Macron, Le Pen y los límites del nacionalismo
El núcleo original de la UE está endureciendo su postura internacionalista
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30 de abril de 2017 a las 05:00
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La primera ronda de las elecciones presidenciales francesas ha confirmado la nueva tendencia en la política internacional. En país tras país, la división política más importante ya no es entre izquierda y derecha, sino entre nacionalistas e internacionalistas.
El año 2016 fue el de las victorias para los nacionalistas, con el Brexit en Gran Bretaña y la victoria de Donald Trump en EEUU. Pero las elecciones francesas sugieren que Francia y la mayor parte de Europa continental permanecerán en el lado internacionalista de la línea.
La contienda entre Marine Le Pen y Emmanuel Macron en la última ronda de las elecciones del 7 de mayo será un encuentro clásico entre una nacionalista y un internacionalista.
Las encuestas de opinión —que predijeron con exactitud que Macron estrechamente vencería a Le Pen en la primera vuelta— ahora sugieren que obtendrá una victoria decisiva en la segunda ronda de las elecciones del 7 de mayo, obteniendo más del 60% del voto.
Por supuesto, todavía hay mucho que podría salir mal para Macron durante las próximas dos semanas. Le Pen es experta en los debates televisivos. Macron es un rico ex financiero y ex ministro, quien es vulnerable a ser caracterizado como un miembro de la élite fuera de contacto.
Todavía podría ser afectado por un escándalo o un 'faux pas'. Pero es muy probable que las encuestas sean precisas y que el candidato internacionalista, Macron, obtenga una clara victoria.
Le Pen hizo campaña con discursos similares a los de Trump, aunque su lenguaje es considerablemente más moderado que el del presidente estadounidense. La candidata del Frente Nacional, por ejemplo, nunca ha propuesto una "prohibición musulmana" al estilo Trump para todos los musulmanes que ingresan al país.
La familia Le Pen respaldó con entusiasmo a Trump para la presidencia; y el presidente de EEUU, a su vez, insinuó que apoyaba a Le Pen en Twitter y estaba esperando que ganara. Pero mientras que Trump estará decepcionado por una victoria de Macron, sus asesores de seguridad nacional, que tienen opiniones menos excéntricas que su jefe, probablemente sentirán un gran alivio.
La decepción de Rusia ante una posible victoria de Macron será mucho más directa. Macron era el único candidato en la primera vuelta en apoyar una línea dura contra la Rusia de Putin. Los bancos rusos también han prestado mucho dinero a la campaña de Le Pen como parte de la inversión del Kremlin para desestabilizar la UE.
La reacción británica a una victoria de Macron será una mezcla entre alivio y aprensión. El gobierno de Theresa May se resiste a la caracterización del Brexit como un espasmo nacionalista y hace hincapié en el apoyo continuo del Reino Unido hacia el libre comercio y una UE fuerte.
Pero el problema para Gran Bretaña es que la propia UE ve claramente al Brexit como una manifestación del nacionalismo dentro de Europa que necesita ser tratado con mucha firmeza.
En ese sentido, una probable victoria de Macron es buena y mala noticia para el Reino Unido. Macron representa a la fuerte y unida UE que el gobierno de May afirma querer.
Una victoria de Le Pen, por el contrario, podría ayudar a aliviar el estrecho problema del Brexit, ya que podría no haber una UE que dejar.
En el escenario europeo más amplio, una victoria de Macron se debe ver en el contexto de los reveses de la derecha nacionalista en las recientes elecciones en Austria y los Países Bajos y su declinante fortuna en Alemania, donde el partido populista Alternativa para Alemania está cayendo y muestra niveles de aprobación de un solo dígito en las encuestas de opinión.
Parece cada vez más probable un nuevo mandato para Angela Merkel tras las elecciones alemanas de septiembre. Los partidos nacionalistas han tomado el poder en Polonia y Hungría, pero el núcleo original de la UE está resistiendo la marea nacionalista.
En Bruselas, la perspectiva de una victoria de Macron será acogida como una oportunidad para reiniciar el motor franco-alemán que tradicionalmente ha impulsado la UE. Pero la euforia estaría fuera de lugar.
Cuando se trata de la reforma económica y la integración europea, Macron dice todas las cosas "correctas". Si él puede realmente cumplirlas es otra cosa.
Sacar a Francia de un ciclo de bajo crecimiento, alto desempleo y creciente deuda ha demostrado ser una tarea difícil para una sucesión de presidentes ostensiblemente reformistas, entre ellos Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy e incluso el actual presidente, François Hollande. Hollande fracasó a pesar de nombrar a un joven y dinámico ministro de economía llamado Emmanuel Macron. ¿Qué habrá pasado con él?
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