Agustín Ferrando

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Agustín Ferrando: “Lo que más me preguntaron en mi vida es cuándo vuelve Tiranos temblad, lo cual es raro porque nunca se fue”

El creador de uno de los canales uruguayos que hizo historia en Youtube repasa los 10 años de ese proyecto y defiende, una vez más, la idea de que el mundo es un buen lugar en el que existir
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03 de julio de 2022 a las 05:02

Es junio de 2022 y Agustín Ferrando sueña con que un chino al otro lado del mundo termine de trabajar, prenda la PC en su casa o agarre su smartphone en el metro y se ponga a ver el arroyo Solís durante una hora a través de la pantalla de Youtube. Entre otras cosas, creó su nuevo canal para eso. Se llama LentaTV.

Es diciembre de 2012 y el mismo Ferrando, pero con 10 años menos, ve un video y quiere compartirlo. Digamos que un poco sueña con eso, también. En el video se ve una señora robando flores del cantero de bulevar Artigas en Montevideo, mientras quien la filma la amenaza con denunciarla en Facebook. Ferrando rodea aquel video de otras imágenes que encuentra escribiendo “Uruguay hoy” en el buscador de Youtube, pero en el centro siempre está la señora de las flores y sus ganas de mostrarla. Entre otras cosas, crea aquel canal para eso. Se llama, todavía se llama, Tiranos temblad

Todo el mundo sabe lo que sigue después. Y si no lo sabe, es fácil de resumir: Ferrando la colgó en el ángulo. Tiranos temblad se convirtió en un hito de Youtube que hizo que este editor uruguayo y su pareja, la fotógrafa Fernanda Montoro, consolidaran una carrera dentro de la realización y se proyectaran a nivel internacional. Mientras Cartoon Network les abría las puertas y Otra semana en Cartoon – el programa que crearon para la cadena, que terminó el año pasado en su sexta temporada– generaba hordas de seguidores en todo el mundo, en la región Tiranos se convertía en un clásico y la voz de Ferrando en un monolito de internet. Con el tiempo la frecuencia semanal del canal pasó a ser anual y eso le dio más aire a su creador y un halo de evento a la publicación de los capítulos. Sigue siendo un momento increíble: cuando un nuevo episodio de Tiranos temblad aparece en el horizonte y los acordes modificados del himno nacional cruzan los parlantes o los auriculares, por unos 29 minutos está todo bien. El mundo es un lugar decente, Uruguay es el mejor país, gritamos “que viva lo gratis” y nos sentimos, en colectivo, todos juntos, los cracks de la semana.  

Pero el tiempo pasó. Youtube cambió. Ferrando creció y ahora tiene 40 años. Tiranos temblad, que se apronta para festejar la primera década en diciembre, sigue siendo una fuente de alegría y satisfacciones para él, pero también está enfocado en buscar nuevos horizontes, nuevos entusiasmos. Una serie, los trabajos de su productora Monaco, un canal –LentaTV–, la emoción de encontrar el punto cero de un nuevo proyecto y la tranquilidad de saber que el camino independiente es difícil pero posible. Así como lo hace en el canal que lo catapultó y lo convirtió en una influencia directa para otros youtubers, Ferrando prefiere seguir andando por el camino de las cosas que le hacen bien, que lo hacen feliz y lo dejan dormir. Por el lado luminoso de la vida. O, en este caso, de internet. 

Agustín Ferrando

¿Qué es lo que ocupa su tiempo profesional actualmente?

El año pasado terminó la sexta temporada de Otra semana en Cartoon, y cada vez que salto de un proyecto al otro tengo un tiempo en el que pienso mucho adónde redirigir la energía. Estuve haciendo un montón de cosas inútiles, como música y otras cosas que no pretendo mostrar o compartir, simplemente fue un ejercicio de creación y libertad. Pero eso me llevó a Lenta TV y a realizar una serie, que es en lo que estoy trabajando ahora. Es lo que tenía ganas de hacer, y con ella me enfrenté a la disyuntiva de si subirla a Youtube y nada más, o si la presentaba a algún canal. Finalmente decidí ir por el lado independiente. En los próximos días probablemente anuncie algo al respecto, porque estamos trabajando para eso.

¿Por qué es preferible optar por el camino independiente?

