Intendencia de Montevideo / Agustín Fernández, Valentín Río y Artigas Pessio

Más grande y no tan roquero: lo que dejó el Montevideo Rock

El festival tuvo una propuesta más variada y no tan apegada al género, que mostró distintas facetas de la música local y sumó propuestas de alto nivel del exterior

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19 de noviembre de 2018 a las 10:21

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Se llamó Montevideo Rock, pero, parafraseando a la banda argentina Intoxicados, no fue solo rock and roll. Fue funk, hip hop, folk, metal, pop. Y también hubo rock, por supuesto. Pero si el año pasado el festival fue una demostración más de poder y de nivel de convocatoria para las bandas principales de la escena local, en 2018 el evento sirvió para explorar los límites del género y ofrecer en un solo lugar algunas propuestas consolidadas, otras que vienen creciendo a pasos cada vez más largos y firmes, y otras emergentes. No todo el rock son guitarras distorsionadas, voces roncas y canciones para agitar banderas. 

La segunda edición del "nuevo" Montevideo Rock, y la cuarta en total, siguió construyendo sobre lo edificado en 2017. La incorporación de un tercer escenario expandió el terreno de la Rural del Prado que ocupó, lo que permitió agrandar la oferta con el agregado de tiendas de ropa, accesorios y hasta una barbería. Además, la mayor cantidad de baños y locales donde adquirir comida y bebida facilitó el desplazamiento y evitó las colas que se daban en algunos momentos el año pasado. 

Intendencia de Montevideo / Agustín Fernández, Valentín Río y Artigas Pessio

El único reclamo que puede hacerse en cuanto a la locación es que la distancia entre los escenarios es demasiado corta, y en el momento en el que una banda terminaba un tema, el sonido del escenario principal atropellaba desde el ruedo. Incluso cuando en los dos escenarios más pequeños sonaban canciones, se colaba un rumor desde el más grande. En un momento Mónica Navarro comentó, ante la versión asordinada de La Triple Nelson que se escuchaba junto a los galpones: "Pregunta Irvin (en referencia al baterista Irvin Carballo) quién toca con nosotros".

El festival este año no tuvo la misma efervescencia previa que llegó a agotar entradas el año pasado, pero igualmente reunió a una cifra de espectadores elevada (sobre todo el domingo, el sábado había una mayor cantidad de shows en la ciudad que podían competir con el festival), y sobre los escenarios el nivel fue excelente. Las visitas extranjeras se lucieron y fueron de las más convocantes, con un destaque para Fito Páez. El rosarino, que antes de tocar fue designado Visitante Ilustre de Montevideo, se despachó con un show memorable que fue una catarata de hits enganchados: 22 canciones entre las que se contaron Tu vida, mi vida, El amor después del amor, Circo Beat y Mariposa Tecknicolor

Pero los locales no desentonaron, para nada. El Cuarteto de Nos llevó a unos cuantos niños y adolescentes (más los veteranos que los siguen desde los años 1980), Buenos Muchachos desplegó toda su magia y confirmó que puede tocar tanto en un local pequeño como ante miles y miles de espectadores y mantener el mismo encanto, mientras que La Triple Nelson, Mandrake y los Druidas, Eté & los Problems y Reytoro ofrecieron cada uno dentro de su estilo la potencia, la distorsión y el pogo, como también hizo Ciro y los Persas, que en uno de los shows más extensos del festival hizo saltar, corear y bailar. 

Intendencia de Montevideo / Agustín Fernández, Valentín Río y Artigas Pessio

Y si es por bailar y saltar, es necesario hablar de la gran incorporación de este año al festival: el escenario hip hop, que fue una fiesta y pico, durante ambas jornadas. Presentaciones como las de AFC, Los Buenos Modales, Kung Fu Ombijam y La Teja Pride, sumados al aporte funquero de bandas como Croupier Funk hicieron de ese rincón del festival uno de los más divertidos y potentes. Y demostró que el rap local sigue subiendo su nivel, en esta ocasión con su espacio propio en un festival grande. 

Intendencia de Montevideo / Agustín Fernández, Valentín Río y Artigas Pessio

La suma de todo lo que ocurrió durante el sábado y el domingo demostró que no se necesita que estén siempre La Vela Puerca, No Te Va Gustar o Trotsky Vengarán para que un festival atraiga al público. Son bandas convocantes, y siempre hay que tener llamadores en la grilla. Pero la diversidad, calidad y variedad de la música uruguaya (y la vigencia de los visitantes) se confirmó una vez más en este fin de semana.

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