Los números del mercado de trabajo reflejan una normalización parcial de la actividad

Las estimaciones puntuales de empleo de mayo mostraron un incremento respecto al mes anterior, según los datos divulgados el lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La tasa de ocupación pasó a 52,9% de la población en edad de trabajar luego de tocar un mínimo de 52,1% desde 2015 durante el mes de abril.

Los números representan una primera aproximación a los efectos de la pandemia sobre el mercado laboral, aunque sujetos a un importante nivel de incertidumbre. Al margen de error inherente a la Encuesta Continua de Hogares y la naturaleza zafral de algunas actividades, se agregan los cambios metodológicos y de muestreo impuestos por la emergencia sanitaria, con un impacto incierto sobre la capacidad de comparar datos previos al estallido de la pandemia.

La recuperación de la tasa de empleo en mayo implicaría un incremento de 23.700 en términos netos en el número de uruguayos que declaran tener un puesto de trabajo respecto a abril. Sin embargo, todavía hay 98.700 ocupados menos que en febrero de este año.

Incluso los niveles de actividad aumentaron por encima de esa cifra. Ese incremento se debió a un aumento de 2.600 en el número de uruguayos que buscó de forma activa –aunque sin éxito– su incorporación al mercado laboral.

Por su parte, los niveles de desocupación se mantuvieron en los mismos registros de abril: 9,7% de la población económicamente activa. Este indicador no refleja plenamente el deterioro del mercado laboral que tuvo lugar a partir del estallido de la pandemia y la implementación de las medidas de distanciamiento social a nivel del gobierno y de las propias empresas.

El relajamiento del confinamiento en mayo no solo tuvo impacto en los datos macro del mercado laboral, también en las métricas alternativas que elaboró el INE para un mejor seguimiento del mercado laboral en un contexto excepcional como el que impuso el estallido del Covid-19. Estos indicadores refuerzan la percepción de una incipiente normalización del trabajo.

El teletrabajo alcanzó un pico en abril entre la población empleada, con 19,3%, frente a un registro de 4,3% que asegura trabajar de forma deslocalizada de forma habitual. En el último mes, sin embargo, ese indicador se redujo a 16,7%. En mayo tuvo lugar un regreso a la actividad presencial, aunque todavía ese retorno no se dio de forma masiva.

De todas maneras, el porcentaje de trabajadores que mantuvieron sus actividades desde sus hogares fue acotado, incluso en el momento de mayor confinamiento –uno de cada cinco–. El mayor impacto de la pandemia se dio en la ausencia laboral: trabajadores que mantenían su vínculo con la empresa, pero no asistieron a sus empleos.

Ese indicador es seguido de forma semanal por el INE y mostró un retroceso desde el máximo alcanzado en la segunda semana de abril, de 27,2%, a 15,6% en la última semana de mayo. Esto es, prácticamente la mitad de los trabajadores ausentes retomaron sus actividades en el último mes.

Sin embargo, la situación para quienes mantienen su condición de trabajadores ausentes cambió en el último mes. Mientras que en abril, la principal causa de ausencia era la suspensión de actividades o la cuarenta por el Covid-19, en mayo se impuso el seguro de paro o desempleo (41,8%) como el motivo mayoritario para la ausencia.

En la medida que una parte de esas empresas no logre reincorporar a sus trabajadores suspendidos una vez terminado el beneficio del seguro de desempleo, habrá un deterioro de los indicadores de empleo y un incremento de la desocupación.