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Lo que realmente quieren los hombres: más tiempo con sus hijos

Los empleadores no están al día con una cambiante fuerza laboral que valora la licencia de paternidad remunerada

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11 de abril de 2019 a las 16:26

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Por Pilita Clark

Hace unas semanas cuando yo estaba entrando a la oficina, me di cuenta de que dos personas que estaban caminando detrás de mí estaban teniendo una conversación realmente interesante.

"Realmente quiero niños", dijo una de las personas, en lo que parecía ser una voz masculina.

"Yo también", respondió la segunda persona, quien también realmente sonaba como un hombre.

"Pero lo que sucede", continuó la primera persona, "es que no estoy seguro de que ella realmente está de acuerdo y no quiero quedarme en casa cuidando a los niños todo el tiempo. Realmente me gusta mi trabajo".

Inmediatamente dejé de caminar y comencé a fingir que estaba buscando algo en mi bolsa para poder ver quiénes eran esas personas.

Efectivamente, era un par de jóvenes. Absolutamente normales, probablemente tenían veintitantos años, vestidos para un día en la oficina. Mientras siguieron caminando, los miré, estupefacta. Ésta era una especie desconocida para mí.

Obviamente, sé que muchos hombres más jóvenes están más interesados en ser padres que sus propios padres.

He visto estudios en Google que afirman que los millennials que son padres ven más vídeos relacionados con la crianza de los niños en YouTube que las madres de esa generación. Y también he visto encuestas que muestran que los jóvenes británicos son mucho más propensos que los “baby boomers” a pensar que la licencia de maternidad remunerada debe dividirse entre la madre y el padre. Sin embargo, ese fragmento de conversación destacó un cambio profundo en las actitudes de la fuerza laboral, y la lentitud en la reacción de los políticos y los líderes empresariales frente a ello.

Me acordé de esto nuevamente la semana pasada cuando se publicó la última serie de cifras sobre la brecha salarial de género. Una vez más, los números mostraron que los hombres ganan más que las mujeres en promedio, a menudo por un margen enorme. Esta vez también aprendimos que la brecha se ha ampliado en miles de empresas.

La diferencia persiste por muchas razones complicadas, pero en gran parte se reduce al tema de los hijos: las mujeres aún cuidan de ellos más que los hombres y por ende reciben un salario inferior.

La discrepancia se amplía después de que las mujeres dan a luz y continúa aumentando, de modo que cuando el niño tiene 12 años, la brecha se acerca a 33%. Sin embargo, los gobiernos, y las empresas, todavía se aferran a la licencia de maternidad que alienta a las mujeres a encargarse de la crianza de los hijos.

En promedio, el gobierno británico le paga 26 veces más a una madre –quien gana un salario promedio– en pagos de licencia de maternidad en el primer año después del parto que a un padre, según el investigador familiar Duncan Fisher, uno de un número cada vez mayor de hombres que quieren que se equilibre la balanza.

En EEUU, un ex corresponsal de CNN llamado Josh Levs dice que muchos hombres le han “llorado por teléfono" después de publicó su batalla legal en 2013 con la emisora sobre su política de ofrecer menos semanas de licencia pagada a los padres biológicos que a las madres y a cualquiera de los padres que adoptan.

El mes pasado en la revista Harvard Business Review, Levs escribió sobre las “historias desgarradoras” que escuchó sobre la presión que sentían los hombres de regresar al trabajo y dejar a sus esposas en casa con sus hijos.

Los hombres en EEUU –el único país en el mundo desarrollado que no exige que las empresas ofrezcan licencias remuneradas tanto a madres como a padres– no son los únicos que están hartos.

El próximo mes, en el Reino Unido, el Tribunal de Apelación va a considerar los casos de dos padres –un agente de policía y un trabajador de un centro de llamadas– quienes afirman haber sufrido discriminación cuando se les ofreció menos licencia de paternidad compartida que a sus colegas femeninas con licencia de maternidad. Dudo que sean los últimos en tomar tal acción.

Claramente existe una demanda, hasta ahora reprimida, de muchos hombres que quieren participar más en la crianza de sus hijos. Cuando Aviva, la aseguradora británica, comenzó a ofrecerles a los hombres la misma generosa licencia de paternidad que les ofrecía a las mujeres el año pasado, casi la mitad del personal de la empresa en el Reino Unido que se tomó un descanso en los primeros 10 meses del plan eran hombres. Diageo, el grupo de bebidas, anunció una política similar la semana pasada, pocos días después de que O2, el operador móvil, aumentó su licencia de paternidad remunerada. Pero esas empresas siguen siendo una minoría. Esto necesita cambiar. Más países deben seguir el ejemplo de Suecia, un pionero en las políticas de licencia de paternidad bien diseñadas, y la sede de algunos de los niveles de empleo femenino más altos de la UE.

Según la Comisión Europea, la evidencia muestra que cuando un nuevo padre se toma licencia de paternidad, las madres vuelven a trabajar más fácilmente, el empleo femenino es mayor y la brecha salarial por género es menor. Además hay un factor adicional que ya debería estar muy claro: muchos hombres serían mucho más felices.

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