Tiranos temblad, por ejemplo, no se podría hacer de otra forma. Mucha gente lo ha estudiado, me ha contactado y se han venido hasta de Europa para ver cómo podían replicarlo en su país, en su canal. Llegaron a la conclusión de que es un dolor de cabeza conseguir los derechos de todos esos videos todas las semanas, y es prácticamente imposible porque Youtube además no tiene un sistema de mensajería interno como Instagram, Twitter o Facebook. Es muy difícil contactarse. Entonces, Tiranos no podría existir si no fuera hecho de forma independiente, y Mashups, que fue el primer éxito que tuve en internet, por decirlo de alguna forma, fue igual. Si bien es un producto que terminó en VH1, un canal de música, no podría haber nacido ahí. A mí la independencia me da la libertad de creación, me deja salir a la calle y filmar lo que quiero. En esta serie no sé cuántos episodios vamos a tener, pero cuando vos firmás un contrato con una empresa no podés no saberlo. Tenés que comprometerte a un volumen, y eso puede terminar en un esfuerzo desmedido. He descubierto que hacer lo que más disfruto es lo que me queda mejor. Lo que hago por obligación me queda peor. A todas las partes nos conviene que yo haga lo que tenga ganas de hacer, salimos todos beneficiados.

¿Cómo recuerda la jornada de edición del primer capítulo de Tiranos temblad?

Me acuerdo de todo. Dónde estaba la computadora, dónde estaba sentado, los temores que tenía, sobre todo los relacionados con mi voz. Yo llevaba unos 10 años haciendo videos y nunca en la vida se me había ocurrido usar mi voz para un off. La primera vez que me escuché y vi cómo funcionaba con el material, me arrepentí. Sentí que no me iba a soportar a mí mismo, pero como en el momento no pensamos que íbamos hacerlo con la frecuencia con la que lo terminamos haciendo, estuvo bien. Porque estábamos jugando a hacer un programa que ya existía, era más divertido eso y no había que explicarle nada a nadie. Fue rarísimo ese primer episodio. Me costó muy poco editarlo, lo hice en dos jornadas. Lo único que quería mostrar era el video de la señora robando flores en el cantero. Todo lo demás era una excusa. Pero tomó forma y el formato se fue armando frente a los ojos de la gente. Empezó todo en un estado muy primitivo.

Incluso en la voz hay una sensación de “probemos a ver qué pasa”.

Al principio empecé hablando como hablo en general, pero enseguida encontré a este personaje, que es como una voz que observa y que utiliza determinadas palabras, un tono neutro. Y aparece porque no quería que quedara como que me estaba burlando de lo que estaba mostrando. Yo muestro las cosas con sincera curiosidad y aprecio. Si hay algo que desprecio y de lo que me burlaría, no lo muestro. Encontré con ese tono la posibilidad de poder mostrar sin decir que algo me parecía bueno o malo, que todo estuviera en un mismo nivel. Que todas las personas fueran igual de importantes, que todos los hechos fueran relevantes, que una niña que se tropieza y un señor que está pintando el último piso de un edificio tuvieran el mismo peso. Ese personaje que narra ya no soy yo.

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¿Logró amigarse con su voz?

Jamás. Pero, como todo: te acostumbrás.

En los últimos años Tiranos temblad pasó a ser anual. ¿Cómo cambió su relación con el programa a partir de esa transformación?

Es un ritual hermoso enfrentarme cada año al material, pero es mucho más exigente. Me lleva más de un mes de trabajo intenso. Y por el simple hecho de mirar los videos, que es una de las partes más importantes del proceso; saber mirar bien, al detalle, no subestimar nada. Hay videos que duran media hora y en el minuto 29:28 la persona dice una frase que puede quedar para la historia. No me puedo apresurar. Pero aunque es muy exigente, al enfrentarme a todo eso creo que siento lo que siente la gente cuando ve Tiranos: esa conexión con el humano, con el uruguayo, y ese amor por las personas y por lo que hacen. Son muchas horas y días, pero me llena de alegría hacerlo, de energía, me recuerda por qué empezamos esto y por qué lo hicimos tanto tiempo. Y luego, cuando se presenta el video, es tan hermoso lo que nos devuelve la gente que es inexplicable. Terminamos de publicarlo con un nivel de agotamiento extremo, pero enseguida me olvido y lo quiero hacer de vuelta. Eso sí: extraño hacerlo más corto, que me lleve menos tiempo, que cada vez que me toque hacer uno no sea escalar una montaña. A veces me gustaría subir a un cerro. Pero es la forma que encontramos ahora y, de nuevo, llegué a la conclusión de que lo que hago con ganas es lo que me queda mejor. No fuerzo las cosas y trato de no caer en la presión de que hay un público, una comunidad detrás esperando.

¿Existe esa presión?

