Maureen Franco fue de los últimos jugadores de Fénix en retirarse el lunes del Estadio Centenario donde el plantel albivioleta se sometió a los tests de covid-19 para poder retomar el próximo lunes los entrenamientos. "Me molestó en la fosa izquierda, tengo el caballete fracturado en la Libertadores de 2011 que jugué con Liverpool (ante Gremio). Varios salimos llorando. Pero era necesario para iniciar lo previo al inicio del entrenamiento", dijo a Referí.
El delantero de 36 años, clave en la clasificación a la segunda ronda de la Copa Sudamericana con su gol en la altura ante El Nacional de Quito, contó que aprovechó la pandemia para ir terminando su casa en el balneario de Cuchilla Alta. Cada fin de semana viajaba con su hermano para ir terminando detalles: "Trabajamos asadito de por medio y con mucha pesca. Mi idea es que cuando termine el fútbol me voy a vivir ahí. Por ahora, solo voy los fines de semana".
Su rutina no cambió cuando se liberaron las actividades al aire libre: "Seguí entrenando en casa, tengo una cinta y hago una hora a diario para no perder mucho estado físico porque después cuesta".
Para Franco el tramo más duro de la pandemia no estuvo en la incertidumbre del retorno ni en entrenar en casa: "Lo más jodido pasó por lo económico. Es sabido que tenemos varios meses adeudados. A algunos les pagaron febrero y a otros marzo. Tratamos de solucionar entre nosotros las situaciones más críticas de los compañeros y creo que eso nos fortaleció como grupo".
"Es algo que cansa, pero si no te gusta el fútbol hay cosas que no las aguantás. Yo voy a seguir hasta que el cuerpo diga que no puede más, son cosas que estás predispuesto a que sucedan. Salvo Nacional, Peñarol, Defensor Sporting, City Torque o algún otro cuadro que está al día casi todos los demás tienen deudas; es moneda corriente en el fútbol uruguayo", agregó.
"Cerro no me debe, siempre me terminó pagando todo. Sí tuve que reclamar, pero nunca me quedó debiendo", aclaró Franco dado que el albiceleste era el equipo más acuciado por las deudas antes del arranque del Uruguayo 2020 y el zurdo delantero había jugado el último semestre de 2019 en el equipo de la Villa.
Sobre el momento de Fénix, que el coronavirus cortó en el arranque de la temporada, reflexionó: "Veníamos bien. En lo internacional pasamos de fase siendo superiores. Cuando empezamos a agarrar rodaje en el torneo local se cortó todo. Ahora arranca todo de cero y va a ser otro campeonato".
"El librito de Juan Ramón es lo que se ve en la cancha los fines de semana: mucho trabajo táctico, la pelota al pie del compañero, mucho entrenamiento. Todo juego termina en los dos de afuera o en el 9. Habíamos empezado a agarrar un rodaje lindo con la llegada de Agustín (Canobbio) y el Rusito (Bryan Olivera) jugando más adentro, con (Manuel) Ugarte y (Andrés) Schettino en el medio, pero nos cortó el virus".
"Al fútbol no te olvidás nunca de jugar y lo físico lo recuperás en tres semanas. Cuando pasan los años te cuesta menos agarrar ritmo, te soltás más rápido y podés sacar esa ventaja", dijo sin ponerle drama al tiempo que pasó sin poder jugar ni entrenar a la par de sus compañeros.
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