Kamil Krzaczynski / AFP

Los Rolling Stones y la censura

El grupo que definió una época intemporal dejó de tocar un clásico de su repertorio

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22 de mayo de 2022 a las 05:05

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El 1º de junio próximo, en el estadio Wanda Metropolitano del Atlético Madrid, los Rolling Stones comenzarán la gira mundial para celebrar el 60º aniversario de la banda. Dos piezas fundamentales de su historia estarán ausentes: Charlie Watts, fallecido en 2021, y la canción Brown Sugar, que durante décadas fue una inamovible del setlist. Los Rolling Stones la cantaron en público por primera vez en el Festival de Altamont, bautizado como “el Woodstock de la Costa Oeste”, el 6 de diciembre de 1969. En 1975 el grupo organizó una conferencia de prensa en Manhattan, y para emular la forma en que las bandas de jazz de Nueva Orleans promocionaban sus conciertos, tocaron Brown Sugar en la parte de atrás de un camión en movimiento por la Quinta avenida, una de las calles más transitadas de Nueva York. El sitio en internet That Eric Alper recordó el momento: “El 1º de mayo, los reporteros se reunieron dentro del Hotel Fifth Avenue en 9th Street en el Greenwich Village de la ciudad de Nueva York para asistir a una conferencia de prensa en la que estaba previsto que aparecieran los Stones. Pero los Stones nunca entraron en el hotel. El comediante de improvisación “Professor” Irwin Corey ofreció una actuación típicamente prolija y sin sentido para los periodistas que esperaban a los Stones. La prensa seguía escuchando a Corey divagar cuando finalmente se dieron cuenta de que los Stones estaban tocando Brown Sugar en un camión de plataforma que conducía por la Quinta avenida”. Pasaron casi 53 años y 1.296 conciertos desde el estreno, y el tema perteneciente al disco Sticky Fingers siempre los acompañó en el escenario. Ya no más.

Interpretable como proclama metafórica contra la esclavitud, pero a favor de quienes por elección son esclavos del placer, Brown Sugar es una canción ideal para las pistas de baile, donde el deseo puede más que las ideas. Siga el baile, siga el baile. Su condición ha cambiado. Hoy pocos la bailan y entre los escasos hay quienes abandonan la pista de baile ofendidos por considerar que la letra es racista y sexista, e incita al uso de heroína (la droga, alias “caballo blanco”, no una mujer negra de origen africano destacada por su heroicidad). Las radios dejaron de irradiarla. Mientras –ya no– aún la cantaba en vivo, Jagger modificó la letra, como para que lo consideraran genial y no genital (demasiado tarde). A raíz de los movimientos “correccionales” activos en diferentes niveles de la sociedad, “azúcar morena” pasó a tener sabor amargo. La inquisición llego hasta donde los oídos deciden. En lugar de “hear him whip the women” (escúchalo azotar a las mujeres), comenzó a cantar “you shoulda heard him” (deberías haberlo escuchado). Las alusiones a una bacanal sexual en desarrollo emergen en los versos: “Drums beating, cold English blood runs hot / Lady of the house wonderin’; when it’s gonna stop” (Los tambores suenan, la fría sangre inglesa corre caliente / la señora de la casa se pregunta cuándo parará esto). A nadie, desde que Brown Sugar salió a la venta, le importó un pito que Jagger, compositor de la canción, tuviera un apetito insaciable por las mujeres negras, tal cual lo reconoció en más de una ocasión, sin tener que dar explicaciones sobre el acto sadomasoquista que la letra original destaca: “hear him whip the women”. Considerando la popularidad del tema interdicto, resulta extraño que, tal como la letra informa, nadie haya “escuchado” antes a la mujer ser azotada, luego de haber sido transportada contra su voluntad de un continente a otro, de Ghana –llamado antes Gold Coast, como el primer verso destaca– a Nueva Orleans, puerto de entrada durante el esclavismo, mencionado en una canción folclórica tradicional de autor desconocido sobre un burdel, The House of the Rising Sun, que los Animals transformaron en hito del rock al grabarla en 1964. “Hay una casa en Nueva Orleans, / la llaman ‘El Sol Naciente’, / y ha sido la ruina de muchos pobres chicos. / Dios sabe que yo soy uno de ellos”.
Es raro, muy raro, que los inquisidores de la palabra ajena objetaran la canción tantos años después de estrenada. Cuando de atacar la creación artística se trata, una de las características de la corrección política es descargar la ira contra el contenido de la letra. Es contra esta que la censura deviene desmesura. La música queda indemne. Ninguna controversia generarían las canciones de protesta si no tuvieran letra.