Cuando dejó de ser semanal empezó una presión que sigue hasta hoy. Probablemente lo que más me preguntaron en mi vida es cuándo vuelve Tiranos temblad, lo cual es raro porque nunca se fue. Pero entiendo que hablan de la frecuencia. Y claro, siempre me encuentro en una situación extraña porque siento que la gente a veces no termina de entender que es un proyecto independiente. Siempre uso el ejemplo de que los youtubers somos como un Renault 12 que va en una autopista y al que le exigen que vaya a la misma velocidad que un auto de último modelo. Entonces, cuando me hacen esa pregunta, al mismo tiempo me pregunto cómo no valoran que haya existido. Eso es lo más loco acá: que Tiranos temblad haya existido, que haya estado tanto tiempo, no que dejó de ser semanal. Yo celebraría que existe, que pasó. Después no podés exigirle mucho al Renault 12. Hay días que lo querés usar y no arranca. De todas formas hoy, curiosamente, lo que más me preguntan es cuándo vuelve Otra semana en Cartoon. Le ganó a Tiranos porque tiene un público cuantitativamente mayor y me llegan varios mensajes por día. Creo que me acostumbré a que cuando dejo de lado un proyecto viene esta ola de exigencias, pero juego o asumo, o sueño, que adelante está este otro proyecto que, cuando lo deje, la gente me va a preguntar por él y prefiero, en este jardín, plantar distintas cosas para diferentes gustos, a quedarme ese rinconcito donde planto lo que sé que funciona. Me resulta mucho más estimulante volver a encontrar el entusiasmo de empezar algo de cero. 

Hablando de cosas que empiezan de cero, este año lanzaron LentaTV, un nuevo canal. ¿De qué impulso surge?

De que empecé a ver mucha televisión lenta, que se conoce como slow tv. Recordé que tenía un montón de material para hacer un canal así, porque vengo acumulando filmaciones compulsivamente desde los 12 años, y en la mayoría de mis trabajos no las utilizo. De hecho, empecé a hacer todo esto por mi amor a filmar, aunque se me conozca más como editor. Actualmente estoy utilizando mi archivo y hago la televisión que yo tengo ganas de ver, con cosas de Uruguay o de cierta calidad que a veces siento que faltan. Me encanta empezar un canal de cero, tener ocho suscriptores que son mis hermanos y mis padres, y empezar a lucharla desde ahí. Eso me mantiene motivado. Esto es mi trabajo pero también mi hobby, y no puede dejar de divertirme. Necesito encontrar la forma de que sea divertido, motivante, y desafiante. Porque podría seguir haciendo Tiranos de forma semanal, pero probablemente se convertiría en una porquería. Hacerlo sin ganas, buscando un equipo, teniendo un departamento que busque enigmas semanales, cracks. Pienso en alguien corriendo y gritando ‘¡nos falta un crack, hay que conseguir uno antes de las ocho!’. Y entiendo que hay cosas que funcionan así, pero yo pongo el foco en el entusiasmo.

Más allá de eso, es una evolución lógica la anualidad de Tiranos temblad. Conecta con la nostalgia de aquellos que lo veían de forma semanal, y se transforma en una suerte de liturgia colectiva cuando aparece. 

Sí. Siento que llegó a ese lugar natural. Termina siendo un evento como la Navidad, Halloween, esas cosas que pasan una vez por año. Hay un lugar en nuestra vida para los eventos anuales, tienen un sentido, son rituales. Que Tiranos lo sea es una idea que me encanta. Porque, además, Youtube también cambió en la última década. 

¿En dónde ve ese cambio?

Cuando nace el canal en 2012, o en el 2013 que es cuando empieza a ser semanal, si filmabas un video y lo querías compartir, tenías que subirlo a Youtube. Era la única forma. No había videos en Instagram o en Whatsapp. Youtube era el embudo a donde iba todo: estaba desde el cumpleaños de un primito a lo más profesional. Y después todo el medio. Hoy existen muchos lugares en los que la gente sube sus videos, y de hecho te diría que Youtube ni siquiera es la primera opción que se le viene a la mente a la gente cuando piensa en compartirlos. Si vos querés que lo vean a nivel privado, vas a Whatsapp. Si querés que sea público, hay una generación que va a TikTok, otra a Instagram y sí, otra a Youtube, pero la realidad es que las filmaciones caseras pasaron a ser un porcentaje muy bajo de la plataforma. Y las producciones profesionales pasaron a ser lo que predomina. La gracia de Youtube, para mí, era justamente que estaba lleno de videos no profesionales. Es como que antes tenías más materia prima para cocinar, y hoy tenés los platos más armados. Hoy la gente en Youtube gana plata, y eso hace que el tipo de contenido que se hace busca ser redituable, y por ende se experimenta menos. Si hoy me propusiera hacer Tiranos de forma semanal, sería un desafío lograr tener el material suficiente, porque bajó en cantidad. Mi proceso creo que acompaña el de Youtube y de las redes. 

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¿Qué lugar tiene Youtube en su vida hoy?

Sigue siendo mi principal fuente de entretenimiento. Lo que más miro es Youtube. Tenemos muchos años de relación con el algoritmo y me tiene sacada la ficha en el buen sentido. Sacamos provecho mutuamente de eso. 

¿Hay una ruta de canales determinada en su dieta diaria?

