La importancia del lenguaje en los niños pequeños
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El camino al desarrollo

Más que palabras

La exposición de un niño desde el nacimiento hasta los tres años a un entorno de lenguaje rico es crucial para su desarrollo lingüístico
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21 de febrero de 2014 a las 00:00

Por Florencia López Boo y Daniela Philipp

¿Piensas que es importante cuánto hablan los niños (lenguaje expresivo) o cuántas palabras reconocen cuando las escuchan (lenguaje receptivo)? La literatura muestra que la exposición de un niño entre el nacimiento y los tres años a un entorno de lenguaje rico y diverso es crucial para su desarrollo lingüístico y, por sobre todo, tiene impactos significativos en el largo plazo, como mejores resultados en la escolaridad y el mercado.

Aquí van algunos ejemplos ilustrativos:
Mario tiene tres años y vive con sus padres, hermanos y hermanas en La Paz, Bolivia. Presenta problemas para reconocer palabras que describen formas, colores u objetos simples. Sus padres usualmente le dan órdenes (”¡come esto!”, “¡no toques eso!”), pero se dan poco tiempo para entablar un diálogo con él. Piensan que Mario es todavía muy pequeño para estar expuesto a conversaciones.

En casa de Ana María las cosas son diferentes. En el camino a su guardería en La Paz, su madre le habla del color de las flores que ven en el parque, de si llueve o de si el día está soleado o del número de buses y carros que pasan… cosas simples que le gustan a Ana María. Probablemente por eso ella reconoce rápidamente palabras y se apresura a aprender otras.

Aprendimos acerca de la “catástrofe temprana” (link en inglés) y “la brecha de 30 millones de palabras” en nuestro post “¡Habla conmigo!” y ahora un estudio de seguimiento (artículo en inglés) ha descubierto una brecha de lenguaje tan temprana como de 18 meses. El sorprendente hallazgo de que los niños y niñas de tres años de familias de bajos ingresos han escuchado 30 millones de palabras menos que aquellos de las familias de ingresos altos, parece comenzar a incidir en las políticas de los Estados Unidos. Al respecto, hay un estudio chileno muy interesante que muestra claros gradientes socioeconómicos en las creencias y prácticas sobre el lenguaje. No obstante, el mismo estudio también demuestra que algunas de estas prácticas no siempre guardan relación con los antecedentes educativos, como se ha encontrado que sí lo hacen en los países desarrollados.

Es claro que se requiere de un cambio de comportamiento en los padres y profesores. ¿Qué hace Estados Unidos con respecto a esto? Un reciente artículo del New York Times analiza la propuesta de Obama de ofrecer educación preescolar a todos los niños de 4 años y apoyar el desarrollo lingüístico tan pronto como sea posible (lee otro de nuestros posts sobre este tema). El objetivo es intervenir en una etapa más temprana y no esperar a implementar programas de remediación que a menudo son más costosos y, en su mayoría, llegan demasiado tarde. Esta propuesta enfrenta muchos desafíos. Para realmente obtener impactos en el desarrollo cognitivo infantil, las aulas de pre-kinder requieren de profesores altamente calificados capaces de abordar adecuadamente las necesidades de los niños.

¿Qué sucede con las políticas públicas sobre estos temas en los países de América Latina y el Caribe? En primer lugar, los formuladores de políticas necesitan información para comprender la magnitud de los déficits en el desarrollo lingüístico para intervenir. Por ejemplo, un reciente estudio del BID (en inglés) encuentra diferencias significativas en el desarrollo del lenguaje receptivo por estatus económico en cinco países de América Latina, que revelan la importancia de los programas dirigidos a los niños en situación de pobreza. En segundo lugar, se necesitan intervenciones que incidan en el comportamiento de padres, madres y profesores en relación con el lenguaje. Algunas intervenciones han sido ensayadas en América Latina y el Caribe pero, con excepción de las visitas de hogar, ninguna de ellas ha sido diseñada específicamente a la medida de este tema. Por ultimo, la literatura estima que los efectos de los programas resultan mínimos en relación a la magnitud de las diferencias de lenguaje receptivo encontradas en el mencionado estudio del BID.

Los desafíos parecen mayores para América Latina y el Caribe, pero algo que dicen los educadores y los formuladores de políticas es que las políticas no deberían concentrarse únicamente en las escuelas sino orientarse cada vez más hacia padres y madres como los de Mario. La iniciativa Clinton Demasiado pequeño para fracasar ofrece mucha información sobre la importancia de que los padres les hablen a sus bebés y a sus hijos e hijas, y presenta nuevos hallazgos investigativos sobre el desarrollo infantil y sobre cómo luchar contra la brecha del lenguaje. Muchas cosas buenas están sucediendo en América Latina y el Caribe en materia de programas y servicios de desarrollo infantil. ¿Qué otras ideas se te ocurren para fomentar el desarrollo lingüístico desde el los primeros años de vida? Compártalas en la sección de comentarios o por Twitter usando #PrimeraPalabraBID

Este post fue publicado en el blog Primeros Pasos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

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