provocado por covid-19. La única métrica de la globalización que se mantuvo sólida fue la de la información, debido a la explosión del uso del Internet.

Pero lo más sorprendente es que los flujos comerciales mundiales recientemente han aumentado, a pesar de las disrupciones de la cadena de suministro. Los movimientos de capital también han aumentado drásticamente, en medio de una oleada de flujos de inversión y de fusiones y adquisiciones transfronterizas, no sólo entre países occidentales, sino también entre países que no lo son.

Y aunque el crecimiento de los flujos de información ha vuelto a la tendencia prepandémica (quizás debido al nacionalismo de Internet), y el movimiento de personas sigue siendo bajo, DHL calculó que el índice compuesto de integración global era de alrededor de 124 a finales de 2020, en comparación con un punto de referencia de 100 en 2000.

Sí, eso representa un descenso con respecto al pico prepandémico de 127 en 2019. Pero es superior al nivel de 119 registrado en 2007; es decir, es superior a justo antes de la crisis financiera y en el punto álgido de la ola de globalización impulsada por el Occidente a principios del siglo XXI.

Además, DHL ha previsto que su índice estará alrededor de 130 a principios de 2022, estableciendo un nuevo pico. Así es que, aunque la pandemia ha sido una prueba de estrés masiva para la conectividad global, parece que la integración es ahora mayor, no menor, que antes.

¿Se debe esto a una “reglobalización”? Los datos aún no apoyan esta conclusión. Pero si estas fiestas utilizas el Internet para disfrutar de contenido televisivo, reflexiona sobre la tendencia. Sí, el mundo actualmente puede parecer distópico, xenófobo y deprimente; pero también se está rehaciendo mediante la innovación digital de formas emocionantes, en las finanzas y en los negocios... así como en nuestros programas de televisión

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