Acabamos de terminar de ver el video que vemos al mediodía, por ejemplo. Pero me acomodo según mi home o mis suscripciones. Ahora al mediodía vemos a Leland Sklar, el bajista de Phil Collins, que es un señor de barba blanca que parece Gandalf, y que en la pandemia empezó a hacer todos los días un video hablando a cámara. Es uno de los seres más buenos del mundo, nos llena el alma verlo y los mediodías son con él. Es agradable comer escuchándolo. Pero más allá de eso, el algoritmo está a tal nivel calibrado, que ya entendió que por ejemplo me gustan los deportes raros, y si hay una competencia de piedra, papel y tijera me la va a mostrar. Estos son mundos que solo me da Youtube y por eso sigue siendo mi fuente principal de entretenimiento, a pesar de que haya cambiado tanto.

Y entiendo que permite encontrar un oasis de luz en medio de la oscuridad que suele imperar en el mundo digital, principalmente en las redes. 

Sí. Y tiene que ver con las cosas que intento hacer, que es justamente tratar de generar lo contrario a lo que siento que hace mal. LentaTV viene por ahí. No he podido, por ejemplo, acceder al mundo de TikTok. Me da dolor de cabeza. Tanta información por segundo es demasiado, más aún cuando estoy acostumbrado a mirar con detenimiento y a analizar. Por supuesto que no me vengo a quejar de TikTok y me encanta que exista. Si dependiera de mí, que siga existiendo. Pero como no logro decodificarlo, hago LentaTV. No me quedo en el sillón quejándome, trato de trabajar activamente para seguir la línea de lo que siento que me hace bien, en ese caso un canal que es totalmente lo contrario a esa plataforma: un plano de una hora, sin gráficos, música o efectos agregados. Con Tiranos sentía algo parecido: la necesidad de mostrar que la humanidad está buena también. Y que obviamente deben existir los informativos, pero hay gente que solo ve eso y se termina haciendo una idea de la realidad basada en la excepción negativa, que es igual de racional que hacerse una idea de la realidad a partir de la excepción positiva. Eso es lo que intento hacer yo. Muestro que hay un mundo que también tiene gente buena, que se divierte, gente que ayuda a otros. Eso me motiva: tratar de aportar con cosas que hagan bien. Porque a mí me gusta verlo. 

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¿Ese optimismo estuvo siempre?

Siempre fui optimista e inocente, y en un punto de la vida me empezó a jugar en contra. De niño me creía cualquier mentira. A esa inocencia un día tuve que ponerle un freno, porque empecé a entender que el mundo a veces no es tan justo, y que a personas a las que pensás que no hay manera de que les pase algo malo sí les pasan cosas malas. Me moderé hasta que me puse a trabajar en edición y comencé a aplicar su lógica a mi vida, en el sentido de que entendí que si no le prestaba atención a lo que me hacía daño o generaba cosas negativas y me enfocaba en lo que me gustaba, la vida se podía transformar en algo que estaba buenísimo. Hoy soy un editor que edita su vida. La clave es saber dónde poner el foco. Es obvio que la vida te obliga a veces a atender cosas que no querés, pero si intentás aplicar la estrategia en algún momento, la vida se pone buena, te rodea de gente que te motiva, te da esperanza. 

En un perfil que se publicó hace años en La Agenda de Buenos Aires, un excompañero de facultad, el realizador Juan Ignacio Fernández Hoppe, mencionaba que ya en esos años de formación se notaba que había optado por “el camino de la emoción”. ¿Por qué ir hacia allí?

Creo que la vida diaria es una constante negociación entre el corazón y la cabeza. Y a veces la cabeza te puede decir “che, mirá que si ahora hacés videos reaccionando te lleva mucho menos trabajo y te va a dar plata”, pero el corazón te dice “qué gracia tiene, qué te motiva a hacer eso, eso ya lo está haciendo todo el mundo”.  Siento que tengo un poder racional muy fuerte, me siento con demasiada conciencia, y la verdad es que a veces preferiría que la mente no me funcionara tan rápido, pero logré que la razón nunca fuera mi jefa. En la distribución de mi empresa personal, la razón trabaja para mi emoción. Solo puedo hacer cosas que me hagan sentir bien, que me hagan dormir tranquilo, que no me hagan sentir que estoy traicionando lo que soy, y que me den esa sensación de que estoy siendo un guerrero de la luz. Así como hay gente a la que le gusta la oscuridad, a mí siempre me gustó la luz y trato de defenderla. Y sí, todo lo que he hecho nace de mi emoción, de una corazonada. Querer ser independiente con esta nueva serie surge de una corazonada. Nosotros tenemos la posibilidad y la suerte de tener los contactos, y sé que va a estar todo bien si vamos por ahí, pero tengo una corazonada que me dice que tengo que ir por este otro lado. Y ahí es cuando le paso a mi cabeza la información y la pongo a trabajar. Ese es el equilibrio que me funciona.

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