Aunque en los tiempos actuales estemos condenados a escucharla en secreto, con las cortinas bajas y la puerta de nuestra casa bien cerrada, Brown Sugar sigue siendo fabulosa por donde se la mire, mal que les pese a los detractores de turno, camaleones del oxímoron. El ritmo que la define y la hizo perdurar reconocible apenas los primeros acordes comienzan a sonar, la sitúa en una categoría de composición aparte en el género, con características artísticas propias suficiente como para que lo propicio se cumpla y sea arduo describirlo por la variedad de referentes melódicos incluidos. Jagger escribió la música en agosto de 1969, mientras estaba filmando en New South Wales, Australia, la película Ned Kelly, dirigida por Tony Richardson. Le dijo a la revista Rolling Stone en 1995: “Dios sabe de qué hablo en esa canción. Es una mezcolanza. Todos los temas desagradables de una vez. Nunca escribiría esa canción ahora”. La letra, “mezcolanza” de asuntos diversos en tono ditirámbico al que no le sobran excesos y cuya sorna roza el humor negro (y no solo por la mujer africana referida), la escribió meses después. Aunque varias mujeres asumieron con orgullo, cabe destacarlo, su condición de musa inspiradora del personaje femenino aludido por lo letra, Jagger dijo en más de una ocasión que no tuvo a nadie en particular en mente al escribir Brown Sugar, grabada entre el 2 y el 4 de diciembre de 1969 en el legendario Muscle Shoals Sound Studio, de Alabama, al mismo tiempo que Wild Horses y Sister Morphine, pertenecientes al álbum Sticky Fingers, cuya portada, diseñada por Andy Warhol, presenta un pene erecto mal disimulado por la tela del pantalón jean.

Los músicos de sesión que participaron de la grabación destacaron que Jagger escribió la letra en un bloc de notas que tenía en el bolsillo, una hora antes de grabar el tema. En medio de la avalancha de libertad creativa que tomó control de su imaginación, ni tiempo tuvo de ejercer la corrección política, menos de preocuparse si ofendía a quienes tanto tiempo después lanzaron sus gritos al cielo, escandalizados por lo que por décadas habían estado oyendo sin notar nada perturbador, entre otros la periodista Lauretta Charlton, quien en la edición del 3 de abril de 2015 de la revista online Vulture.com escribió: “Brown Sugar es grosera, sexista y sorprendentemente ofensiva hacia las mujeres negras”, o Tom Taylor, que en el artículo “The uncomfortable reality of the Rolling Stones song Brown Sugar”, (La incómoda realidad de la canción de los Rolling Stones Brown Sugar), publicado el 18 de agosto de 2021 en la revista británica online Far Out afirmó: “La canción es un acto vergonzoso de juvenilia gratuita, disfrutando de la capacidad de ofender en lugar de un análisis meditado del tema en cuestión”. Taylor refiere al “tema en cuestión”; ¿cuál, hay uno excluyente? Además, ¿debe una canción de rock tener un discurso unidireccional, como si se tratara de un mensaje político sobre un problema en particular?

En el artículo “Revisiting the 15 Most Controversial Rolling Stones Songs” (Revisitando las 15 canciones más controvertidas de los Rolling Stones), publicado el 23 de abril de 2021 en la revista online InsideHook, Bonnie Stiernberg dijo: Brown Sugar es sin duda el tema más controvertido de los Stones, y por una buena razón. Es una canción que intenta abordar una larga lista de cosas objetivamente malas (el comercio de esclavos, la violación, la heroína), pero lo hace sin presentar un solo punto coherente sobre ninguno de ellos, y los coloca sobre un riff de guitarra increíblemente pegadizo que hace todo se siente un poco demasiado glamoroso, dado el tema. (Se siente extraño bailar alegremente con letras como, “Barco de esclavos de la costa de oro con destino a campos de algodón / Vendido en un mercado en Nueva Orleans / Viejo esclavista con cicatrices sabe que lo está haciendo bien / Escúchalo azotar a las mujeres alrededor de la medianoche”, ¿verdad? Agregue a eso toda la cosificación de las mujeres negras lanzada por Jagger, y tiene una canción que nunca tomaría vuelo si se publicara hoy. Jagger ha admitido que no es una de sus mejores, afirmando que la escribió en 45 minutos”. Respecto a “que nunca tomaría vuelo si se publicara hoy”, la opinión de Stiernberg resulta rebatible, aunque se encuentre en consonancia con el comentario de Jagger, quien al afirmar que la mayoría de las canciones de su autoría fueron escritas de manera vertiginosa en poco tiempo y sin pasar por un proceso de corrección, no necesariamente política, parece haberse querido librar de la responsabilidad de lo que dijo o quiso decir. 

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